«116.840 días, 3.839 meses, 320 años, 12 presidentes, 10 emperadores, 2 repúblicas, 1 periódico», se lee en la última tapa de papel del diario más antiguo del mundo. Dejó las rotativas para seguir en forma virtual.
Propiedad del Estado austríaco y tras una votación en el parlamento, dejó de salir impreso el diario Wiener Zeitung, considerado el más antiguo del mundo con sus 320 años de circulación. ¿Quién cometió el crimen? Más allá de las consideraciones de la interna política o la gestión administrativa de Austria, lo cierto es que la vida digital paró las rotativas del diario. En la Argentina, antes que los malos empresarios u otros motivos que suelen tumbar a los emprendimientos periodísticos, también desde los años 90 la voracidad de las computadoras y luego la red Internet fue socavando las bases de los diarios impresos.
En algunos casos (se ve mucho en pequeños periódicos de la provincia de Buenos Aires, Córdoba, Santa Fé y Mendoza) la primera opción en la lenta agonía es abandonar la tirada diaria para pasar a una o dos semanales y priorizar las páginas digitales. Hoy, en el centro bonaerense la tríada de Ecos Diarios (Tandil), El Tiempo (Azul) y El Popular (Olavarría) tienen esa salida en papel en días determinados, por nombrar sólo tres ejemplos.
La caída del viejo diario austríaco también es una señal mundial que advierte el temporal. Es que por un lado el consumo diario de noticias se realiza masivamente a través de las páginas web (sobre todo a través de aparatos celulares) y por otro que la página impresa no tiene renovación sino a las 24 horas cuando el ritmo frenético de información hoy se mide minuto a minuto.
El promedio de una noticia de mediano impacto en un portal digital no supera los 28 minutos, según las estadísticas que dan a conocer internamente aquellas empresas preponderantes en el mundo occidental. Se sostienen ese tiempo de acuerdo con las mediciones que segundo a segundo van teniendo a través de los ingresos a cada nota, que proporciona Google.
El viejo diario austríaco fue asesinado por miles de cliks que apretaron la dirección electrónica de ese u otros sitios de noticias. A más cliks mayor estadía de las noticias en las portadas digitales de noticias. A más cliks, mayores víctimas de papel se registran en todo el mundo.
Es la carrera de Max Verstappen y su Red Bull contra el abuelo Nicasio Sarachu con su Ford T 1930. La nostalgia, el hábito de la lectura en papel, el olor a tinta, aún mantiene a pérdida a muchos diarios impresos en la región y el país. Confesión de un propietario de diario argentino: los mayores ingresos son del Estado a través de la publicación de Edictos, Licitaciones y otras informaciones que tienen como requisito la impresión en papel.
Los intentos en los últimos treinta años por retener la lectura impresa incluyó los cupones de sorteos, el anexo de colecciones de libros, películas y hasta autitos en miniatura. Se incentivó la asociación de lectores, la conformación de clubes, las suscripciones. Durante los días de semana se minimizó la cantidad de páginas hasta casi transformar los diarios impresos en folletines. A medida que se fueron jubilando los trabajadores del gremio gráfico se fueron parando las partes de las máquinas rotativas que ya no se utilizan.
Una agonía de tinta y bobinas de papel se vive a diario en los periódicos impresos de la región, el país y el mundo.
Parece inexorable la llegada de la muerte del diario impreso, aunque nos pese y deje un saldo doloroso de víctimas obreras.
En las necrológicas de la historia del periodismo, el mes de julio de 2023 incluye el fallecimiento del Wiener Zeitung.
El longevo de 320 años, el decano, el pie de nuestro atalaya, aún nos deja noticias por publicar.