Impacta cómo los sometieron a presiones extremas y los insectos parásitos…¡como si nada! Un estudio hecho en lobitos de Puerto Madryn fue destacado internacionalmente y ahora lo van a profundizar.
Muy pronto comenzarán las clases y con todo el barullo del inicio, llegarán también las peleas campales de madres y padres para tratar de eliminar piojos de las cabelleras de quienes irán a la primaria o a la media en las escuelas. Una lucha de años que tiene de aliados a los productos químicos, pero fundamentalmente al peine de metal que es una tortura en niños y niñas.
Pues bien, un estudio científico hecho en Puerto Madryn también demostró que estos insectos parasitarios pueden soportar estar bajo el agua hasta dos mil metros de profundidad, adosados a la piel de los lobos marinos. La bióloga Soledad Leonardi es la que encabeza esa investigación y tuvo el reconocimiento internacional hace cuatro años a través de la publicación en la revista especializada Journal of Experimental Biology y multiplicado por un extenso artículo en el New York Times.
La científica, que pertenece al Instituto de Biología de Organismos Marinos del Conicet (Ibiomar-Conicet), ubicado en Puerto Madryn, junto a colegas de la Universidad de Buenos Aires y de la francesa Universidad de Tour, explicó en detalle el experimento que realizaron sometiendo a los piojos extraídos a los lobos, a presiones de agua de hasta dos mil metros.
¡Sobrevivieron!
La especialista indicó que “trabajamos con piojos de elefantes marinos que son los pinnípedos que realizan los buceos más profundos. Sometimos a los piojos a 4 presiones diferentes equivalentes a buceos a 300, 800, 1500 y 2000 metros, durante 10 minutos, cada vez; luego del experimento, los despresurizamos y chequeamos si estaban vivos y cuánto tiempo tardaban en mostrar algún signo de actividad (movimiento de antenas o patas)”.
Leonardi agregó que “encontramos que los piojos sobrevivieron a las distintas presiones a las que fueron sometidos y que existe una respuesta diferencial en relación a los adultos que parecen soportar mejor las diferentes presiones. Incluso, durante la calibración de los equipos, accidentalmente un piojo fue sometido en pocos segundos al equivalente a 4500 metros de profundidad y sobrevivió. Esto representa una profundidad 1500 metros mayor al máximo registro de buceo de un mamífero”.
¡Hace 40 millones de años!
Si bien aún se desconoce exactamente cómo hacen los piojos para sobrevivir a grandes presiones hidrostáticas, la investigadora indicó que estos animales llevan haciéndolo desde hace al menos 40 millones de años. A lo largo de su evolución se han adaptado a sobrevivir bajo el agua, parasitando a los antecesores terrestres de los actuales pinnípedos, logrando adaptarse al proceso de colonización del mar.
“Una de las características de estos piojos es que los espiráculos, orificios externos asociados al sistema respiratorio, tienen un sistema especial de cierre. Creemos que lo que hacen al comienzo de la inmersión es eliminar todo el aire del sistema traqueal para que pueda colapsar durante el buceo. Cuando están sumergidos los piojos entran en un estado de inmovilidad refleja que estaría indicando una reducción de su metabolismo que les permitiría sobrevivir con el oxígeno acumulado a nivel celular”, describe.
Leonardi comenzó, en el 2005, a estudiar piojos por primera vez. En ellos basó su tesis de licenciatura y su doctorado y dieciocho años tarde dice que le siguen pareciendo animales fascinantes.
El estudio
Ahora se busca profundizar esa investigación a través del proyecto «Adaptaciones ecofisiológicas a la vida marina en piojos de pinnípedos” para ampliar el conocimiento científico sobre este tipo de parásitos, capaces de soportar la presión del agua en las profundidades en las que nadan los elefantes marinos.
La convocatoria a becarios o becarias doctorales es compartida por Ibiomar-Conicet junto a la Universidad de Tours (Francia) cuenta con el apoyo del Proyecto Raíces de la Agencia Nacional de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación para financiar la beca doctoral orientada a graduados de las carreras de Biología, Zoología o afines que además deberán contar con dominio del idioma inglés y en quienes se valorará positivamente disponer de licencia de conducir.
Los postulantes deberán remitir sus currículums y una breve carta de motivación a los investigadores Soledad Leonardi (leonardi@cenpat-conicet.gob.ar), Claudio Lazzari (claudio.lazzari@univ-tours.fr) y José Crespo (crespo@ege.fcen.uba.ar) antes del 7 de marzo.