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¿La Argentina empezó en la Patagonia y no en Buenos Aires?

Sergio Sarachu
Por Sergio Sarachu
Antes que a los porteños y los santiagueños, "descubrieron" a quienes vivían en la Patagonia.

La versión escolar más difundida viene desde el centro porteño arrasando con los hechos históricos. Dos analistas muestran cómo fueron las cosas. “Nos descubrieron, por fin nos descubrieron”, cantaba Les Luthiers.

Unos 16 años antes de que se fundara Buenos Aires, hubo un asentamiento español durante cinco meses, cerca de San Julián, provincia de Santa Cruz. Un año antes de fundarse la ciudad centro del país, se conformó la primera ciudad argentina cerca de Camarones, que se llamó Nueva León.

La primera de las afirmaciones corresponden al investigador y docente Pablo “Poli” Walker, que desde San Julián recordó lo que fue la llegada de Hernando de Magallanes a esa región, en 1520. Dice el historiador que  “el portugués Hernando de Magallanes, desoído por su propio rey, propuso a la Corona española alcanzar las Indias bordeando el extremo sur de América, la Terra Australis. Tras dos años de febril actividad, consiguió equipar una flota compuesta de cinco naos , llamadas: San Antonio, Concepción, Trinidad (nave insignia), Victoria y Santiago. La Armada de la Especiería, integrada por 265 tripulantes, levó anclas del puerto de Sevilla el 10 de agosto de 1519. En diciembre del mismo año recalan en las paradisíacas costas del Brasil”.

Una parte de este relato se encuentra en la entrevista que le realizara en la radio AM 550 La Primera y otra en un artículo publicado por el sitio Interpatagonia.

Allí, Walker recordó que “a comienzos de 1520 la flota dedicó todo un mes a la exploración exhaustiva del Río de la Plata, tal vez debido a la errónea creencia que este anchuroso Mar Dulce constituía el canal interoceánico que Magallanes buscaba afanosamente”.

“Decepcionado por no haber hallado el paso, el portugués continuó se derrota hacia el sur, escrutando cada resquicio de costa que pudiera ser la puerta del camino de las especias. A fines de febrero debieron resguardarse de una enorme tempestad en un reparado puerto que llamaron Bahía de los Trabajos”.

Magallanes en San Julián

El 31 de marzo de 1520 las cinco embarcaciones penetran en la Bahía de San Julián: “nada más fondear, Magallanes en vista de las duras condiciones meteorológicas que le esperan y previendo un largo y frío invierno, prepara sus naves para invernar. Para ello, la primera medida que toma es la de reducir la ración diaria de los alimentos traídos de España”.

“Lógicamente, esta severa medida disgustó a los tripulantes y exacerbó el descontento general. Exaltados los ánimos, nombran una comisión para parlamentar con el capitán general. Magallanes escucha las demandas y responde que tanto él como todos los integrantes de la expedición, habían contraído el compromiso con la Corona de España de llegar a la Especiería, y que estaban obligados a cumplirlo aun a costa de morir en el empeño”.

“Si bien en la marinería el brote rebelde se extinguió rápidamente, algunos de los hombres con mando se amotinan, para exigir al portugués que informe sus planes. El 1 de abril, domingo de Ramos, Magallanes invitó a capitanes, oficiales y pilotos a una misa en tierra firme, (la primera rezada en territorio actualmente argentino) para después agasajarlos con un gran almuerzo en la nave capitana. La insubordinación que estaba incubándose, se hizo evidente cuando algunos los capitanes rehusaron concurrir a misa, declinando asimismo la invitación a la comida de camaradería”.

“Al inicio de la guardia de modorra, en la fría madrugada del 2 de abril, Juan de Cartagena y Gaspar de Quesada al mando de unos treinta hombres, lograron el control de tres naos de la flota. El Capitán General quedó con la Trinidad y la menor de las naos, la Santiago”.

Cuando ninguna de las partes estaba decidida a ir a parlamentar al barco del contrario, la tarde del mismo 2 de abril, Magallanes decide tomar la iniciativa y para ello redacta un mensaje al capitán de la Victoria, Luis de Mendoza, encargándole al alguacil Espinosa que se lo lleve en mano, acompañado de cinco hombres armados secretamente. Mendoza, ajeno a las intenciones de los portadores del mensaje, les facilita el acceso a bordo. Espinosa es recibido en su cámara por Mendoza, y cuando éste se concentra en la lectura, el alguacil se lanza sobre él y lo apuñala repetidas veces, dándole por muerto. De este modo Magallanes recupera la nao Victoria, consiguiendo el control táctico de la situación por poseer mayor capacidad de fuego que los insurrectos.

