“Estoy acostumbrado a la oscuridad”, dijo y continuó con la disertación en la “escuela piloto” de Belgrano y Salta, adonde funcionaba la Universidad Provincial del Neuquén.
El festejo de los 80 años del escritor e investigador Gregorio Álvarez pudo unir a grandes celebridades en Neuquén, de las locales y de las nacionales. Así, en una foto que publica el Museo de la Confluencia recordando la visita de Jorge Luis Borges, se ve al escritor hablando muy entusiasmado con Álvarez, y a su lado al entonces gobernador Felipe Sapag . En otra de las imágenes, aparece en la recepción realizada en la mañana del 8 de mayo de 1970 en el Aeropuerto Juan Domingo Perón, al obispo neuquino Jaime Francisco De Nevares y a la que en ese momento era la esposa de Borges, Elsa Astete Millán.
Pocas veces más en la historia neuquina se vería públicamente juntos a Alvarez, Sapag y De Nevares. Pasados los años crueles de la dictadura militar (donde Sapag perdió dos hijos, realizó gestiones por otras personas y también tuvo contactos secretos con De Nevares que también luchó por los desaparecidos y presos políticos), recién cuatro años después de recuperada la democracia, se los vería juntos. Fue en la Casa de Gobierno durante el alzamiento carapintada de 1987. Alvarez, por su parte, había fallecido el 11 de octubre del año anterior y ya no participaba de eventos sociales. Borges tampoco regresaría a Neuquén.
Pero el festejo del cumpleaños de Gregorio Álvarez había comenzado casi un año atrás con la conformación de una Comisión especial de la que formaban parte la representación del gobierno provincial, el titular de la Universidad Jorge Doroteo Solana (que fue intendente capitalino y tuvo tres mandamos como Diputado Nacional y uno como Senador de la Nación) y por los escritores Juan Mario Raone e Ileana Lascaray, además de otros integrantes que aceitaban los lazos familiares y cercanos con Don Felipe, con Don Jaime y demás representantes de las “fuerzas vivas” de aquella setentista ciudad de Neuquén.
En esos años, Don Gregorio vivía en la casa de Alderete y Córdoba (donde hoy está la Casa que administra el ministerio de las Culturas), Don Felipe en la histórica de la calle Belgrano –entre Jujuy y Salta- y Don Jaime en la casa de la Catedral (siempre sin revocar y rodeado de libros y viajes a la cordillera). Uno de los lugares elegidos para que Borges hablara fue la sede de la entonces Universidad del Neuquén que daría paso luego a la Universidad Nacional del Comahue y también en la que entonces era la Cooperadora Escolar Conrado Villegas (de calle Irigoyen) y hoy es La Conrado Cultural.
De esta manera, esos momentos vividos el 8 de mayo de 1970 alcanzaron una dimensión especial e histórica, que es recordada por el Museo de la Confluencia. Además de la anécdota del té que tomó religiosamente a las 17 en casa de un gran médico neuquino, Dr. Eduardo Castro Rendón y de otros momentos que tuvo con integrantes de la Comisión organizadora de los festejos, Borges será recordado por la frase que dijo al saber que en el medio de la charla que daba, se registró un gran apagón eléctrico en toda la ciudad.
Recuerda la publicación que “cuando llegó al aeropuerto de Neuquén, acompañado por su esposa Elsa Astete Millán, Borges tuvo una recepción encabezada por Álvarez, el gobernador Felipe Sapag y el obispo Jaime De Nevares. Durante la charla brindada por Borges, parte de la ciudad quedó a oscuras como consecuencia de un apagón eléctrico. El escritor hizo gala de su conocido humor negro diciendo: ´Estoy acostumbrado a la oscuridad. Por mi parte no tengo inconvenientes en continuar la charla´, mientras los organizadores buscaron velas para iluminar la sala, el escritor continuo con la charla con total normalidad”.
La forma especial de hablar de Borges, con frases rápidas y otras pausadas para remarcar su contenido, fue cautivando a quienes estuvieron en la disertación que luego de combatir las penumbras con algunas velas conseguidas en el edificio, pudieron tomar dimensión de quién hablaba al regresar la iluminación, según se desprendió de la crónica del diario Río Negro del día 9 de mayo.
La cena de cierre de la visita que formó parte de los festejos por los 80 años de Gregorio Álvarez se llevó a cabo en la Residencia Oficial del gobernador, ubicada a pocas cuadras del río Limay, al sur de la ciudad capital.