Al aproximarse abril, el calendario que señala el día 2 nos remite al aniversario del conflicto en el Atlántico sur. En nuestra provincia hay evocaciones materializadas en monumentos, placas, esculturas y un gran cenotafio (expresión funeraria sin los restos de los homenajeados) en la ciudad capital, que recuerda a los caídos en aquella guerra.
Al respecto, una historia singular se relaciona con el monolito donde hay una placa en ofrenda para el Tte. Miguel Ángel Giménez, ubicado en la margen norte del arroyo Pocahullo, en San Martín de los Andes.
Se trata de un entrerriano de Paraná, nacido en 1954, a quien apodaban “Sombra” y “Negro”. Estudió abogacía en la Universidad del Litoral y egresó de la Escuela de Aviación Militar como alférez aviador. Durante el conflicto de Malvinas pilotaba el A-537, un Pucará que había derribado un helicóptero británico. Se comunicó por VHF desde el aire; después la aeronave ingresó en zona de nubes y se perdió contacto con él. Fue el 28 de mayo de 1982 durante el combate en Pradera del Ganso.
Dos años más tarde, pilotos británicos avistaron los restos de un avión estrellado contra el cerro Azul. Inspeccionando el lugar, encontraron los restos de Giménez congelados junto a la carlinga del Pucará.
La opinión de expertos coincide en indicar que “probablemente por los daños sufridos en el instrumental del A-537, Giménez se desorientó volando entre nubes bajas y, sin poder apreciar visualmente el contorno del terreno, abandonó la zona de combate con rumbo errado e impactó contra la ladera del cerro Azul”. El testimonio del capitán británico Paul Jefferson, ingeniero militar que integraba un equipo encargado de desactivar las minas de la zona, permite deducir que Giménez murió en el acto ya que “había evidencia de un incendio y una explosión entre los restos del avión, los que quemaron buena parte de los restos y la vestimenta” del aviador argentino. Así figura en la Gaceta Aeronáutica (“Malvinas 1982: La última misión del ’Sombra’ Giménez, 31-5-2021).
En San Martín de los Andes
Su padre, Isaías Giménez, impulsó la Fundación Héroes de Malvinas y la Comisión de Padres y Familiares de Combatientes Desaparecidos en las islas en ese mismo año. Como tal hizo gestiones en Inglaterra y Suiza, procurando lograr autorización para visitar el cementerio de Darwin. Él y su hija María Carolina, fueron los primeros argentinos en hacerlo. El Tte. Miguel Angel Giménez fue sepultado en la tumba N° 180, con máximos honores militares, el 4 de octubre de 1986.
Era secretario de la Fundación, el dr. Antonio Sergi, quien desde los años 60 tenía una casa al costado del arroyo Pocahullo en San Martín de los Andes. Desde ese rol impulsó que la calle situada en la margen norte del curso de agua, se la designase con el hombre de Héroes de Malvinas, mediante Ordenanza N°141/88 modificada por la que lleva el N° 3288/99. En la primera se lo autorizó a construir un monolito y colocar la placa que recuerda al aviador.
Luego de muchas gestiones, fue inaugurado el 2 de abril de 1988, con la presencia del entonces gobernador Ing. Pedro Salvatori, el senador nacional Elías Sapag, el intendente Raúl Ángel Miguel, su secretaria de gobierno Luz María Sapag y miembros del ex Escuadrón Pucará, hoy IX Brigada Aérea con asiento en Comodoro Rivadavia, a la que perteneció el Tte. Giménez. También hubo representantes de instituciones y numeroso público. Había pasado poco tiempo desde la guerra, por lo que hubo lágrimas y palabras emocionadas durante la conmemoración.
A partir de entonces el Dr. Sergi realizó acciones rememorativas. Desde su fallecimiento, su hija Liliana preserva el monolito que algunas veces ha sido objeto de vandalismo.
Cuando termine de construirse el Parque Lineal Pocahullo, ese sitio será un espacio ajardinado de impacto cultural, paisajístico y evocativo. Actualmente es un homenaje solitario y silencioso, pero presente. Al malogrado aviador -que fue motivo de diversos reconocimientos en su provincia y en distintas localidades- también se lo recuerda en un rincón de la cordillera neuquina.