Tras la reciente victoria electoral de Javier Milei, los supermercados en Argentina han comenzado a experimentar una ola de incertidumbre económica, evidenciada por la recepción de listas con aumentos significativos en productos de consumo masivo. Estos aumentos varían entre el 9% y el 45%, afectando principalmente a productos como alimentos secos, gaseosas, y artículos de limpieza e higiene personal.
La situación se agrava ante la posible discontinuidad del programa gubernamental «Precios Justos», que mantiene un tope de incremento del 5% mensual en precios y que está vigente hasta el 31 de diciembre. Este programa ha sido un pilar en la estabilización de precios, especialmente para los consumidores de menores ingresos. Sin embargo, la derrota del ministro de Economía y candidato oficialista, Sergio Massa, ha generado dudas sobre su continuidad.
Ante esta coyuntura, la Secretaría de Comercio, liderada por Matías Tombolini, inició reuniones con supermercados y empresas productoras para buscar una transición ordenada y evitar un impacto directo en la inflación y en los bolsillos de los consumidores. Las empresas, por su parte, argumentan que mantener los precios según la pauta oficial es insostenible debido a los aumentos en sus costos y la inflación.
En un intento de mitigar el impacto, el Gobierno solicitó a los supermercados que no avalen estos aumentos, autorizando en su lugar incrementos de hasta 12% en productos generales y 5% en categorías básicas, con posibilidad de un ajuste adicional del 8% en los primeros días de diciembre. Esta medida busca garantizar una transición ordenada hasta el cambio de gobierno, sin permitir incrementos desmedidos mientras dure la gestión actual.
Las empresas productoras y comercializadoras se encuentran en medio de atrasos de precios y la expectativa de un escenario libre de controles con el nuevo gobierno. Esto ha llevado a un escenario de negociaciones individuales y tensiones entre proveedores y cadenas de supermercados.
Por otro lado, las diferencias en precios entre las grandes superficies y los comercios de cercanía son notables, llegando en algunos casos a diferencias del 30%. Además, se observa un crecimiento en las ventas de las cadenas de supermercados, impulsado precisamente por la brecha de precios y el stockeo previo a las elecciones.
El desafío principal en estas horas, es equilibrar la necesidad de las empresas con la protección del poder adquisitivo de los consumidores.