(Por Carlos Espinosa).- Ocurrió hace 50 años, el 20 de octubre de 1973. En aquella jornada Viedma logró su definitiva condición de Capital de la Provincia de Río Negro. Ese día se le puso punto final a casi 16 años de indefinición en torno al tema de la sede oficial de las autoridades rionegrinas, y quedaba resuelta la cuestión pendiente en el artículo cuarto de la Constitución provincial de 1957.
Un diputado que era hijo y vecino de Viedma, un justicialista histórico cuya adhesión al movimiento liderado por el general Juan Domingo Perón no admitía cuestionamientos, fue uno de los protagonistas de la fecha que hoy estamos evocando. Se llamaba Dante Alighieri Scatena, lo llamaban popularmente el “Negro” Scatena.
Cuentan sus allegados que el “Negro” estudió a conciencia el extenso discurso que le habían preparado para la sesión especial, salía a caminar por el Costanera (cerca de su casa, sobre la calle 7 de Marzo, por entonces una zona selvática) y llevaba el texto bajo el brazo, se detenía debajo de los sauces y ensayaba el tono adecuado para cada párrafo. Sabía que se vivían momentos excepcionales, asumía la difícil responsabilidad de ser el miembro informante de su bancada. El proyecto de ley que declaraba a Viedma como Capital de Río Negro tenía dictamen unánime de la correspondiente comisión técnica legislativa (creada por ley 826) del día 23 de agosto de ese mismo 1973. Era un año signado por acontecimientos de enorme trascendencia: la recuperación del voto popular, el retorno definitivo de Perón al país (en el marco de los infaustos hechos del 20 de junio, en Ezeiza) y la reinstauración de un gobierno peronista.
Debe citarse además, como para hacer más comprensiva la historicidad de aquellos días, que apenas una semana antes, en Buenos Aires, el propio Perón había jurado el cargo de Presidente de la Nación Argentina, iniciando su tercer mandato por voluntad aplastante de las urnas.
Más aún, la Legislatura había pospuesto hasta el sábado 20 de octubre la sesión especial pertinente, de común acuerdo con el gobernador Mario José Franco (sobre cuya decisión al respecto echaremos un párrafo más adelante) y con la esperanza de que el presidente Perón viajara a Viedma para participar del acto. El jefe de Estado había sido invitado, para los días inmediatos anteriores, a un curioso encuentro de “ex combatientes alpinos” en San Carlos de Bariloche, se especulaba que podría asistir y, una vez terminada esa ceremonia, se hiciese una escapada a la capital provincial.
Ninguna de esas previsiones se concretó (es decir que Perón no salió de la Capital Federal) pero en cambio, en atención especial hacia el gobernador Franco y por intercesión de su sobrino Antonio, radicado en Viedma y funcionario del Ejecutivo provincial, mandó una cinta grabada con un mensaje que fue propalado por los parlantes. Lamentablemente esa cinta despareció del archivo de la Legislatura, cuando se produjo la irrupción de la dictadura cívico militar en marzo de 1974. Un ex legislador, ya fallecido, le confió a este cronista que “la guardó un compañero, con la finalidad de protegerla y custodiarla, pero después de transcurridos muchos años ya no se acordaba en donde estaba”.
En el Centro Cultural
El acto transcurrió en la sala del Centro Cultural, convertida en recinto transitorio de la Legislatura porque todavía no se habían concluido los importantes trabajos de refacción del ex teatro Argentino, de la calle San Martín, actual sede parlamentaria.
La sala mayor todavía no tenía butacas; en el semicírculo anterior al escenario se había instalado el estrado de la presidencia del cuerpo y más adelante, entre los primeros escalones de cemento, estaban ubicados los escritorios de los diputados y sus bancas. Por detrás de una barandilla de madera estaba el espacio para el público y aquel día no quedaba ni un solo lugar disponible.
La empresa de televisión por cable, Televiedma canal 2, llevó sus cámaras para grabar allí en video todo cuanto ocurriese y LU 15 radio Viedma, única emisora de la comarca, realizó la transmisión en directo, con conexión con las otras radios de la provincia: LU 16 de Villa Regina, LU 18 de General Roca, y LU 19 de Cipolletti. El conductor de esa transmisión especial fue Omar Nelson Livigni, director de este portal informativo.
La sesión fue abierta por el presidente de la Legislatura, Ramón Pedro Fernández, invitando a los diputados Dante Scatena y Olga Riveira de Ayala (única mujer en aquella Legislatura) al izamiento de la bandera, tras lo cual todos los presentes entonaron las estrofas del Himno Nacional Argentino. Enseguida el secretario del cuerpo, Enrique Delavaut, leyó telegramas de salutación recibidos. Entre el público se destacaban las presencias del titular de la Cámara de Diputados de la Nación, Salvador Bussaca, del ex presidente provisional de la Nación, José María Guido y del ex gobernador del Territorio Nacional Miguel Montenegro.
Delavaut leyó después el referido dictamen de la comisión técnica, y los dos únicos artículos del proyecto de ley que se ponía a consideración. “Declárase Capital de la Provincia de Río Negro a la ciudad de Viedma”, señalaba el artículo primero; y el segundo agregaba: “dicha ciudad será sede del Gobierno de la Provincia sin perjuicio de la descentralización administrativa que se promueva de acuerdo al artículo 4º de la Constitución Provincial”.
Habló Scatena
Le correspondía hablar, entonces, al diputado Dante Scatena. En ese momento tan anhelado comenzó diciendo: “señor presidente, señores legisladores, expresados ya los motivos que fundamentaron el dictamen y tal cual lo prevé el texto leído seguidamente procuraré ampliarlo, dada la importancia del acto legislativo que estamos produciendo”.
Esa intervención, que puede consultarse completa en el diario de sesiones número 22 del año 1973, contiene un detalle extenso de los antecedentes históricos de lo que para este cronista puede denominarse “el Destino Capital de Viedma”.
En uno de sus párrafos sustantivos dijo el “Negro” Scatena, con notoria emoción en su voz: “me ha tocado a mí, hijo de Viedma, ser el autor de esta iniciativa, pero debo reconocer que habían coincidencias al respecto ya en los programas electorales de los partidos políticos que representan los señores diputados”.
“Asimismo el señor Gobernador de la provincia, compañero Mario José Franco, consecuente con el mandato del Movimiento Justicialista de Río Negro, había ya prometido, desde la tribuna partidaria, siendo candidato, que su gobierno proclamaría a Viedma como capital definitiva de la provincia de Río Negro” agregó, con justo reconocimiento por el titular del Ejecutivo, presente también en el acto.
Otros oradores
Le siguieron en el uso de la palabra, todos en coincidencia con la declaración de Viedma Capital. Ellos fueron los peronistas Amadeo Wucusich, Justo Estelo Ramírez y Julio Nazareno Fabiani; los radicales Antonio Garrido y Hugo Ramasco; y los representantes del Partido Provincial Rionegrino Edgar Echaren y Rodolfo Ducas.
De la alocución de Echarren, otro viedmense, hijo de un ex intendente justicialista, destacado hombre de leyes que más tarde formaría parte del Superior Tribunal de Justicia, en el gobierno constitucional que asumió en 1983, es interesante extraer el siguiente párrafo.
Después de historiar una serie de episodios ocurridos desde 1884 (con la creación de la primitiva Gobernación de la Patagonia) sostuvo que “sobrevivimos y ganamos el derecho a la civilización y el indio llegó a ser nuestro hermano, y las banderas ganadas al invasor son nuestro emocionante trofeo. Casi dos siglos hicieron falta para que llegáramos a la categoría de provincia y comparativamente muy pocos años para que las coincidencias rionegrinas fueran suficientes para que esta reunión que celebramos se concretara”.
