Un vulcanólogo de Bariloche centra sus estudios en lo que pasa en el lecho de los espejos de agua y lo que puede significar para las construcciones en las orillas. Mirá el video.
Los movimientos de las rocas en el fondo de los lagos patagónicos puede ser muy significativo al momento de definir construcciones en sus orillas así como para prevenir posibles crecimientos del oleaje o hundimiento de sus costas. La situación que se vive en Villa Traful, adonde un bosque está sumergido, muestra lo que puede suceder cuando los deslizamientos internos del lago hace que ceda parte de la costa. Otro tanto sucedió en el mortal lagomoto registrado en Bariloche en 1960, luego del terremoto que devastó a Valdivia, en Chile.
El vulcanólogo Gustavo Villarosa informó que los estudios que se desarrollan en conjunto con científicos de la Universidad Nacional del Comahue (UNCO), del Conicet y de otros países, se inició especialmente en registros efectuados en los lagos Nahuel Huapi, Traful, Lácar y Huechulafquen, en la provincia patagónica del Neuquén.
No obstante, aclaró que la misma situación de deslizamientos internos en los espejos de agua se pueden dar a lo largo de toda la Patagonia Argentina, por cuanto su conformación histórica es similar.
Los estudios cada vez impactan más en las localidades ubicadas a la vera de los lagos, en especial porque el desarrollo urbanístico en sus orillas no siempre tiene en cuenta estas investigaciones. Es más, es uno de los reclamos del mundo científico la necesidad de consulta por parte de las diferentes áreas de los Estados antes de aprobar construcciones que pueden correr peligro.
El científico barilochense señaló también que ésta es una nueva orientación dentro de la vulcanología “donde se abordan las características de los fondos lacustres que incluyen materiales como restos de cenizas volcánicas y rocas formadas en distintas eras, todo enmarcado en la constitución glaciar de los espejos de agua”.
La repercusión en las rocas profundas de erupciones o sismos en la región, ha sido el origen de varios hechos históricos donde esa postal de aguas cristalinas y bucólicas de nuestros lagos se volvió furia y produjo la muerte de personas y la desaparición de embarcaciones. Es más: ya aseguran que el tsunami de mayo de 1960 que hundió el muelle San Carlos, destrozó barcos y mató a dos personas en Bariloche, fue producto de esa réplica sorda y profunda del terremoto que por esas horas devastó Valdivia, en Chile.