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¿Es inocente el reclamo de Malvinas para el pueblo mapuche?

Sergio Sarachu
Por Sergio Sarachu
La supuesta organización mapuche británica llega con su reclamo en el momento justo para seguir avivando el fuego.

El pedido viene desde el Reino Unido, impulsado por descendientes del Rey de la Araucanía y Patagonia que “reinan” desde el exilio en Francia. ¿Pólvora para la pirotecnia contra pueblos originarios?

Una autodenominada “Mapuche Nation” con sede en Gran Bretaña reclama que nuestras Islas Malvinas sean entregadas a una “federación de comunidades mapuches como forma muy limitada de compensar por los daños, ultrajes y perjuicios derivados de la invasión chilenoargentina del siglo pasado y las agresiones imperialistas europeas de los siglos XVI al XVIII». Esta organización forma parte y es sostenida por el actual Rey de la Araucanía y Patagonia, Jean-Michel Parasiliti di Para o Príncipe Antoine IV, el monarca francés que está en el exilio.

Las crónicas históricas de la Patagonia, de las que dimos cuenta también en Pasó Hoy, incluyen la llegada en 1858 de Orllie Antoine de Tounens a Chile y luego a nuestra región, su proclamación como Rey de la zona y el supuesto acuerdo firmado con caciques de tribus mapuches de ambos lados de la cordillera, pero especialmente chilenos. Es más: no sólo llegó, acordó con los pueblos originarios sino que emitió moneda y proclamó una constitución. Luego fue internado con diagnóstico siquiátrico y deportado a su país europeo. Pero allí no cesó en su delirio y sentó las bases de la monarquía de Araucanía y Patagonia, en el exilio.

Luego de su muerte, reinaron desde allí Gustave-Achille Laviarde o Aquiles I; Antoine-Hippolyte Cros o Antonio II; Laura-Therese Cros-Bernard o Laura Teresa I; etcétera, hasta llegar al actual, Jean-Michel. En el ámbito de las casas reales europeas tienen reconocimiento, asisten a eventos y de tanto en tanto emiten declaraciones como la de esta semana, donde exigen a Gran Bretaña, Argentina y Chile que nuestras Islas Malvinas y también los sectores de la Antártida, sean entregados a la federación de pueblos mapuches.

En un mismo lodo

La declaración internacional (que llegó a Pasó Hoy a través del lector Juan José Trokun, desde Resistencia, Chaco) señala que «tanto el gobierno monárquico como el pueblo mapuche en su conjunto jamás han renunciado ni a sus derechos soberanos ni a la restitución de su territorio ancestral» y que «los mapuches eran el pueblo nativo que en el siglo pasado ejercía su soberanía sobre las tierras patagónicas frente a las islas Falkland o Malvinas, y, en base a esas credenciales, tienen mucha más autoridad que el gobierno argentino para reclamar las islas como propias».

La información sobre el tema es profusa y no queremos aquí ser plataforma de difusión de este verdadero dislate, pero sí mostrar por un lado a este mundo monárquico que es sostenido en Europa para no ceder en su mirada voraz sobre América Latina y por otro el manoseo a un pueblo originario muy vapuleado últimamente por varios cruces de intereses.

No es gratuito ni inocente el disparatado reclamo de Malvinas para los mapuches. En la última década, ese pueblo originario de lo que es hoy Argentina y Chile (con sus procesos de avances y retrocesos territoriales a ambos lados de la cordillera) fue puesto en el centro de la geopolítica, el racismo, los intereses económicos y una ensalada de conflictos reales u orquestados. Mientras en las zonas sureñas de Chile y Argentina se avanzaba en el reconocimiento científico y territorial de derechos originarios, también se fueron limando o hiriendo intereses con dosis de poder a ambos lados.

Dentro del pueblo mapuche argentino y chileno predominó en las últimas décadas el fortalecimiento de su raíz identitaria, estudiando y multiplicando la lengua originaria, valorando y reflotando concepciones, usos y costumbres, y avanzando en el reclamo territorial. Escuelas cordilleranas donde se habla el español y el mapudungún, hospitales que incluyen prácticas médicas ancestrales, espacios territoriales y hasta negociaciones en desarrollos industriales extractivos, puede incluirse en el caso de la provincia del Neuquén. Otro tanto, aunque influido por posiciones extremas de mapuches y criollos, sucede en Chile.

Pero la escalada en la Argentina contra el pueblo originario tiene voceros y ejecutantes con mucha influencia mediática, económica y política. La puesta en duda sobre su pertenencia al espacio de este lado de la cordillera de los Andes tiene sus adláteres en historiadores parciales, terratenientes locales y extranjeros, políticos serviles a esos intereses, empresas internacionales extractivistas y hasta legislaturas como la mendocina que los declaró “no argentinos”.

En un mismo lodo, todos manoseados. Desde la pequeña porción de tierra reclamada en Mascardi (Río Negro) hasta supuestos atentados en Villa La Angostura. Desde mujeres mapuches detenidas hasta la entronización de una supuesta organización RAM, con dos chicos argentinos (Santiago Maldonado y Rafael Nahuel) asesinados por miembros de fuerzas armadas argentinas.  

No es inocente ni casual la declaración que se origina en estos días en el Reino Unido relacionada con nuestras Islas Malvinas, mezclando la llamada “cuestión mapuche”. Es letra para la pirotecnia que apunta a un pueblo originario que como toda población humana, también tiene integrantes permeables de intereses autodestructivos.

Tampoco es inofensivo que el portal que primero dio difusión a este delirio es de la ciudad de Mendoza, con el título “Con apoyo británico, los mapuches reclaman como propias las Islas Malvinas”.

ATE
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Periodista y escritor (autor de las novelas "Arde La Colmena" y "Un hijo de tres madres", además de varios libros de poesía. Neuquén. Editor.
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