La voz de Perón
Terminados los discursos y tras la aprobación unánime se escuchó por los altoparlantes la palabra grabada del presidente de la Nación, general Juan Domingo Perón. En el diario de sesiones está transcriptas las palabras de Perón, que le decía a los viedmenses: “es placentero que un gobierno peronista presida tan magno acontecimiento como lo fue también que nuestro gobierno provincializara esa antigua gobernación. Si al avance institucional establecido por una ley de la Nación le sigue el avance de los dignos hijos de esa tierra, que sabrán imponer con su trabajo y su decisión, yo me sentiré profundamente feliz y compensado en el esfuerzo que siempre he puesto por una Patagonia próspera y feliz, porque jamás olvido que los primeros años de mi vida los pasé en esa tierra privilegiada”.
Un cerrado aplauso se escuchó después del mensaje presidencial.
En el final de la sesión el gobernador provincial Mario José Franco firmó allí mismo el decreto que promulgaba bajo el número 852 la ley de Viedma Capital, con el refrendo de todos los ministros. Entre ellos, en aquella jornada memorable, dos viedmenses: Jorge Frías en la cartera de Gobierno y Omar Lehner, en la de Economía.
A las 12 y 55 del sábado 20 de octubre de 1973 culminaba aquella sesión de coincidencias y reparación justiciera para la antigua Capital Histórica de la Patagonia.
Hubo algarabía por doquier, esa tarde se descubrió un monolito recordatorio en la plaza Alsina y se coronó la jornada con un desfile por calles céntricas y avenida Costanera.
La flamante ley estaba legitimada por los representantes electos del pueblo sin ninguna discriminación, (lo que sí había ocurrido en la Convención de 1957, con el peronismo proscripto) y un gobierno constitucional con peno impulso ponía las cosas en su lugar.
La foto del gobernador Franco y el diputado Scatena estrechándose en el abrazo con la gente de Viedma fue el símbolo de una realidad nueva, la concordia entre el poder político y los habitantes de la ciudad capital.
Aquel 20 de octubre de 1973 empezaba una nueva historia para Viedma, ya definida su total condición capital, con la construcción de edificios públicos, en la afirmación necesaria del rol de sede principal de los tres poderes del Estado.
Una fuerte evocación
En el 2000 el parlamento rionegrino votó, a instancias del entonces diputado provincial Fernando Chironi (UCR) una ley que disponía realizar, en esta época del año, la Fiesta de Viedma Capital, con eje en la recordación de aquel importante hecho político de 1973. Esta celebración institucional , que alcanzó ribetes espectaculares en el año 2013 al conmemorarse el 40 aniversario de la ley de Viedma Capital, parece actualmente olvidada por autoridades municipales y provinciales.
Pero volvamos al año 2000. En esa ocasión, siendo Gustavo Costanzo el intendente viedmense, cuando se convocó, en la sala Alcides Biagetti del Centro Municipal de Cultura, un encuentro titulado “Viedma del 73 al 2000”., que contó con la presencia del ex legislador José Juan Sánchez, que ocupara una banca por el Partido Provincial Rionegrino en ese histórico día; la señora Ada Scatena, esposa del diputado Dante Scatena, quien desde el PJ fue el promotor parlamentario de dicha ley de capitalidad; y el ex secretario legislativo Enrique Delavaut. Ellos tres habían sido, desde distintos ángulos, protagonistas del 20 de octubre de 1973.
Franco estaba convencido
Pedro Pessatti, por entonces presidente del Concejo Deliberante viedmense, hoy intendente saliente de la capital y futuro vicegobernador por segunda vez, fue el primero de los oradores convocados en el panel. Sostuvo que “en el año 1973, cuando el gobierno constitucional se hizo cargo de la provincia, ya había compromisos previos en las plataformas electorales de los partidos sobre la definición del tema de la Capital. El gobernador Mario Franco estaba convencido de que se debía tomar esa decisión, pero también reconocía las dificultades para su implementación por las presiones que seguían existiendo desde el Alto Valle.
Pero aquí aparece en escena el legislador viedmense Dante Scatena que le reclama a Franco que se cumpla con la promesa electoral por intermedio del ministro de Gobierno, Jorge Frías; aunque el gobierno prefería esperar, realizar algunos sondeos y también aguardaba que el presidente Juan Domingo Perón asumiera la tercera presidencia de la Nación. En efecto Perón asumió el 12 de octubre y ocho días más tarde se sancionó y promulga la ley de Viedma Capital, con la Legislatura sesionando en el Centro Cultural.
