En unas horas correrá 21 kilómetros en Esquel, el 2 de abril en Gaiman, en homenaje a “los caídos en Malvinas. Siempre en alpargatas. Quién es este hombre que volvió a vivir luego de un grave accidente.
Fernando “Seca” Jones, por entre la arena, el ripio, entre los mallines, donde sea, sólo pisa los kilómetros en alpargatas. Termina cada prueba y con una amplia sonrisa, se saca la derecha, queda descalzo y se la coloca cerca de la oreja, como llamando por teléfono. ¿A quién llama con ese gesto? Posiblemente a la muerte, que lo acorraló luego de un grave accidente de automovilismo. O también a la vida, para agradecerle cada instante que disfruta de la naturaleza patagónica.
Como su apellido lo indica, forma parte de la descendencia del pueblo galés que se afincó en la provincia del Chubut, vive en Gaiman y en 2008 era protagonista de las carreras de autos. En una competencia en el circuito de Trelew tuvo un accidente que llevó al auto a una chatarrería y a él a la unidad de Terapia Intensiva. Su salud pendió de un hilo durante varios días “hasta que comencé a recuperarme, pero ya no corrí más en auto”, con contó desde Gaiman.
Estuvo muchos meses sin hacer ninguna actividad deportiva hasta que un amigo que remaba lo sedujo: “en este hermoso pueblo donde vivo tengo el río a una cuadra y media y empecé a hacer canotaje, luego empezaron a salir las posibilidades de andar en bicicleta, me compré una” y así fue explorando en distintas disciplinas. Pero el debut oficial corriendo fue en 2012 en el duatlón “hombre de piedra” que se corre en la bonaerense ciudad de Tandil, después sumó la natación para disfrutar de los triatlones y fue ampliando la práctica de diferentes deportes y también sumando amistades, lugares, descubriendo un mundo desconocido para él.
“En el campo el calzado que teníamos para todo era la alpargata de yute, para jugar al fútbol, para correr, para andar en bici o a caballo, y dejábamos las más nuevas para ir al pueblo para las fiestas”, recordó en la charla.
Por qué las alpargatas
Jones recordó que en 2019 se realizó la carrera por el aniversario de uno de los pueblos galeses del Chubut, 28 de Julio, “que es totalmente agrícola. Y pensé ¿por qué no la hago en alpargatas?, total si tengo algún problema me tiro a la banquina y abandono, chau”. Para esto, ya tenía varias carreras de 21 kilómetros y una de 42 kilómetros, pero en zapatillas.
En 28 de Julio, por primera vez utilizó las alpargatas que la empresa «El payador» hace en Necochea y distribuye en esa zona. “Llegué en el medio del pelotón, bien, porque la idea es también llegar entero, sin secuelas por el uso de ese calzado”, recordó.
Luego vino la pandemia por coronavirus que interrumpió no sólo las competencias sino toda la vida social en el mundo, hasta que comenzaron las habilitaciones de competencias y “se realizó una en Trelew, de 15 kilómetros por la zona del valle, me anoté, la hice y se generó una expectativa porque la hacía en alpargatas, crucé la meta muy bien, con un promedio por debajo de los cinco minutos en mil metros, que es algo ya considerable”.
Luego “fuimos como levantando la vara”, dice desde Gaiman, porque corrió varias media maratones (especialmente la clásica de Esquel que se hace en el Parque Nacional Los Alerces) hasta que llegó una de 42 kilómetros en Puerto Madryn que también la hizo con muy buenos tiempos (llegó tercero) y siguió sumando kilómetros y también vivencias inolvidables. “Me acuerdo que casi llegando en la competencia de Esquel, un hombre sin una pierna estaba al costado del camino y me alentaba de una manera que para mí fue formidable”.
En la charla, también hablamos de la vida en el campo, de lo que significan los desafíos en la vida y nos dejó un mensaje final para quienes hacen cualquier deporte, pero especialmente para quienes corren: “Muchas veces los atletas preparan mucho el cuerpo y las piernas y yo les digo que el cerebro es un músculo que también hay que entrenarlo, todo lo que es anímico y mental también forma parte de la competencia”.
Aquí dejamos el video con la charla que tuvimos en esa oportunidad y el deseo de que él y quienes se sobreponen a cualquier dificultad sigan multiplicando la energía y las ganas de apreciar la vida y la naturaleza: