Tres hombres fueron asesinados y mutilados en un yacimiento de oro. Los asesinos cruzaron presuntamente a Chile. Se sospecha del evadido, Juan Bautista Lara.
Con el título de “Crónica negra: los crímenes del Neuquén”, la publicación nacional Caras y Caretas destacó el 8 de noviembre de 1902 la “honda impresión (que) ha causado en Buenos Aires la noticia del asesinato de que fueran víctimas en el Neuquén los señores Coridon P. Hall, Rafael Noriega y Ángel de Seta”. Los hechos, recordó el historiador y difusor cultural Isidro Belver acontecieron “en las minas de oro de Milla Michi Có, al oeste de La Primavera, camino al viejo cajón de Guañacos. Y el escape del bandido Lara”.
Dice el artículo de Caras y Caretas:
“Los asesinos dirigieron el asalto a la casa de comercio denominada Minas de Michicó, en la creencia de que en ella encontrarían a su dueño, el Señor Salvador C. Trotta. El señor Trotta tiene establecida su casa principal en Chos Malal, casa que fue asaltada hace poco tiempo.
El día 27 de octubre, el citado poblador salió de Chos Malal en dirección a las minas de Michicó. Los asaltantes que estaban al cabo de todos los movimientos del propietario, se presentaron en las minas y asesinaron cobardemente a las personas que dejamos nombradas, librándose el señor Trotta de una muerte segura, por haberse detenido durante algunas horas en la casa de un vecino.
Los asesinos ultimaron a garrotazos y puñaladas al ingeniero Corydon P. Hall. El señor Noriega fue encontrado con un cuchillo clavado en la nuca a una profundidad de 15 cm. De Seta fue muerto a garrotazos.
Las tres víctimas fueron encontradas con sus cuerpos horriblemente mutilados.
Algunos vecinos en cuanto tuvieron conocimiento del hecho, se pusieron en persecución de los asaltantes, quienes según todas las probabilidades, se dirigieron hacia la cordillera. Tres chilenos que se presume estén complicados en el asesinato fueron detenidos y entregados al Comisario de la localidad, quien los envió a la cárcel de Chos Malal.
El gobernador señor Alsina y el comisionado señor Lugones se han puesto en campaña a fin de esclarecer el hecho en sus menores detalles y descubrir el paradero de los asesinos.
El señor Hall era un ingeniero norteamericano vinculado a la familia de Olascoaga, con una de cuyas hijas había contraído matrimonio.
El día 2 del corriente llegó a Chos Malal, el jefe de policía que después de iniciada la pesquisa tan difícil en aquellas regiones detuvo a quince individuos sobre quienes recaen sospechas de que sean los autores del crimen de Minas. Los quince acusados fueron llevados consigo por el referido jefe de policía y quedaron incomunicados.
En la labor policial distinguióse el comisario Magnasco, auxiliado eficazmente por los vecinos, señores Muñoz, Urrejola, Cibils, Vigni, Álvarez y Rodríguez.
–De la cárcel de Chos Malal, se ha evadido el mes anterior un condenado a muerte, Juan Bautista Lara, sin dejar rastros su precipitada fuga. El cabo Otero, que hacía la guardia la noche de la evasión, se encuentra detenido, así como varios de sus compañeros, que parece facilitaron la huida.
Para tranquilidad y seguridad de los habitantes del territorio, se impone la adopción de medidas que eviten en lo sucesivo, hechos como los que dejamos narrados y que, por cierto, redundan en perjuicio de los intereses nacionales, dando lugar a oficiosidades diplomáticas que dicen muy poco en favor de las autoridades administrativas».