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¿Cómo será encontrar a su verdadera familia a los 47 años?

Sergio Sarachu
Por Sergio Sarachu
La ilustración del rionegrino Chelo Candia y la conferencia de prensa dada al mediodía con el anuncio de la restitución de identidad del Nieto 133.

Y ¿cómo será para un padre que pasó los 70 años, encontrar a ese hijo que estaba en el vientre de su madre cuando fue desaparecida?

Hoy fue anunciado el encuentro con la verdad biológica del Nieto 133 por parte de Abuelas de Plaza de Mayo. Recorrió todas las instancias judiciales y científicas hasta dar con sus orígenes.

En la Argentina hay unas tres millones de personas que buscan sus orígenes biológicos. En su gran mayoría son hijos e hijas que buscan a sus familiares, aunque también hay casos de madres y padres que buscan a sus hijos. La organización de mayor renombre social es la de Abuelas de Plaza de Mayo que se centra en quienes nacieron en el período de la última dictadura militar (1976 a 1983) y para ello conformaron el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y luego las instancias de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el terrorismo de Estado (Uficante).

Muchas de las tres millones de personas se han acercado a Abuelas como una parte sustancial para el cotejo de ADN en ese banco genético, con resultados negativos. No obstante, han recibido el acompañamiento directo o indirecto en esa búsqueda de los orígenes biológicos.

Quienes nacieron antes de ese rango o luego de la dictadura comenzaron con organizaciones de diferente tipo hace unos 30 años, aunque en aquellos años la mayoría de las búsquedas fueron individuales, hurgando entre los archivos de hospitales, registros civiles o cementerios. En algunos casos, rompieron el cerco de silencio familiar que siempre es una cortina de acero cuando las dudas sobre la identidad biológica son más fuertes en esas personas. En la infancia, en la adolescencia o la adultez, la necesidad de verdad siempre aflora la piel y es un motor que identifica a quienes no tienen la verdad sobre su origen biológico.

A cualquier edad de la vida, llegar a esa restitución de identidad es un sacudón que no destruye sino que inyecta una nueva sangre que se puede sumar o no en el afecto a quienes hasta ese momento fueron el núcleo familiar.

El nieto 133, a los 47

El comienzo de la restitución de identidad del nieto 133 comenzó hace casi cinco años cuando, como tantos otros, sospechó de sus orígenes y se acercó a Abuelas de Plaza de Mayo.

Según se supo, su apropiador siempre aseguró haber sido su padre biológico. Pero él siguió abriéndose camino hacia la verdad. Luego de Abuelas, siguió todos los pasos del proceso en la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi), el Banco Nacional de Datos Genéticos (BNDG) y la Unidad Especializada para Casos de Apropiación de Niños durante el terrorismo de Estado (Uficante).

La noticia de que era hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho le fue comunicada hace dos días atrás, el 26 de julio último. Inmediatamente quiso tomar contacto con su familia y se comunicó con su hermano Miguel, el “Tano”.

 “Es uno de los momentos más luminosos de nuestra vida, lo esperé tanto que me cuesta creerlo. Mi primer pensamiento fue y va a ser para mi mamá y mi abuela, que siguen viviendo en mí”, dijo el «Tano» durante la conferencia encabezada por Estela de Carlotto y el secretario de Derechos Humanos, Horacio Pietragalla.

Y añadió: «No tengo dudas de que vamos a estar juntos el resto de nuestras vidas. Nos buscamos, nos quisimos encontrar y el abrazo que nos dimos es para siempre».

Miguel informó que su hermano tiene dos hijos, deslizó que se parece mucho a él y prefirió no dar más información hasta tanto se asiente todo el proceso que implica una restitución de identidad. Pero celebró que ambos comparten la misma pasión futbolera: «Es bostero, como yo».

Su padre, Julio, añadió que su hijo parece tener “un carácter firme y fuerte, más que el mío”. Comentó que habló con él y que le manifestó el deseo de conocer a su familia biológica.

