El 7 de noviembre de 1970 Carlos Monzón venció por nocaut al campeón mundial Nino Benvenuti y le arrebató el título en la categoría mediano. El tano de 31 años buscaba sostener su legado contra un «novato» Monzón que dio el batacazo y comenzó a escribir su historia en el deporte argentino.
A horas de la gran pelea, Monzón no contaba con la posibilidad de un médico que le infiltrara sus manos. Este boxeador sufría una malnutrición llamada raquitismo que sin medicación inyectada se le hacía imposible pelear, la cual arrastraba desde su niñez.
“Mañana lo voy a matar”, le decía ese ‘morocho’ -así lo tildaba la prensa internacional- a su entrenador mientras veía a los fans pidiéndole autógrafos a Benvenuti justo cuando pasaba por el hotel donde se concentraba.
El italiano era ya campeón Mundial de Superwelter (entre 66 kg a 70kg) y Medio (entre 70kg y 72kg), mientras que el argentino había sido despedido tan solo por un puñado de personas en el aeropuerto de su país. Eran el Ying contra el Yang, dos realidades opuestas que en este caso no se complementaban sino que se enfrentaban por el título mediano mundial.
Cuentan que «Escopeta» salió a dejar todo desde el primer asalto, tirando manos a más no poder y donde encontraba un rincón trataba de conectar con «ganchos». Promediando la pelea, más precisamente en el 12° round, tiró un primer «jab» seguido de un poderoso «cross» que remató la floja defensa de un Nino sumamente agotado.
Fue en ese entonces que la prensa internacional se dio cuenta que se trataba de alguien grande. Tal fue así que desde ese primer hito, aquel chico de 27 defendió por 7 años 14 veces el título mundial.