Se cumplen este 5 de septiembre 22 años de la desaparición física del actor Jorge Villalba, que al comienzo de la década del 70 abrazó a San Martín de los Andes como su lugar en el mundo y fue protagonista de importantes películas al tiempo de trabajar con artistas de renombre. La información oficial indica que Villalba tuvo un atracción por el teatro desde el inicio de su adolescencia y allí comenzó su carrera en el teatro independiente cuando éste convocaba a grandes auditorios en diversas obras de autores clásicos y contemporáneos. Su primer éxito fue en la obra “Un viejo olor a almendras amargas”, de Abel Mateo, acompañado por Eduardo Bergara Leumann. Ya profesional, lo dirigió Marcelo Lavalle en “La zorra y las uvas” y “Las brujas de Salem”; por Salvador Santángelo en El reñidero , en la versión ofrecida en 1980, acompañado por Alberto Segado y en Hamlet , donde interpretó el personaje de Leartes y trabajó con Rodolfo Bebán. Luego vinieron, entre otros títulos, “La araña y la mosca”, de Jorge Blanco; “Rebelión en las Malvinas”, de Manuel Ferradás Campos; “Buen día, monsieur Gauguin”, de Héctor Schujman, y “Julio Riestra ha muerto”, de María Luisa Levinson. Miembro de la Asociación Argentina de Actores desde 1956, otros grandes actores con los que trabajó fueron Orestes Caviglia, Mario Soffici y Francisco Petrone. En 1985 dirigió “Pioneros”, de Hugo Luis Saccocia, en el marco Festival Nacional de Teatro, que se desarrolló en el Teatro Nacional Cervantes.
Sus primeros pasos en el cine fueron en “Alta política” una película de 1957 dirigida por Raúl Geynal que no tuvo estreno comercial y “Pobres habrá siempre” (1958) dirigido por Carlos Borcosque. Además de esos directores, trabajó también en numerosas películas conducido por Lucas Demare, Leopoldo Torre Nilsson, Lautaro Murúa, Manuel Antín y –en sus dos aportes más importantes al cine- por Leonardo Favio en “Juan Moreira”, donde interpretó a Julián Andrade, y Héctor Olivera en “La Patagonia rebelde”, en el papel del gaucho Cuello. En 1995, ya viviendo en el sur, participó en el filme “La nave de los locos”, de Ricardo Wullicher y en el teleteatro Alen, luz de luna.
En 1971 conoció San Martín de los Andes durante la filmación de “Mi hijo Ceferino Namuncurá”, bajo la dirección de Jorge Mobaied y diez años después se instaló allí en forma definitiva desarrollando una intensa actividad cultural en distintos puntos del sur argentino -inauguró una sala teatral, organizó ciclos de cine nacional- y puso en escena con numerosos elencos, importantes obras teatrales, por lo que un año antes de fallecer fue galardonado por el Instituto Nacional de Teatro por su sobresaliente trayectoria artística.
En 1982, a poco de su llegada y gracias a su entusiasmo y tesón, se inauguró el Teatro San José con un recital poético de autores neuquinos. El teatro se abrió en el edificio donde había estado la antigua iglesia y que se usaba sólo como depósito de muebles. Después de largas tramitaciones y mediando la buena disposición de la entonces intendenta, Josefina Ragusi, la Curia, con sede en Bahía Blanca, cedió el edificio al municipio para transformarlo en sala teatral. Usó sus contactos para que la televisión conociera las virtudes de la ciudad y así vinieron tiras como Al Sur, Pasión o la exitosa Alén, Luz de Luna.
Un emotivo recuerdo
El sitio “Desde el Sur, Digital”, que dirige la periodista Graciela Vázquez Moure, publicó en la edición de este martes un emotivo recuerdo escrito por Carmen Mardones, que aquí compartimos:
“Hablar de vos a la distancia… es recordar la primera vez que te vi en 1972 a través de la pantalla del viejo cine Amankay interpretando a Manuel Namuncurá. Atrás de esta magnífica composición estaba tu profunda voz, tu celeste mirada, tu esbelto porte, tu generosa sonrisa.
Todo eso pude reconocer diez años después, cuando transitando las calles de este pueblo, buscaste, felizmente encontraste y transformaste un lugar para tu gran amor: el teatro. El desarrollo de tu arte y el gran deseo de sembrar la semilla en este rincón andino.
Entonces también muchos conocimos tu gran trayectoria en cine, teatro y televisión y pudimos dimensionar quien eras…Supiste liderar un grupo de amigos y vecinos decididos a trabajar para lograr el cometido y nace el Teatro San José… eras visionario, entusiasta y contagioso, amable y exigente.
El auditorio aplaudió y acompañó cada puesta en escena de buena gana, todo requirió gran esfuerzo que de todas maneras valió la pena.
Tus lecturas, tu envidiable oratoria y tu indiscutible autoridad en el tema, fueron fundamentales para enseñarnos. Y tu imaginación no paraba, nuevas ideas, nuevos eventos sucedieron en tu incansable travesía.
La FACSMA, la participación en la creación de ANQueT (Asociación Neuquina del Quehacer Teatral), la realización del espectáculo al aire libre de la Navidad Cordillerana, las esperadas ediciones de la Fiesta del Color y sus concursos de fotos y murales, la Semana de estrenos de Cine Argentino en la Fiesta del Montañés, con la visita de elencos y Directores, cine debate con exquisita interacción de protagonistas y auditorio.
Además de tu entrega al transmitir tu pasión, facilitaste la llegada de maestros que nos acercaron conocimientos de escenografía, iluminación, maquillaje, dirección, dramaturgia, entre otras muchas cosas.
Tantas Jorge, tantos eventos, amigos y situaciones… tantas anécdotas… en medio de todas esas vivencias nuestros corazones se cruzaron y fuimos construyendo una historia fascinante, compartimos otra increíble aventura, hicimos un pacto de vida que aún dura, fue un placer y un honor acompañarte y no me parece tan lejana tu presencia…es que hacer que la vida nos transcurra fue la mejor experiencia.
Te recuerdo con un amor inmenso, con agradecimiento y esperanza. Nuestro hijo, a quien acompañaste y enseñaste todo lo posible, anda por esos caminos que sin duda te alegrarían el corazón y desatarían en vos las ganas de esos abrazos tan fuertes que nos hacías gritar, seguidos de una gran y sonora carcajada.
Me gusta verte así, vigoroso y sonriente. Amabas vivir, por eso esperaré el reencuentro. nunca lo hablamos, pero ¿sabés qué? Dios siempre cumple sus promesas Job 14:14,15
Te abrazo siempre»