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Celebrar la amistad con una buena minga

Sergio Sarachu
Por Sergio Sarachu
Una jornada especial la de este 20 de julio, propicia para fomentar y consolidar las acciones de confraternidad y amistad tras un objetivo común.

“Siembra y cosecha de todos” dice el poeta y músico Jorge Marziali cuando habla de este histórico lazo de hermandad, trabajo y relaciones sociales.

Llega el Día de la Amistad y es casi un empujón a valorar esos lazos fraternos que nos unen durante parte o toda la vida, con aquellas personas con quienes compartimos ideales, momentos importantes, generosidad mutua. Sin detenernos a analizar por qué se celebra o las motivaciones comerciales que puede tener, esta jornada del 20 de julio es también propicia para valorar y reconocer esas hermandades que mujeres y hombres de todo el mundo sostienen como las más importantes de una vida.

Pero, por qué proponemos celebrar este día con una “minga”. En principio porque es uno de los símbolos de hermandad comunitaria que viene de los pueblos más antiguos, donde ese lazo de confraternidad se manifiesta en un objetivo común, más allá de los individuales o propios.

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Minga, que viene del quechua “minka” es una de las expresiones más americanas que mostramos al mundo. Nació aquí, en nuestro  continente y aún hoy se practica en nuestros campos cordilleranos de Neuquén y Mendoza, por nombrar algunos lugares cercanos.

En el centro y norte cordillerano neuquino, es muy común que la amistad y confraternidad entre vecinos y parientes se exprese en un trabajo conjunto en las llamadas “señaladas”, por ejemplo. Hemos visto cómo, desde los puestos cercanos, se acercan en esa primera quincena de diciembre al lugar donde una familia criancera va a hacer la tradición de contar y marcar el aumento de la hacienda (caprina u ovina), en lo que también se denomina la “cosecha” de animales en el año.

Ese trabajo conjunto durante un fin de semana largo, de ayuda y compañerismo es la síntesis actual de una minga. También en esos lugares se suele confluir en una minga para la cosecha de cereales o frutos.

Otro tanto sucede en estos días de invierno con las tradicionales “carneadas”, esas faenas de cerdo (y en algunos casos vacunos o potros) para la realización de embutidos, jamones, bondiolas y otros alimentos, que serán consumidos durante el año. A estos eventos también concurren amigos, vecinos y parientes para la tarea.

En las ciudades de nuestra Patagonia, se suele llamar también “minga” al trabajo comunitario para la construcción (generalmente el “llenado” de una losa o techo de cemento). Como el trabajo puede requerir de más de una jornada, la “minga” también es acompañada (como en las “señaladas”) de comida, postres y entretenimientos para todos los integrantes de la familia que participa del encuentro.

El poeta y músico Jorge Marziali, dedicó una bella canción a esta muestra de confraternidad y amistad y dice en las estrofas de “Domingo de minga”: Dulce mate de alba/ despierta el día/ y en los valles los hombres/ van a la minga./ Vocecitas y risas/ llenan el campo/ donde han puesto semillas/ como jugando./ Este domingo es de minga/ el sol ha abierto los ojos,/ qué lindo se ha puesto el campo/ como si no fuera de otro./ La vida puede ser minga/ y los campos uno solo/ la vida puede ser minga/ siembra y cosecha de todos./  Ella deja los niños/  él los caballos/ bajo el molle que tanto/ los ha esperado./ Y en las noches la brisa/ les roba un canto./ No son dos, son un pueblo/ Que está cantando.”

Entre los análisis realizados sobre el contenido de la “minga”, se resaltan los valores y sentimientos que se destacan tanta en la organización, como así en la ejecución:

Solidaridad: ya que los concurrentes lo hacen ante la necesidad de ayuda al otro.

Compañerismo: porque ante las dificultades que pueden generarse al realizar la tarea, todos comparten trabajo y esfuerzo para culminar en tiempo y forma.

Trabajo en equipo: la minga destierra el individualismo y recrea el trabajo en equipo, que muchas veces de no ser de esta forma sería imposible realizarla.

El hecho de compartir: en estas tareas suele haber una mesa común en la cual todos los asistentes comparten los alimentos y la bebida.

Sentido de colaboración: ya que el trabajo se reparte en diferentes frentes y aquellos que no puedan hacer esfuerzos se les asignará tareas complementarias, como repartir bebidas refrescantes a los demás.

Satisfacción por el bien común: esto se da porque muchas veces el trabajo realizado favorece a todos en su conjunto elevando la calidad de vida de quienes participan.

Estos y otros valores se destacan en las llamadas “mingas” que han traspasado los años, las generaciones y las culturas para sintetizar ese lazo de fraternidad y puesta del objetivo común por sobre el individual.

Por eso proponemos hoy, además de todos los encuentros, saludos y festejos, que la amistad también se muestra en hechos de este tipo, al menos en el conocimiento de una práctica muy popular que resiste los embates de todo tipo.

Por un buen Día de la Amistad, por buenas mingas.

ATE
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Periodista y escritor (autor de las novelas "Arde La Colmena" y "Un hijo de tres madres", además de varios libros de poesía. Neuquén. Editor.
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