El gobierno de Franco era cauto frente a este tema porque nadie quería que la provincia se incendiara en un clima de revuelta y polémica; pero Scatena le dijo al gobernador ‘mirá Mario yo me hago cargo de este asunto’, y finalmente Franco le dio vía libre verde y contó, enseguida, con el respaldo del propio presidente Perón que no pudo viajar a Viedma ese día pero mandó un discurso grabado”.
“La ley se aprobó por unanimidad, porque los rionegrinos entendieron que Viedma era la capital de todos; y ese punto es aún hoy el desafío que los viedmenses tenemos que asumir y concretar”.
Razones muy antiguas
José “Pepe” Sánchez participó del intercambio de ideas. “En aquel momento hacía poco tiempo que me había radicado en Viedma; pero estaba por cierto en conocimiento del clima previo de debate sobre la cuestión de la Capital. La lucha había empezado un buen tiempo antes, cuando los viedmenses se dieron cuenta que necesitaban sumar el apoyo de sus vecinos y en ese sentido yo recuerdo claramente las caravanas que se hacían en San Antonio Oeste de apoyo a Viedma Capital, en 1957” comenzó diciendo.
Agregó que “en aquella convención constituyente de 1957 fue destacado el rol del convencional Manuel Salgado, que en sus participaciones en el debate puso con claridad un punto de vista de reconocimiento a los antecedentes históricos de Viedma para su condición de Capital”.
“Creo personalmente, sostuvo Sánchez, que en los orígenes mismos de la fundación de Viedma como asentamiento de la corona española en las costas patagónicas se pueden rastrear las razones muy antiguas pero apropiadas para entender y justificar por qué le corresponde ser Capital de la provincia, tengamos en cuenta precisamente que el Fuerte del Río Negro fue fundado por un agricultor y no por un guerrero, creando las condiciones para su desarrollo agropecuario”
“La sustentación de las cosas es la consecuencia de la suma de una cantidad de circunstancias, por eso para la votación unánime de aquel 20 de octubre de 1973 no fue necesario convencer a nadie, todos estábamos absolutamente convencidos de la realidad del momento” ratificó.
Una cuestión madura
Otra de las intervenciones, en el acto de aquel 20 de octubre de 2000, fue la del historiador Héctor Rey, con evocaciones acerca del pasado y también una advertencia sobre el futuro. En ese sentido reflexionó que “en el año 1973 la cuestión de la integración provincial estaba suficientemente madura como para la ley de Viedma Capital saliera sin ningún tipo de problemas y fuese aceptada por las otras ciudades de la provincia”.
“La cuestión de la legitimidad, que es un concepto diferente al de la legalidad, no está todavía terminada para Viedma, porque todavía nos falta la jerarquización de la actividad administrativa, sentirnos orgullosos de ser la Capital de Viedma por el servicio que implica serlo y la responsabilidad que significa gobernar, desde aquí, para un conjunto de muchos miles de personas. La cuestión es ser eficientes en la gestión, ser razonables, lograr que en Viedma estemos orgullosos de tener una carrera administrativa, como servidores del Estado. Pienso que hasta que no llegue ese momento la legitimidad de Viedma como capital será siempre cuestionada de alguna manera y desde algún rincón de la provincia”.
