Desde Neuquén, el periodista Pablo Frizán tiene a su cargo la prensa federal y aseguró que el documental será ofrecido en forma gratuita en las instituciones de toda la región.
“La verdadera patria del hombre es la infancia”, lo dijo Rainer Maria Rilke, el poeta austriaco. En esa etapa de la vida, el cuerpo y la mente absorben como una esponja todo lo que está a su alrededor para conformar el mundo de base para la vida. En esos primeros años de vida, el periodista Pablo Javier Frizán ingresó de la mano de su padre al cine. “Mi lugar de felicidad es el cine”, le dice a Pasó Hoy en una charla donde abre los poros más íntimos para contar sobre su participación desde la prensa federal del documental “George Pal, un marciano de Hollywood en Argentina”.
Como Frizán, que fijó su patria en la infancia de películas, le pasó a tanta gente en la región y en el país, entre otros al guionista y cineasta Ramiro San Honorio o a los talentosos Guillermo del Toro, Axel Kuschevatzky, Andy Muschietti, Juan José Campanella, Fernando Martín Peña, Phil Tippet, por nombrar sólo a algunos de quienes participan en este documental.
La pasión por el cine que une a estas personas tiene –entre varias- una figura que plantó bandera en esa patria de la infancia: el cineasta húngaro, corrido por el nazismo de Berlín y afincado luego en Estados Unidos, George Pal. Él como pocos en la historia audiovisual del mundo exploró y mostró las técnicas y recursos que el lenguaje del cine podía alcanzar y deslumbró a generaciones desde aquellas recordadas obras “La guerra de los mundos”, “Destino: La luna” y “Los hermanos Grimm” y especialmente por la irrupción desde la pantalla de marionetas talladas en madera que animaban cada uno de los cuadros de la película, entre los años 30 y 40 del siglo pasado. Luego llegarían a los cines del planeta las de ciencia ficción, entre ellas The war of the worlds (“La guerra de los mundos”), que lo trajo a la Argentina por una semana en 1953, para su presentación en los cines porteños.
Hace unos diez años, en un taller de guión ofrecido en Neuquén, Frizán tomó contacto con Ramiro San Honorio y a partir de ahí, mantienen un vínculo de comunicación y complicidad cinéfila. El cineasta, en Buenos Aires, también tuvo un encontronazo fuerte que le marcaría la vida: su amigo Hernán Leovey le contó algo fantástico: su padre era sobrino de Pal, quien lo recibió en Buenos Aires durante 1953 y, además, tenía en su poder una carpeta con cartas del cineasta húngaro. Y no sólo eso: ¡habían quedado en su poder tres valijas!.
«Después de comprobar que estuvo en Buenos Aires, en el Hotel Plaza, en el contexto del estreno de «La guerra de los mundos» -película que dirigió- supe que Pal dejó tres valijas con cámaras, fotogramas, cartas, telegramas y material inédito de sus películas», contó San Honorio.
Es posible que se pueda hacer un recorrido exacto y cronológico de cómo se dio nacimiento al largometraje “George Pal, un marciano de Hollywood en Argentina”, pero la síntesis es que el sólo hecho de tener como objetivo la historia del cine argentino y mundial a través del cineasta húngaro, fue apasionando a uno tras otro. Así llegó Frizán a involucrarse en la prensa y difusión de este documental, como le sucedió a Guillermo del Toro, Axel Kuschevatzky, Andy Muschietti, Juan José Campanella, Fernando Martín Peña, Phil Tippet o el ilustrador Claudio Aboy, entre tanta gente.
La pasión que genera el cine hizo el documental que llegará a Neuquén en el Festival Audiovisual del próximo mes de octubre, que recorre en estos días festivales del país y el mundo y que tiene una condición central: es una película sin fines de lucro que será ofrecida gratuitamente a las escuelas e instituciones educativas que lo soliciten.
Además de la charla, Frizán nos acerca un material de difusión que indica: “George Pal, un marciano de Hollywood en Argentina” es un largometraje dirigido por Ramiro San Honorio quien, además de Del Toro («El laberinto del fauno», «La forma del agua» y «Pinocchio»), ha sumado en esta propuesta coral a Andy Muschietti («Mama», «It Parte I y II» y «The Flash»), y a Phil Tippet, supervisor de efectos visuales de la trilogía original de «La guerra de las galaxias», en donde hizo la secuencia, entre otras, de ajedrez holográfico; además de ser el autor de los Ed-209 en Robocop, las animaciones en stop motion de los dinosaurios de «Parque Jurásico» para que sus movimientos se vieran reales en el traspaso a CGI y «Mad God», film experimental con un proceso de producción de 13 años.
A sus testimonios, se suman los brindados por Axel Kuschevatzky (productor de “Argentina 1985”), Juan José Campanella («El secreto de sus ojos», «El hijo de la novia», Fernando Martín Peña (“Filmoteca” y autor de los libros «Metropolis», «Cien años de cine argentino», «Cine maldito» y «Diario de Filmoteca»), Darío Lavia (Director de la Revista Especializada «CineFicción») y los mencionados Del Toro, Tippet y Muschietti, quien aporta la locución y la música.
A ellos, se agregan, nombres como Claudio Aboy, ilustrador de «Star wars» y Luis Grané, quien participo en producciones como «El príncipe de Egipto» y «Shrek 2» para Estudios Dreamworks y «Ratatouille» para Pixar.
Todas estas experiencias distintas, todos estos recorridos propios, terminan confluyendo, atravesados por la pasión por el cine, en George Pal.”
Así como George Pal fijó a la patria del cine en la infancia de varias generaciones del mundo, este largometraje sumará la suya para las actuales y las que vengan. Es que el arte es eso, entre otras cosas: despertar pasiones y animar la vida, como una máquina del tiempo que se lleva en la sangre.