Ad image

El “Tano” que se fue “debiendo” quedarse

Mario Novack
Por Mario Novack
Detenido en Punta Arenas, fue extraditado a la Argentina y trasladado a Río Gallegos (Imagen ilustrativa de la época)

Desesperado miró al oficial de justicia que venía acompañado por los carabineros  y escuchó la frase tan temida. “Caballero vengo a notificarle que usted será extraditado a la Argentina”. El “tano” Gaggiolo supo en ese momento que debía retornar a Río Gallegos, ahora en calidad de detenido.

Domingo Gaggiolo Giusto, italiano de nacimiento residía en Punta Arenas desde el año 1907, luego de alejarse de la capital del Territorio Nacional de Santa Cruz. Era un hombre relativamente joven, de unos 36 años, que había llegado a fines del ochocientos a la lejana Río Gallegos. Había obtenido en 1897 el otorgamiento de un solar en la ciudad, lugar desde el que comenzó a llevar adelante sus actividades comerciales.

Era un miércoles 9 de marzo de 1910, un día después que fuera firmada la sentencia de extradición por la Suprema Corte de Justicia de Chile y precisamente un integrante de ella, el ministro Luis Vial Ugarte se encargó de notificar al ministerio de Relaciones Exteriores la decisión adoptada.

“Quedará detenido hasta que las autoridades argentinas envíen a la Policía a buscarlo y trasladarlo a Río Gallegos”, le dice sin conmoverse el oficial de justicia. Después de todo, él se ha acostumbrado a estos procedimientos, aunque este es el primer caso de extradición que se produce.

El “tano” se acomoda en el camastro de la celda de la cárcel de Punta Arenas y recuerda su llegada a América hace dos décadas desde ciudad de origen Génova, al igual que el célebre navegante Cristóbal Colón.

“Veinte años llevó acá. Soy más sudamericano que italiano. Esto no es justo para mí. Ya le dije cuando me tomaron declaración en Santiago de Chile yo fui un comerciante con un local de mercaderías surtidas en Río Gallegos. Aposté al lugar, invertí lo que tenía con mucho esfuerzo y me fue mal por pedirle plata al Banco”, dice el detenido.

El oficial de justicia se despide deseándole suerte al detenido a quien conoce desde su llegada a Punta Arenas. En tanto en Río Gallegos la noticia más trascendente por esos días es el informe que el inspector de Correos de la Nación Tomás J Sartorio ha elevado luego de su visita la capital del Territorio.

En ella describe el grado de precariedad en que se encuentra la oficina local, formulando severas observaciones  acerca de la calidad del edificio y la voluntad y el esmero que los trabajadores le aplican a su labor diaria.

Al término de su visita, el  14 de marzo el inspector Sartorio, expresa : “Con estos muebles y otros que son propiedad exclusiva del jefe del Distrito, se desenvuelven los servicios. Carece pues, de los elementos más indispensables como sillas, a falta de estas se usan cajones para asientos».

Tampoco son las mejores circunstancias las que atraviesa el sufrido Territorio Nacional de Santa Cruz. Gobierna en medio de denuncias de corrupción Manuel Virgnardel, que ha presionado a la policía y la justicia para aplicar “el mayor peso de la ley” al fugado Gaggiolo.

El oficial de Carabineros Luis María Segarra Muñoz se acerca a la celda donde está recluído Gaggiolo y le informa: “los policías argentinos se están demorando, así que acompáñeme a la oficina de comandancia, esperaremos allí mientras le invito un café”. El “tano” acepta acompañando al uniformado.

“Escuché lo que le contaba al oficial del juzgado sobre su situación. Más allá de la comprensión acá no podemos hacer nada. Por otra parte su extradición la pidió la cancillería argentina a partir de la sentencia judicial, así que si le sirve de algo cuénteme”, añade el carabinero.

“Yo no soy un santo. Me fue mal con mi negocio, el juez me acusó de quiebra fraudulenta y no es tan así. En abril del año pasado fui declarado en quiebra  y mi abogado me aconsejó salir de la Argentina, así que residí acá hasta que me detuvieron”.

“A mediados de 1908 solicitó mi quiebra el Banco de Tarapacá en Río Gallegos, pero no se hizo la declaración porque yo hice la cesión de los bienes a mis acreedores. Ese mismo año volví a dedicarme al comercio porque los mismo acreedores me ofrecieron mercadería para que continuara.”