Seguidamente, en una breve escaramuza, toma por asalto la San Antonio capitaneada por Quesada, sometiéndola rápidamente, más tarde Cartagena al mando de la nao Concepción depone sus armas.

El castigo impuesto alcanzó gran dureza. Magallanes, convertido en juez y fiscal condenó a muerte a cuarenta hombres, aunque finalmente sólo ejecutó a uno y desterró a dos de ellos.

El 4 de abril el Capitán General ordenó el descuartizamiento de Mendoza, que había muerto a causa de las heridas recibidas durante el motín.

El 7 de abril el capitán Gaspar de Quesada era decapitado por mano de su propio criado, Luis de Molino, a quién Magallanes conmutó la pena de muerte a condición de aquél ejecutara a su amo. Seguidamente el cadáver de Quesada también fue descuartizado .

Es muy probable que el juicio se desarrollara bajo la intimidante presencia del tétrico cadalso levantado en la margen oriental de la bahía. La usanza de la época imponía que los hidalgos, dada su alcurnia sólo podían ser decapitados, mientras que para la clase baja se reservaba una muerte mas plebeya, por ahorcamiento. Recordemos que dentro de los cuarenta condenados la mayoría pertenecía a esta última condición social.

El célebre Pigafetta

El capitán Juan de Cartagena -veedor de la armada- y el clérigo Sánchez de la Reina, fueron desterrados allí mismo, abandonados en la playa con mínimas provisiones. Antonio de Pigafetta, el célebre cronista de la expedición anotó en su diario: “entonces el comandante, que no osaba quitarle la vida porque (Cartagena) había sido creado capitán por el Emperador en persona lo arrojó de la escuadra y lo abandonó en tierra de los patagones con cierto sacerdote su cómplice”…

En el mes de junio se produce el encuentro con los nativos, Pigafetta, el cronista de la expedición escribe: “Un día en que menos lo esperábamos se nos presentó un hombre de estatura gigantesca. Estaba en la playa, casi desnudo, cantando y danzando al mismo tiempo, y echándose arena sobre la cabeza. (…) Al vernos manifestó mucha admiración, y levantando un dedo hacia lo alto, quería sin duda significarnos que pensaba que habíamos descendido del cielo. Este hombre era tan alto que con la cabeza apenas le llegábamos a la cintura”… El vívido relato del cronista italiano dio inicio a la leyenda del gigantismo de los tehuelches , un error antropométrico que persistiría mas de dos siglos.

Más adelante refiriéndose al encuentro con otro nativo dice: “Pasó algunos días en nuestra compañía, habiéndole enseñado a pronunciar el nombre de Jesús, lo oración dominical etc., lo cual logró ejecutar tan bien como nosotros, aunque con voz muy recia. Al fin le bautizamos dándole el nombre de Juan”… Este fue el primer acto evangelizador de la historia argentina.

Magallanes capturó a dos tehuelches para llevarlos a España como obsequio al Rey, y durante una expedición en la que se procuraba capturar también mujeres nativas, un tripulante fue alcanzado por un flechazo y días después falleció. Este constituye el primer derramamiento de sangre en la larga serie de enfrentamientos entre conquistadores y aborígenes de nuestro país.

El Almirante los bautizó con el nombre de “patagones” y Pigafetta en el trazado del primer mapa del extremo sur de América incluyó el topónimo “Regione Patagonia”.

Los “patagones”

Respecto del origen del término “patagones”, existe una interesante controversia etimológica, ya que mientras la versión más difundida atribuye la inspiración del nombre al enorme tamaño de las pisadas, existe otra posible influencia que debe rastrearse siete años antes de la partida de la expedición, en 1512, cuando fue publicada una novela de caballería, llamada “Las aventuras del caballero de Primaleón”. En este relato, Primaleón navega hacia una lejana isla, en cuyo interior habita un monstruo llamado “Gran Patagón”. El caballero hiere al monstruo de una estocada y este tiñe el suelo con su sangre y “ruge con tanta intensidad que habría aterrado al más firme de los corazones”. Se advierte en este relato fantástico una gran concordancia con la primera impresión que tuvieron los europeos ante los tehuelches, a quienes consideraron seres gigantescos dotados de fuerza sobrehumana.

