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El fascinante pueblo de las algas y el fijador de pelo

Rubén Russo
Por Rubén Russo
Una gran diversidad de flora y fauna, además de una historia atrapante tiene este particular lugar de la costa atlántica del Chubut.

Pasó de ser “Bahía Podrida” a tener una población de más de 500 habitantes con una fábrica que abastecía al país. La apasionante búsqueda de la familia Soriano para que sobreviva su comercio.

Uno de los lugares que la costa patagónica contiene más atractivos de turismo, naturaleza e historia es Bahía Bustamante, ubicada sobre el mar del Chubut a unos 90 kilómetros de la localidad de Camarones, a unos 180 de Trelew y a unos 250 kilómetros de Comodoro Rivadavia. En los años ´50 ese lugar se transformó en un emprendimiento que albergó a unas 500 personas y proveyó de algas a todo el país.

La historia muestra cómo un lugar que era conocido en la zona como Bahía Podrida, por el olor fuerte que emana de las algas depositadas en la playa, se transformó en un emprendimiento que llama mucho la atención ya que se vincula siempre a la Patagonia con los productos de la ganadería, la pesca o el petróleo.

Ubicada en el primer parque costero del Chubut, Bahía Bustamante tiene además una gran diversidad de fauna y flora, pero suma su atractivo a la rica historia relacionada a la familia de Lorenzo Soriano y sus descendientes. Es que la necesidad de reconvertir su pequeña industria de gel para el pelo (la comúnmente llamada gomina), los trajo a ese lugar, luego de también analizar su instalación en algún sitio de la costa de Santa Cruz y de Caleta Córdoba.

Lorenzo Soriano (padre) nació en 1901 en Jaén, España, y llegó a la Argentina en 1917, para dedicarse primero al comercio y luego a la importación de productos desde Alemania y toda Europa. Pero el desarrollo de la Segunda Guerra Mundial le cerró esos mercados por lo que tuvo que reconvertir su medio de vida.

Así, junto a su hijo Lorenzo (que alcanzó estudios avanzados en un doctorado de química) orientaron su actividad a la producción de un gel para fijar el pelo, la popular gomina que en esos años era popularmente usada por los hombres. En esa época, su producto Malik era una de las marcas más conocidas en el mercado de las gominas para el pelo, presentada en polvo y soluble al agua.

Pero, otra vez tuvo que sortear un obstáculo para continuar con su industria, al cerrarse la entrada del producto que era esencial para su gel, como lo fue la goma que llegaba desde la India. Rápidamente, los Soriano analizaron la posibilidad de que el tratamiento de las algas que se encontraban masivamente en algunos lugares de la costa atlántica patagónica. Como dijimos, analizaron la posibilidad de instalarse en otros lugares hasta que llegaron a Bahía Bustamante.

Allí desarrollaron una verdadera industria de las algas, en principio extrayéndola de las playas con el trabajo de muchas personas, luego con carretas tiradas por caballos y posteriormente  con palas mecánicas, para depositarlas en un galpón en el pueblo que también levantaron.

Hoy se puede observar lo que fue ese poblado, con una hilera de construcciones que dan al mar adonde vivían los Soriano y los jerárquicos de la empresa, luego una calle divide a las gamelas adonde residían los trabajadores solteros y luego otra calle que separa a la fila de casas que albergaban a los operarios con sus familias.

Todas las calles que comunican al antiguo pueblo tienen nombres de algas. Además de las viviendas, en el lugar también se construyó una iglesia con la advocación de Nuestra Señora de Luján, una comisaría, una sala de primeros auxilio, además de las construcciones que formaban parte de la industria, como el gran galpón donde se almacenaban las algas en forma de fardos similares a los de la lana de ovejas, un taller para la reparación de las máquinas, una proveduría y otras dependencias.

El tratamiento que se le daba a las algas era bastante sencillo: se las secaba a través de una cama formada por redes de pesca en la parte inferior y posterior, para que el sol y el viento patagónico en unas 40 horas las secara para luego enfardarlas, depositarlas y enviarlas a Buenos Aires.

Pero lo valioso del emprendimiento de Bahía Bustamante es que se aprovecharon otras propiedades de las miles de algas que se producen en ese sector, básicamente para desarrollar el conocido agar agar, gelatina natural aglutinante que es excelente para la alimentación, la medicina y la estética.

Hoy el lugar, también por los Soriano, se ha reconvertido y principalmente su base económica es el turismo, además de las algas y lo que se produce en tres estancias que forman parte del lugar.

Aquí compartimos la emisión completa de nuestro ciclo Fotos con Historia, con las imágenes y el relato sobre Bahía Bustamente:

ATE
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Fotógrafo de naturaleza, docente y viajero incansable e investigador de historias de la Patagonia Argentina. Seguilo en sus redes: @rubenrussoph (Instagram) y en su página www.rubenrusso.com.ar
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