“Sin embargo, me enteré cuando viajé a Río Gallegos que mi quiebra había sido calificada de fraudulenta. Desconozco cuales fueron fueron los argumentos, porque también ignoro el activo y pasivo de mi quiebra”, acota el detenido.

El oficial Segarra Muñoz inquiere “a qué se dedicó acá en Punta Arenas usted?». ”Agente comisionista” dice Gaggiolo, a esta altura un poco más tranquilo. El ruido de motores y un acento distinto indican que han llegado los efectivos argentinos para continuar con la extradición.

“Pero si es el mismísimo Emilio Cruz el que ha venido a cumplir con el trámite«, exclama el oficial de Carabineros, saludando al jefe de Policía de Santa Cruz, que mira de reojo al detenido Gaggiolo.

El tiempo previo al retorno a Río Gallegos transcurre entre anécdotas y risas, lo que certifica la buena relación entre ambas fuerzas. Cuando llega el momento del regreso, el itinerario ha cambiado. No será vía terrestre sino embarcado en uno de los transportes del poderoso empresario José Menéndez, que pronto se convertiría en un potentado armador naviero.

Poco era lo que se llevaba el detenido, únicamente lo que pudo cargar en una valija antigua. Los pasajeros curiosos tratan de ser saber por qué está viajando como detenido el comisionista que hasta ayer circulaba en las calles de la capital magallánica.

Sin mayores novedades transcurre el viaje hasta la llegada al puerto de Río Gallegos. Allí los efectivos de la policía territorial escoltan a su jefe y conducen detenido a Gaggiolo a la jefatura, hasta el día siguiente que será el momento de ver al juez Domingo Guglialmelli, considerado un “duro” por la severidad de sus fallos.

Río Gallegos no es sino un caserío de chapas precario y despoblado. Hasta parece increíble que la noticia de la detención del “tano” sea la noticia de mayor relevancia en medio de las carencias más absolutas que el pueblo tenía. En el puerto y el frigorífico ya principiaban los conflictos sociales. La mayoría de los activistas terminaba en la precaria cárcel de la ciudad.

Al día siguiente el juez está listo para tomarle declaración al cuestionado Gaggiolo. “Así que acá lo tenemos al prófugo. Ahora le vamos a enseñar que no hay que andar estafando gente y mandándose a mudar como lo hizo usted”, arranca diciendo el juez.

El “tano” traga saliva. Sabe que además de cumplir con su función el juez se la tiene “jurada”, por haberlo dejado en ridículo fugándose a Punta Arenas. Las  sospechas se vuelven realidad cuando el magistrado ordena su detención en la Unidad Penitenciaria 15 de la ciudad.

Gaggiolo tiembla angustiado, no porque lo asuste ir a prisión, sino por las condiciones en que está la cárcel. Un barracón inmundo que se llueve con sus techos y ventanas totalmente deteriorados. Allí deberá permanecer recluído, mientras su abogado presenta las apelaciones ante los estratos judiciales.

Luego de algunos reveses el 18 de abril de 1911 la Cámara de Apelaciones con asiento en la ciudad de La Plata revocó el fallo de primera instancia y ordenó la liberación del “tano” Domingo Gaggiolo que volvió a caminar tranquilo por las calles de Río Gallegos.

En la ciudad ya se respiraba la tensión de los reclamos obreros que una década después terminarían en el mayor genocidio que conozca la historia de Santa Cruz. Disfrutando su libertad el “tano” se cruza camino al puerto con el desplazado gobernador Manuel Virgnardel, que se volvía a Buenos Aires, quejándose del frío pero con los bolsillos “forrados” del dinero obtenido en su mandato. Atinó solamente a verlo pasar, convencido que no valía la pena arruinar su primer día de libertad.

ATE
Compartir este artículo
Periodista, investigador histórico y escritor con una larga trayectoria en los medios de comunicación de Río Gallegos, Santa Cruz. Actualmente conduce un programa de radio en FM UNPA, compartida con LU 14 Radio Provincia de Santa Cruz y AM 740 Radio Municipal de Puerto Deseado y publica sus investigaciones históricas en el diario Nuevo Día. Es de su autoría una Cantata de las Huelgas Patagónicas y letras de canciones. Vive en Río Gallegos
Dejanos tu comentario