Abre y cierra el instrumento cuando el tango pasa por su cuerpo, con los sonidos iguales a los de Astor Piazzolla, Aníbal Troilo, Alfredo Gobbi o tantos y tantas que tienen la pasión incorporada al bandoneón.
Melina Reyes llegó a Buenos Aires con su vida apuntando a estudiar Nutrición y relacionarse con los alimentos, la salud, la vida saludable. Con los textos y apuntes de esa carrera, cerca de Guardia Vieja y Salguero donde vivía, un afiche en la parada de colectivos le llamó la atención. En realidad, le cambiaría la vida, a los 21 años. Era el anuncio de una milonga, un baile de tango que la vio llegar con la mirada asombrada por la cantidad de jóvenes que se movían al ritmo de Di Sarli, D´arienzo, Troilo. Del asombro por el baile, a escuchar a Astor Piazzola y todo cambió en Melina.
“Es conmovedor cuando el tango para por tu cuerpo, la conexión con la otra persona, el baile del tango cambió mi vida”, nos contó hace un tiempo en Neuquén, horas después de llegar de Alemania y Suiza con la Orquesta Romántica Milonguera.
El bandoneón de Piazzolla y el baile del tango en aquella milonga, cambiaron Nutrición por la Escuela de Música Popular de Avellaneda (EMPA) y luego en Neuquén, en la Escuela Provincial de Música, con el maestro bandoneonista Nico Malbos. Su vida giró por completo y en ese movimiento sin retorno, el instrumento cargó de pasión a Melina.
Sus amistades vibraban con otros géneros mientras ella se impregnaba de los arreglos de Piazzolla, las tonalidades grises de Troilo y el toque especial que hace de los tangos clásicos “la Romántica Milonguera”.
Cuando le preguntamos qué hizo el bandoneón para jaquearle la vida que tenía pensada nos dijo sin dudar: “creo que es la manera que encontré para expresarme”, en un mundo tanguero que otras mujeres también habían abierto con el instrumento, no sin tener que pelearla.
La pandemia por coronavirus la encerró como a toda la población, aunque a ella la situación la abrazó más a la práctica y a profundizar la comunicación con cada sonido particular que le ofrece el bandoneón en esos tres minutos que dura una obra de tango. Hablamos con ella en septiembre de 2021, cuando regresó de una gira especialmente emotiva por escenarios de Alemania y Suiza. “Fue hermoso por la gira, por el grupo humano, por la repercusión (la gente se puso como loca con el tango) y además porque sentí que se valoró el trabajo que hice durante la pandemia, que fue muy dura”, nos dijo.
En una entrevista que le realizó el periodista Pablo Montanaro para LM Neuquén, Melina aseguró que dedica muchas horas de su día al estudio y práctica del instrumento, “porque en estos momentos estoy viviendo de la música». Actualmente en Buenos Aires toma clases con el bandoneonista, compositor y docente Ramiro Boero, quien formó parte de la orquesta El Arranque.
La joven bandoneonista confiesa que muchas veces se sorprende por la trayectoria musical que ha construido en poco tiempo. “Antes de los 18 años no tocaba ningún instrumento y con la música no tenía nada que ver. Ahora me dedico a la música, vivo de la música y es todo muy raro. Ha sido un salto muy grande el que hice en este tiempo”, señala, y no deja de agradecer a su familia que le brindó su apoyo cuando ella decidió que quería dedicarse a la música. Desde hace un tiempo, Melina es convocada para tocar en el circuito de Casas de Tango de Buenos Aires que llevan adelante espectáculos y shows tangueros destinado a los extranjeros.
“El tango es mi manera de expresarme, mi forma de vivir, es mi lenguaje, y el canal que encontré para canalizar mis cosas”, afirma Melina.
Me encantó leer la hermosa historia y forma de vida de la música Melina Reyes!. Gracias Sergio!!!
Muy rico y variado es Alerta digital. Felicitaciones!!