Barcos pesqueros de Gran Bretaña, España y países asiáticos tienen permisos ilegales de pesca de calamar en nuestras Islas Malvinas y están causando un verdadero desastre, depredando el recurso en el mar continental argentino. Este año, la pesca debió suspenderse antes de tiempo porque las capturas bajaron casi un 40 por ciento con respecto al más bajo histórico, registrado en 2008. La Argentina elevó una severa crítica sobre esta situación, que se suma a los reclamos históricos de soberanía en nuestro territorio y choca con resoluciones de las Naciones Unidas.
La pesca del calamar loligo desempeña un papel económico crucial en las Islas Malvinas y según reportes de Mercopress, la escasez de calamar loligo ha llevado a las autoridades ilegales británicas de nuestro territorio a adelantar el cierre de la temporada. Los estudios científicos han revelado que la biomasa de invierno se encuentra en su nivel más bajo desde 2008, con aproximadamente 19.859 toneladas al momento del cierre el 29 de agosto. Las capturas eran un 36% más bajas en comparación con el año anterior, lo que marca un declive preocupante y una decisión de adelantar el cierre antes que en temporadas anteriores, como las de 2019 y 2015, subrayando la gravedad de la situación.
El experto en el Atlántico sur y pesca, César Lerena, presidente del Centro de Estudios para la Pesca de Latinoamérica (CEPEL), ha expresado su profunda preocupación por la situación. Lerena ha destacado que la falta de acceso de Argentina a datos precisos sobre las capturas con licencias británicas plantea el riesgo de una «depredación» de este recurso vital.
Lerena ha subrayado que la pesca bajo licencia británica en nuestras Malvinas representa un desequilibrio en el ecosistema, ya que estas especies migran desde las aguas continentales argentinas hacia las Islas y viceversa. Además, ha señalado a buques de países como España, Corea y Taiwán, además de los británicos, que continúan pescando en aguas cercanas a Malvinas, a pesar de la controversia territorial y las resoluciones de las Naciones Unidas que instan a los británicos a abstenerse de actividades innovadoras en las islas mientras persista la disputa.
El experto ha recordado que la ley argentina 24.922, promulgada en 1998, establece que los recursos marinos vivos en la Zona Económica Exclusiva argentina, que incluye a las Islas Malvinas y sus aguas circundantes, están bajo la jurisdicción exclusiva de Argentina, lo que significa que solo el Gobierno argentino puede emitir permisos de pesca en esta área.
No obstante, Lerena también ha señalado la falta de acción por parte de Argentina para hacer cumplir estas leyes y sancionar a los buques pesqueros que operan en Malvinas. A pesar de la reciente detención de un pesquero de bandera panameña por la Prefectura Naval argentina, Lerena considera que las sanciones actuales son insuficientes.
La actividad de estos pesqueros con licencias británicas no solo plantea preocupaciones ecológicas, sino que también afecta la economía argentina al competir con las empresas nacionales que cuentan con habilitación nacional. La controversia en torno a la pesca de calamar loligo en las Islas Malvinas continúa siendo un tema candente en la región y a nivel internacional, y exige un enfoque cuidadoso y colaborativo para abordar esta compleja situación.
Amenaza mundial
Estudios internacionales indican que “en medio de la vastedad de nuestros océanos, existe un delicado equilibrio que, en las últimas décadas, se ha visto amenazado por la pesca desmedida del calamar. Esta práctica, que ha estado en aumento, plantea cuestionamientos serios sobre la sostenibilidad de nuestros recursos marinos y el impacto que tiene en los ecosistemas marinos.”
El calamar, con sus tentáculos intrincados y su cuerpo translúcido, es una criatura fascinante de los océanos que ha ocupado un lugar importante en nuestra dieta y economía. Sin embargo, su explotación descontrolada ha llevado a la disminución de poblaciones en todo el mundo. Esto no solo amenaza la supervivencia de esta especie, sino que también tiene ramificaciones más amplias para la salud de los océanos y la cadena alimentaria marina.
Uno de los problemas principales de la pesca desmedida del calamar es el uso de técnicas de pesca poco selectivas. Los barcos pesqueros, en su búsqueda de calamares, atrapan también a otras especies, como tortugas marinas, tiburones y peces, en redes de arrastre que barren todo a su paso. Esta práctica tiene un impacto devastador en la biodiversidad marina y en las poblaciones de especies en peligro de extinción.
Además, la falta de regulaciones adecuadas y la falta de límites en la captura de calamar han llevado a la sobreexplotación de este recurso. Las poblaciones de calamares están disminuyendo rápidamente, y si no tomamos medidas serias para controlar esta pesca, podríamos enfrentar un colapso total de las poblaciones en un futuro no muy lejano.
La pesca sostenible es fundamental para preservar nuestros océanos y garantizar que las futuras generaciones puedan disfrutar de los frutos del mar. Es hora de que los gobiernos, las organizaciones internacionales y la industria pesquera se unan para establecer regulaciones más estrictas y límites de captura que protejan a las poblaciones de calamar y otros recursos marinos.
Además, es esencial promover la investigación científica y el monitoreo continuo de las poblaciones de calamar para comprender mejor su comportamiento y sus ciclos de reproducción. Solo con una comprensión sólida de estas criaturas podremos implementar medidas efectivas de conservación.
En resumen, la pesca desmedida del calamar es un problema urgente que requiere atención inmediata. Debemos actuar con responsabilidad y de manera sostenible para proteger a esta especie y a nuestros océanos en su conjunto. El futuro de nuestra alimentación y el equilibrio de los ecosistemas marinos dependen de ello.