Dos fanáticos de Viedma
El recordado periodista Gabriel “Galo” Martínez también participó de la charla. Comenzó advirtiendo que “hay que tener la memoria fresca y no olvidar en el repaso que habían transcurrido casi 16 años desde la Convención Constituyente de 1957 hasta la sanción de la ley de Viedma Capital en 1973. Llegó el 73 y con la decisión firme por parte del Ejecutivo provincial se decidió institucionalizar la cuestión de Viedma Capital; pero yo quiero personificar en dos nativos, dos fanáticos incurables de nuestra ciudad, lo mucho de lo que se hizo para la aprobación de la ley. Uno de ellos era el intendente Angel “Palito” Arias y el otro, ya mencionado aquí, el Negro Scatena. No quiero imaginarme lo que habrán sido para Franco aquellos meses entre mayo y octubre de 1973, con el pedido permanente e insistente del Negro Scatena para que sacara adelante la ley de Viedma Capital”
Subrayó Galo que “desde siempre, desde que lo conocí, Scatena fue un luchador inclaudicable por Viedma Capital y como era amigo de todos los otros legisladores, de todas las bancadas, con pasión y vehemencia, pero también con respeto obtuvo la seguridad del voto positivo de todos los integrantes de la Legislatura”.
Otras voces
Graciela Campano, quien fuera convencional constituyente para la reforma en 1988, coincidió en la necesidad de que “Viedma tiene que ser una capital querida por todos los rionegrinos” y basó su apreciación “en la exigencia de que Viedma aspire a ser una capital provincial de excelencia”. Nilo Fulvi, historiador, ex ministro de Educación del gobierno de Franco y ex presidente del Concejo Deliberante, recordó que “hay una Viedma anterior al proyecto de traslado de la capital y otro posterior, en todo sentido, en lo bueno y en lo malo. Me parece que el intento de traslado trajo un enorme impacto en crecimiento poblacional y en cuanto al conocimiento de Viedma hacia fuera de la región, empezamos a aparecer en los medios nacionales a partir de ese proyecto. Fue un hecho que a todos nos impactó, con mayor o menor medida de aceptación. Porque antes de aquel anuncio del ex presidente Raúl Alfonsín Viedma era sólo la capital de la provincia de Río Negro sin mayores aspiraciones de ser otra cosa.”
Fernando Chironi, ex intendente de Viedma y legislador en el lapso 1999-2003 opinó que “debe rescatarse la figura de Edgardo Castello, el primer gobernador electo, porque pienso que la madurez y el consenso que se logran en 1973 (en torno a la cuestión de Viedma Capital) son consecuencia de que estaba en marcha un proyecto de gobierno que era el de la provincia integrada con énfasis en el desarrollo del Este y la búsqueda de un desarrollo integral, que fue madurando la capitalidad definitiva, como un fenómeno de aprehensión colectiva de la idea de que Viedma debía ser la capital definitiva de Río Negro”
Otro ex intendente, Eduardo Rosso, diputado provincial en la etapa 1999-2003, trajo a colación que “durante la Convención de 1988 hubo un momento de tensión, cuando se defendió a Viedma ante la decisión de una mayoría de sus componentes de mudar la sede de sus deliberaciones a San Carlos de Bariloche. Muchos veíamos en esa decisión una descalificación de Viedma en su condición Capital. Y fue el intendente municipal de ese momento, Aldo Martínez, quien decidió iniciar una acción judicial en representación del pueblo de Viedma, en una medida inédita en la jurisprudencia, porque era la primera vez que se utilizaba el recurso en defensa de los intereses de la comunidad. Se logró un fallo favorable, una resolución histórica del cuerpo integrado en ese momento por los jueces Alberto Cortés, Edgar Echarren y Nelson Pearson. Con el voto de los dos primeros, que hicieron lugar a la demanda, finalmente se obligó a la Convención Constituyente que regresara a Viedma.”
La emoción de Delavaut
Enrique Delavaut, profesor de Ciencias de la Educación y taquígrafo, recordó que había llegado a Viedma en 1958, para integrarse al cuerpo de taquígrafos parlamentarios y “después que vi el río Negro, que me hizo acordar a mi Paraná, allá en mi provincia natal de Entre Ríos, decidí que de aquí no me iba más”. Luego, con emoción, leyó el diario de sesiones del 20 de octubre de 1973, cuando le tocó precisamente la lectura del proyecto que estaba en tratamiento. Aquella iniciativa que tuvo como miembro informante del oficialismo al legislador Dante Alighieri Scatena y convirtió a Viedma en Capital Definitiva de Río Negro. La recordación sigue siendo necesaria, como puntal de rescate de nuestra identidad.