Diego de Campos, capellán de la Policía Federal, fue denunciado por un suboficial que actuaba como su chofer por presunto abuso sexual agravado. Aunque el caso fue presentado anteriormente, el capellán fue citado a declarar el próximo 9 de octubre. La denuncia incluye comentarios sexuales inapropiados, toques no consentidos, acoso y abuso de autoridad en reiteradas ocasiones.
El juez federal Julián Ercolini está a cargo del proceso y convocó a De Campos para una declaración indagatoria en la fecha mencionada. La denuncia, que generó conmoción tanto en la Policía Federal como en sectores de la Iglesia, detalló una serie de presuntos abusos cometidos en un contexto de poder y subordinación.
Según el relato del suboficial, los incidentes comenzaron con insinuaciones verbales sobre su físico y escalado hasta situaciones de contacto físico no deseado. El suboficial señaló que las agresiones fueron acompañadas por un comportamiento de acoso y abuso de autoridad, donde el capellán modificaba su horario laboral y le imponía castigos sutiles cuando rechazaba sus avances.
Además del abuso sexual, la denuncia menciona episodios de corrupción dentro de la Policía Federal, relacionados con irregularidades en la gestión de las horas adicionales de los custodios y el manejo de viandas en la Escuela de Suboficiales.
De Campos, quien tiene el rango de comisario general y un alto cargo dentro del clero secular, también está acusado de participar en estas maniobras, que involucran a otros oficiales de la fuerza.
Una de las partes más graves de la denuncia describe cómo De Campos, en una ocasión, tocó los genitales del suboficial mientras este estacionaba un auto, acompañando el acto con comentarios obscenos.
La víctima reaccionó de inmediato, enfrentando al capellán y rechazando sus avances, lo que derivó en una ruptura definitiva de la relación laboral y personal entre ambos.
El abogado defensor de la víctima, Jorge Cancio, señaló que su cliente tardó en hacer pública la denuncia debido a su profundo respeto por la figura del capellán, así como su temor a represalias dentro de la Policía Federal. “Es una persona muy católica, lo invitaban a dar catecismo en su iglesia, y había una relación de confianza que De Campos rompió de manera atroz”, explicó Cancio en una entrevista.
La causa, que se originó en 2020, se tramitó inicialmente en el ministerio de Seguridad antes de ser ratificada en la Justicia. Pese a la gravedad de las acusaciones, De Campos continuó ejerciendo funciones dentro de la Policía Federal y participó en eventos públicos como la peregrinación a Luján. Desde el Arzobispado de Buenos Aires informaron que recién la semana pasada tomaron conocimiento de las denuncias contra el capellán.
La próxima indagatoria será clave para esclarecer los hechos. El fiscal Guillermo Marijuan, que lleva adelante la investigación, espera que el testimonio del capellán aporte detalles cruciales sobre los cargos que enfrenta, mientras la Policía Federal y la iglesia mantienen una postura de cautela ante el avance judicial.