Ad image

El lago más cálido y cristalino de la Patagonia, que también tuvo su monstruo

María Morinelli
Por María Morinelli
Un exéntrico norteamericano revolucionó con el supuesto avistaje de un plesiosaurio que asomó su cabeza en el lago.

La trasparencia del agua puede llegar a los 30 metros, está prohibida la navegación a motor y tiene las temperaturas más templadas de la Patagonia. Hace unos 100 años salieron allí a la caza de un monstruo.

Las alturas y las profundidades cubiertas de agua en la Patagonia conforman un racimo de belleza con puntos nevados y lagos de aguas donde el cielo se acuesta plácidamente con sus colores. Las montañas deslumbran, desde el Lanín, el Tromen, los centros de esquí, la zona de glaciares o en los fueguinos Castor y Olivia, para nombrar solo algunas de las alturas que vigilan la meseta y más allá, el mar.

En el caso de los espejos de agua, desde Esmeralda con su verde impactante en Tierra del Fuego hasta las lagunas de Epulauquen en el norte neuquino, cada una de las provincias ofrece un espacio cristalino adonde llegan los deshielos de primavera y verano, además de las vertientes naturales de la cordillera. El largo esqueleto de lagos y lagunas patagónicas compite en belleza y placidez.

Pero de todos esos lagos, hay uno que se destaca por sus aguas cristalinas, porque sus aguas a través de otro espejo terminan en el Océano Pacífico y porque tiene un pasado de leyenda, con monstruo incluido.

Ubicado en la provincia del Chubut, forma parte de la llamada Comarca Andina (junto con la zona rionegrina de El Bolsón), el lago Epuyén tiene la característica de alcanzar una visibilidad de hasta 30 metros de profundidad, pero además como otros lagos patagónicos, de mudar su color de acuerdo con la luminosidad que le entrega el sol.

LAGO EPUYEN

En cadenado con el lago Puelo, sus aguas viran hacia el oeste para cruzar Chile en su recorrido hacia el mar. En algunos sectores, el fondo se encuentra a 20 metros y en otros, como en el paraíso de Puerto Patriada, puede llegar a los 300 metros.

Su origen glaciar y sus 1700 hectáreas cubiertas de agua cristalina tienen además la característica de promediar unos 15 grados de temperatura en la época estival, lo que además lo hace el más cálido de todos los espejos de agua en territorio patagónico. Está situado a 290 metros sobre el nivel del mar y a su lado aportan el tono verde los bosques de los cerros El Pirque y Epuyén. A unos 7 kilómetros hacia el este se encuentra la localidad cordillerana de Epuyén, conformando el Departamento chubutense de Cushamen.

La leyenda

El lago Epuyén, que en lenguaje originario significa “dos que van”, en la época donde afloraron las supuestas apariciones de monstruos en los espejos de agua como el del lago Ness en Escocia, también tuvo su leyenda.

El recuerdo de la historia también incluye un panorama que describe a la época, especialmente por la llegada de extranjeros en busca de oro, como el caso del texano Martín Sheffield que aterrizó en la Comarca Andina luego de participar de los estudios de demarcación de límites con Chile, nada menos que con Clemente Onelli, el científico que exploró el lago Argentino y publicó en 1904 el libro “Trepando Los Andes”, que formó equipo con Francisco P. Moreno, Eduardo Schiaffino, Pedro N. Arata, Carlos y Florentino Ameghino, entre otros.

El norteamericano que eligió esa zona del Chubut para buscar (y encontrar) oro en los arroyos y ríos de la región, dijo que un día vio a un enorme animal semejante a un presiosaurio, con una gran cabeza como de cisne, que emergió de las cristalinas y plácidas aguas del lago Epuyén.

Envió la noticia a su amigo Onelli y a partir de allí, a través de los comentarios y las publicaciones en los diarios La Prensa y La Nación, la noticia atravesó a Buenos Aires e hizo eco masivo en Europa y Estados Unidos. Un animal así, como el del lago Ness o el “nahuelito”, era la atracción de científicos, aventureros, cazadores y curiosos de todo tipo.

Pero al poco tiempo, la propia personalidad de Sheffield terminó de derrumbar el mito. Es que el norteamericano, que se supuso era “sheriff” también comentó en los bares de la zona que su objetivo además de la búsqueda de pepitas de oro en los ríos y arroyos, era cazar la recompensa por apresar a los famosos bandoleros Buch Cassidy y Sundance Kid, sin percatarse que ambos –junto a Etta o Ethel Place- habían partido desde Cholila en mayo de 1905 (¡16 años antes!) y muerto en 1908 en Bolivia.

ATE
Compartir este artículo
Seguir:
Periodista, docente e investigadora. Vive en la Comarca Andina de Río Negro y Chubut.
Dejanos tu comentario