Horacio y Adriana compartieron los detalles de su emocionante travesía por la Ruta 40 a bordo de su Renault 4 GTL. Unidos por su deseo de hacer este viaje, ambos viudos hallaron una nueva motivación en el nacimiento del nieto de Adriana, quien inspiró esta aventura. Pero este viaje tiene un histórico antecedente: la recorrida por esa mítica ruta de punta a punta del país, hace cinco años, que hizo Horacio ¡en un Fiat 600!.
En un tono emotivo y divertido, relataron en una entrevista con AM Cumbre, cómo documentaron sus experiencias en redes sociales, donde recibieron el cálido apoyo su comunidad como también de las personas que se encuentran en el camino y siguen de cerca sus aventuras e historias.
En dialogo con los periodistas, Alejandra Brusain, Mario Nico González y Nicolás Minissini, en el programa Contigo Pan y Cebolla, el entusiasta viajero y mecánico, Horacio compartió una anécdota de cómo adquirió su Renault 4 GTL, un vehículo que parecía tener su propio destino: “el Renault 4 estaba en un taller tirado y no arrancaba hacía seis meses. Yo entré al taller, me senté, le di media vuelta a la llave y el auto arrancó”.
La conversación también reveló la razón detrás de este viaje: “Adriana tuvo un nieto, Mateíto, que no nació en óptimas condiciones, ahora por suerte está bien. Gracias a él estamos acá hoy”, confesó Horacio. Este viaje, entonces, no es solo un recorrido físico, sino una forma de celebrar la vida y la familia, reflejando la resiliencia de ambos como viudos que encontraron en el viaje una nueva razón para seguir adelante.
Por su parte, Adriana, resaltó la conexión que lograron establecer con sus seguidores en las redes sociales: “casualmente hay mucha gente que viaja con nosotros, o que nos dice por internet o las redes sociales, que como no pueden hacerlo… nos dicen que viajan con nosotros”. Este sentido de comunidad les proporciona un fuerte apoyo emocional, convirtiendo su aventura en una experiencia compartida.
A medida que avanzan en su recorrido, Horacio mencionó el apoyo de los lugareños: “La gente es muy solidaria. Tiene un corazón tremendo. Mucha gente nos ayudó”. Las historias de hospitalidad y generosidad que experimentaron a lo largo del camino subrayaron la calidez del pueblo argentino, reflejando un espíritu comunitario que transforma su viaje en un acto de conexión humana.
Además, Adriana reflexionó sobre el apoyo inesperado que recibió de personas desconocidas desde el inicio de esta aventura. “un señor nos pagó una merienda; esas cosas te emocionan y te llenan el corazón, porque sinceramente son personas que no conoces ni tratas”, comentó.
Los relatos de Horacio destacaron las dificultades del viaje, como las fallas mecánicas por la altitud, que solucionaron ingeniosamente. Además, comentaron cómo su proyecto inspira a otros que sueñan con aventuras similares, y mencionaron que sus redes sociales, bajo el nombre «Viejos Inconscientes«, les permiten conectar con personas en diferentes lugares, quienes los siguen y los apoyan a lo largo del recorrido.
El viaje por la Ruta 40 se convirtió en un símbolo de libertad, esperanza y conexión humana, recordándonos que, a pesar de las dificultades de la vida, siempre hay oportunidades para seguir adelante, apoyarse mutuamente y disfrutar del camino.