En un rincón de Copenhague, hace más de tres siglos, Ole Rømer miró a las lunas de Júpiter y cambió nuestra comprensión de la velocidad de la luz, ese fenómeno fundamental de nuestro universo, que siempre ha sido motivo de fascinación y estudio en todas las épocas. Pero, ¿cómo se midió por primera vez la velocidad de la luz?
Corría el año 1676 cuando Ole Rømer, un matemático y astrónomo danés, estaba observando el sistema de Júpiter a través de un telescopio. Pero no se trataba de una simple observación; Rømer estaba observando las lunas de Júpiter, en particular, Ío. ¿Por qué Ío? Este pequeño mundo estaba a punto de cambiar nuestra comprensión de la luz.
Mientras seguía sus observaciones nocturnas, Rømer notó algo inusual: los eclipses de Ío parecían ocurrir a momentos diferentes. No eran consistentes en su tiempo de aparición, y esto lo intrigó profundamente. Pero Rømer no se detuvo allí. Comenzó a pensar en una explicación para este fenómeno aparentemente caprichoso.
Rømer tenía una idea revolucionaria: ¿y si la Tierra en su órbita alrededor del Sol tuviera algo que ver con este efecto? Propuso que cuando la Tierra se alejaba de Júpiter, los eclipses de Ío parecían retrasarse, mientras que cuando se acercaba, parecían adelantarse. Esta hipótesis implicaba que la luz tenía una velocidad definida, que no era instantánea.
Las observaciones meticulosas de Rømer le llevaron a estimar que la luz viajaba a una velocidad de aproximadamente 225.000 kilómetros por segundo, una cifra sorprendentemente cercana a la velocidad real de la luz (299.792.458 kilómetros por segundo). Aunque su estimación tenía un margen de error considerable, el legado de Rømer radica en que fue el primero en proponer y demostrar que la luz no se propagaba instantáneamente, sino que tenía una velocidad finita.
La contribución de Ole Rømer al estudio de la luz no solo cambió nuestra comprensión de la velocidad de la luz, sino que también allanó el camino para futuros avances en la física y la astronomía. Sus observaciones respaldaron la teoría heliocéntrica de Copérnico y contribuyeron a desafiar las ideas geocéntricas previas. Hoy en día, su trabajo sigue siendo relevante en campos como la física, la astronomía y la óptica.