Se cumplen este mes 121 años desde el asentamiento en Chubut de la comunidad sudafricana Bóers que construyó una forma de comunicación que es estudiada por científicos norteamericanos. El testimonio en primera persona.
El 4 de junio de 1902, a través del mar como otras tantas comunidades que vieron a la Patagonia como su lugar en el mundo, llegaron los hombres y mujeres desde Transval y del Estado Libre de Orange, en Sudáfrica. Además de la historia personal y comunitaria de los Bóers, contada por una descendiente en esta nota, impacta la llegada permanente de científicos lingüistas y analistas de los idiomas de todo el mundo para realizar investigaciones.
Es que el llamado afrikaans hablado en esta comunidad codifica los vestigios de los imperios y la construcción de naciones modernas, y refleja los efectos del cambio en el mundo contemporáneo, por lo que se transforma en único en el mundo. Así lo aseguran quienes han realizado unas cien entrevistas en la meseta chubutense y forman parte de la Universidad Norteamericana de Michigan.
“A través de un enfoque que integra la lingüística, la historiografía y la antropología, el proyecto estudiará cómo las prácticas lingüísticas de esta comunidad revelan tanto un compromiso con la preservación de una identidad distinta de su ubicación en Argentina, como una integración que refleja la realidad del cambio histórico y geográfico”, se indica en un nuevo informe de “From Africa to Patagonia: Voices of Displacement”.
“En el duro desierto patagónico hay una comunidad bilingüe única en el mundo. Son 650 boers sudafricanos, que llegaron a la Patagonia en la primera década del siglo XX, y hablan afrikáans y español”, detalla la investigación.
En peligro de extinción: el estudio se centra en cómo la lengua se entrelaza con la identidad cultural. “Nuestra investigación colaborativa permite una comprensión más profunda de las comunidades en el exilio que la que podría lograr cualquier académico que trabaje de forma aislada. Al mismo tiempo, el cambio del afrikaans al español está avanzando tan rápidamente en la Patagonia que la generación más vieja representa el último grupo de hablantes bilingües afrikaans-español con fluidez en el mundo. Estamos estudiando una variedad lingüística en peligro de extinción.”
¿Por qué es tan especial esta comunidad bilingüe? El dialecto afrikáans patagónico conserva elementos del afrikáans anterior a 1925, de cuando el gobierno sudafricano lo reconoció como idioma oficial. “La comunidad en cierta forma está una cápsula de tiempo, conservando la pronunciación y sintaxis de otra era. (…) Simultáneamente, la modernizan al incorporar vocabulario del siglo XXI”, sostienen los estudiosos.
Los investigadores -que ya realizaron cerca de 100 entrevistas durante dos viajes a Chubut- “nos cuentan que actualmente, los miembros de más de 60 años de la comunidad, aún conservan el afrikáans, aunque el idioma dominante es el español”.
Según los investigadores, la comunidad cuenta incluso con un profesor de afrikáans, lo que permite esperar que esta sociedad, lejos de extinguirse, seguirá prosperando a pesar de un panorama sociocultural transformado por las nuevas generaciones y el intercambio.
“Llevamos a cabo dos viajes de investigación en los que se realizaron cerca de 100 entrevistas con miembros de la comunidad. Esas entrevistas brindan un material rico a la hora de estudiar el rol fundamental que ha tenido la lengua, la identidad, la religión y la ideología racial a la hora de establecerse en Argentina”, explicaron.
“Les propusimos ir (imaginariamente) a 1902, a los tiempos cuando empezó a gestarse algo tan hermoso como una comunidad de 650 personas, en la que los más ancianos mantienen una forma de comunicarse de otro tiempo y de otro lugar. Y lo hacen de forma tan maravillosa que los convierte en únicos en el mundo”, agregaron en el avance del estudio.
Los primeros asentamientos se realizaron en Comodoro Rivadavia, Manantiales Behr, Puerto Visser, Pampa Salamanca, Pampa del Castillo, Escalante, Cañadón Baumann, Pastos Blancos, Río Chico, Sarmiento y Bahía Bustamante, entre otras.
La historia
La llegada de los bóers tuvo lugar entre 1902 y 1907, cuando alrededor de 650 familias llegaron a Chubut, provenientes de Sudáfrica. La razón de la llegada a estas tierras lejanas se debió al conflicto con los colonizadores británicos en 1902, en el cual los bóers fueron derrotados. El resultado de la guerra Anglo-Bóer, la cual se extendió entre 1899 y 1902, fue la anexión a la corona británica las repúblicas independientes de Orange y Tansvaal. Luego de la derrota, el gobierno británico impuso condiciones muy duras a quienes habían formado parte de las milicias bóers, además de la destrucción de sus tierras y bienes, se los obligaba a jurar lealtad a la corona británica y someterse a juicios marciales por «deslealtad a la Corona y promoción de hostilidades». En la otra parte del mundo, el gobierno argentino les brindaba la posibilidad de empezar una nueva vida en la Patagonia.
El origen de la palabra «bóer» proviene del holandés y significa «campesino». El término se utilizaba para llamar a los descendientes de los holandeses que colonizaron el sur del continente africano. La lengua que hablaban se conocía como el «afrikáans.» La gran mayoría de ellos se asentaron en lugares remotos y se dedicaban a la agricultura y la ganadería.
Muchos de los bóers decidieron emigrar a diferentes partes del mundo, ya que no estaban dispuestos a vivir bajo el control de un gobierno británico. La Patagonia fue uno de esos lugares.