“Estaba sorprendido de la magnitud de lo que encontró”, bromeó Miguel en alusión a la amplísima cantidad de integrantes que tiene la familia Santucho. “Tengo la sensación de haber encontrado un ser luminoso, especial”, con el que “nos buscamos y nos quisimos encontrar”, concluyó.

El Nieto 133 es hijo de Cristina Navajas y Julio Santucho, su abuela fue Nélida Navajas, ex secretaria de Abuelas de Plaza de Mayo y quien falleció en 2012, y hermano de Miguel “Tano” Santucho, también miembro de la organización de derechos humanos.

Tras los resultados científicos, fue anoticiado de su identidad el 26 de julio pasado por la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (Conadi) y ya se reunió con su padre y sus hermanos, Miguel y Camilo. Según la reconstrucción de su historia, aún no había nacido cuando su madre fue desaparecida el 13 de julio de 1976 por una patota del Ejército conducido por el gobierno militar de facto.

Su madre y su padre

Cristina Navajas nació en 1949 en la Ciudad de Buenos Aires. Tenía 26 años al momento de su secuestro, era maestra y estudiante de sociología en la Universidad Católica Argentina (UCA).

En esa universidad se conoció con Julio Santucho, séptimo hijo de una familia de diez hermanos y cuyo miembro más reconocido fue Mario Roberto Santucho, un dirigente clave del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) y del Ejército Revolucionario del Pueblo (ERP).

Julio, quien estuvo en la conferencia donde se presentó la restitución de identidad, había sido pupilo de un colegio católico y luego seminarista para ser sacerdote. Pero cuando conoció a Julia abandonó esa vocación.

La pareja, que militaba en el PRT, tuvo dos hijos, que estuvieron presentes en el momento en que su madre fue secuestrada de la casa de su cuñada, Manuela, en la calle Warnes 735, donde se encontraba de casualidad junto a otra compañera de la organización, Alicia Raquel D´Ambra.

Julio se encontraba en Italia y allí se enteró del secuestro de Cristina pero aún no de su embarazo. Se supo que ella esperaba un nuevo hijo poco tiempo después, cuando su madre Nélida encontró una carta que ella había preparado para Julio anoticiándolo de un retraso y sus sospechas de estar embarazada.

Cristina fue secuestrada y llevada Coordinación Federal y luego al centro clandestino de detención Automotores Orletti. Allí fue torturada junto con sus compañeras. Sus captores la trasladaron luego a Protobanco y estuvo allí hasta diciembre de 1976.

Sus compañeras de cautiverio contaron que durante su secuestro ella se identificó ante los represores con la determinación de dejar clara cuál era su condición y su voluntad de tener a su hijo: “Soy Cristina Navajas, militante del PRT y estoy embarazada”.

Más tarde fue llevada al Pozo de Banfield. Mientras tanto, su madre, Nélida comenzó su incansable búsqueda. Llegó hasta Italia, donde estaba Julio e inició con él una serie de denuncias sobre lo que ocurría en la Argentina.

Julio había querido volver al país cuando se enteró de que Cristina había sido secuestrada pero, según contó, las autoridades del partido se lo impidieron. “Otro Santucho más no vamos a perder”, le dijeron. Por esos días, su familia ya había sido diezmada por la represión de Estado.

Entre secuestrados, asesinados y desaparecidos, los Santucho perdieron a casi una veintena de sus familiares. Cuando Julio por fin pudo reencontrarse con sus hijos en Europa, porque fueron llevados por miembros de la organización, él les dijo que su madre “había sido llevada por los militares”.

“Ellos pensaban que ella los había abandonado. Yo preferí decirles que habían perdido a su mamá por culpa de los militares”, narró y afirmó que luego de ello comenzó con Nélida la búsqueda de Cristina y el hijo que estaba en su vientre.

ATE
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Periodista y escritor (autor de las novelas "Arde La Colmena" y "Un hijo de tres madres", además de varios libros de poesía. Neuquén. Editor.
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