La estadía magallánica quedó aquí perpetuada en varios topónimos. Magallanes bautizó este sitio con el nombre de Puerto San Julián . El accidente geográfico que constituye la margen sudeste de la boca de la bahía, fue llamado Punta Desengaño, producto de la desilusión de Magallanes al constatar que lo que parecía la embocadura del paso interoceánico no era sino una estrecha bahía. La isla donde fueron sepultados los restos de Mendoza y Quesada fue llamada Isla de la Justicia. Y finalmente el cerro de 285 m. actualmente conocido como Monte Wood fue bautizado Montecristo, y en su cima fue clavada una cruz, como era de práctica en tanto reafirmación de la fe cristiana y seguidamente se tomó posesión de esta tierra en nombre del Rey de España. (es el primer acto formal de soberanía española en suelo argentino).

Aquí tendría origen la leyenda negra de Patagonia, con su halo trágico , su naturaleza hostil, su proximidad al acabamiento del mundo y sus habitantes monstruosos y gigantescos. Era el nacimiento de un mito. Tras cinco meses de estadía la flota abandonó San Julián.

Aunque Magallanes no sobrevivió, el primer viaje de circunnavegación probó efectivamente la redondez de la tierra, finalmente el hombre había conseguido medirle la cintura al mundo.

La primera ciudad argentina

Por su parte, el docente e investigador neuquino Humberto Zambón publicó hace unos días en el sitio Va con Firma, un artículo donde refiere a lo que fue la primera ciudad diseñada y habitada en la Argentina, ubicada a unos 40 kilómetros de la actual Camarones, en Chubut.

Allí, refiere que esa fundación de una población estable se realizó un año antes de la que se hiciera en el Río de la Plata y 19 años antes que Santiago del Estero.

Aquí parte de ese artículo, para seguirlo leyendo en Va con Firma:

La caleta Hornos es uno de los paisajes más hermosos de toda la pintoresca costa patagónica, conocida como lugar reparado por quienes navegan por placer o deporte el litoral marítimo sureño. Al norte se encuentra el Faro de Leones (frente a la isla Leones) y más allá la reserva faunística del Cabo de las Dos Bahías, donde viven en libertad gran cantidad de guanacos y algunos ñandúes. En las costas hay lobos marinos y pingüinos, además de interesantes lugares de pesca (como Caleta Sara, donde se ha realizado la fiesta nacional del salmón).

Caleta Hornos (y Nueva León, la primera ciudad argentina) está a unos 40 kilómetros al sur de Camarones, un pintoresco y ordenado pueblo asentado sobre la bahía del mismo nombre, con menos de 1.000 habitantes. Camarones está a 72 km. de la ruta 3, unido a ella por la ruta provincial Nº 30, totalmente pavimentada.

Un dato interesante es que en Camarones Juan Perón pasó su niñez y luego, durante la adolescencia, los meses de vacaciones del liceo militar, debido a que su padre era el juez de paz del lugar.

Que Nueva León, ubicada en la Patagonia, haya sido la primera población fundada por los españoles en el actual territorio argentino, un año antes que Mendoza fundara por primera vez a Buenos Aires (3 de febrero de 1535) y 19 años antes que la corriente conquistadora del noroeste fundara Santiago del Estero, es casi desconocido, incluso por los mismos patagónicos. Es parte de la marginación cultural, política y social que históricamente viene sufriendo la Patagonia.

Felizmente se está redescubriendo y revalorizando el pasado histórico, como forma de afirmación de la identidad cultural de la Patagonia. Así, en Camarones amplios carteles recuerdan la epopeya de Alcazaba y, sobre la costa, un monumento con forma de torre fortificada recuerda la fundación de Nueva León. En el Chubut, la ley provincial 2271 declara asueto provincial al 9 de marzo de cada año, mientras que la Ley provincial 4188 (de 1996) declara de interés histórico y turístico el área de Caleta Hornos, ordenando al ejecutivo provincial la apertura de accesos adecuados y la creación de un centro de información para promover aspectos de la cultura regional. Con un grupo de amigos visitamos la región en 1997; el camino de Camarones hasta la caleta era de tierra y paulatinamente se iba convirtiendo en una huella natural muy deteriorada y prácticamente intransitable, salvo con vehículos especialmente preparados y guiados por algún conocedor de la región; hubo que abrir una tranquera. A pesar de la Ley 4188 tengo entendido que poco ha cambiado desde entonces.

Sin embargo, la belleza de la costa, la riqueza faunística, el valor histórico y la relativa cercanía de centros turísticos en pleno desarrollo (unos 300 kilómetros de Puerto Madryn), permiten augurar para el futuro próximo un flujo turístico creciente.

Y Nueva León será el símbolo de la reivindicación patagónica.

ATE
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Periodista y escritor (autor de las novelas "Arde La Colmena" y "Un hijo de tres madres", además de varios libros de poesía. Neuquén. Editor.
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