Según las crónicas históricas, el primer contingente arribó a Comodoro Rivadavia, en aquel entonces, apenas un caserío que sólo cobijaba una treintena de habitantes. Comodoro Rivadavia era un páramo, un lugar remoto y alejado de las grandes ciudades.
A finales de 1901, el consulado argentino en Ciudad del Cabo promocionaba la migración de estos grupos, así como también ofrecía la posibilidad para el desarrollo de la ganadería ovina en la provincia de Chubut. El ministro de agricultura de aquel entonces, Wenceslao Escalante estimaba que la meseta patagónica tenía muchas similitudes geográficas con la zona que ocupan los bóers en Sudáfrica, con lo cual se adaptarían más fácilmente en esta zona de Argentina. Según las crónicas, el gobierno les ofreció una superficie de 150.000 hectáreas, las cuales estaban subdivididas en lotes.
El proceso migratorio de la colectividad de los bóers en Chubut se caracteriza por ser una migración planificada de grupos familiares que llegaron en tres oleadas. El primer grupo arribó en 1902 y estuvo formado por unas pocas familias. Los otros dos contingentes llegaron en 1903 y 1904, respectivamente.
El primer asentamiento de los bóers tuvo lugar en Colonia Escalante, donde se dedicaron a la cría de ganado lanar u ovino, así como también construyeron caminos y se adentraron en los campos de la zona. Desde sus inicios, Colonia Escalante se caracterizó por ser un núcleo de población diferenciado, que intentó mantener sus características: idioma, religión y costumbres. En este sentido las pautas matrimoniales de grupo fueron marcadamente endogámicas, lo cual se evidencia en los lazos de parentesco que muchas familias aún conservan en la actualidad.
Los bóers consideraban que la educación de los niños era fundamental, con lo cual fue una preocupación desde los inicios de la colonia. Conformaron escuelas rurales que funcionaban en las mismas estancias. Además de los contenidos educativos, se desarrollaban distintas prácticas religiosas también. Muchos de los primeros colonos oficiaron como maestros al principio, una vez que contaban con un pastor estable era éste quien los educaba.
Fue en 1903 cuando transportaron por primera vez en carreta sus productos al pueblo para comercializarlos. Los bóers también fueron los que impulsaron las primeras perforaciones para extracción de agua para Comodoro Rivadavia y sus alrededores. Gracias a esas primeras solicitudes al Gobierno Nacional para traer las máquinas perforadoras fue el descubrimiento de petróleo. Aún hoy el agua captada por YPF en 1912, abastece a la población de Comodoro Rivadavia y sus alrededores. Desde ese momento, y en honor a su primer poblador, se lo llama «Manantiales Behr».
Los bóers también eran muy religiosos y fervientes creyentes. De alguna manera, llegar a la Patagonia, era llegar a «la tierra prometida.» Aquellos primeros colonos que llegaron a Chubut eran calvinistas, pero se diferenciaban en dos grupos: los Reformados Holandeses y los simplemente Reformados, ambos de origen holandés, pero con variantes pequeñas. En el año 1912 se instituyó la Iglesia Reformada en Comodoro Rivadavia, y allí se planteó la posibilidad de contar con un templo, así como también con un pastor estable. Con el esfuerzo de los colonos, en 1934 se inauguró la Iglesia Reformada bajo la frase «A la Gloria de Dios» (en afrikáans, «God alleen die eer»), hoy llamada Iglesia Evangélica Reformada Sudafricana.
A medida que pasaron los años, la colectividad sudafricana fue perdiendo a muchos de sus miembros, ya que un gran número retornaron a Sudáfrica, mientras que otros se fueron muriendo. Sin embargo, aquellos que se quedaron siguieron manteniendo muchas de sus costumbres, así como también mantuvieron el idioma afrikáans.
En Comodoro Rivadavia también se creó la iglesia reformada neerlandesa, lo cual contribuyó a mantener unida la comunidad, especialmente con la creación de la «Asociación Cristiana de Mujeres» en 1926, cuyo primer objetivo era la solidaridad y beneficencia. Gracias a los fondos que eran recaudados era posible satisfacer muchas de las necesidades que tenía la colonia.
En 1992 se fundó la Asociación Colectividad Sudafricana del Chubut, la cual tiene como objetivo conservar, difundir y promover su cultura, tradición e idioma afrikáans. La historia de los bóers de Chubut es tan particular que hasta provocó el interés de lingüistas de la Universidad de Michigan en los EE.UU., quienes llevaron a cabo un estudio sobre el uso del afrikáans en la comunidad. De acuerdo a este estudio, el dialecto conserva elementos del afrikáans anterior a 1925, cuando el gobierno sudafricano lo reconoció como idioma oficial. En los últimos años ha surgido un interés en promover la herencia cultural de los bóers en Chubut, un ejemplo es la creación de un centro cultural y museo en la localidad balnearia de Rada Tilly, el cual fue creado por miembros de la colectividad local.
Después de 119 años de la llagada de los bóers a Chubut, la comunidad sigue existiendo, así como también su legado. La historia de los bóers representa un ejemplo de la diversidad cultural y el crisol de razas de Argentina. Como millones de inmigrantes, los bóers dejaron su patria para comenzar una nueva vida. La resiliencia, el amor por la tierra y el esfuerzo, fueron los valores que prevalecieron entre los miembros de la comunidad. Valores que todos debemos tener presente, ya que son fundamentales para el desarrollo de una sociedad y su bienestar.