Especialmente la zona costera de uno de los lugares más caros de Buenos Aires, Puerto Madero, presenta niveles importantes de contaminación con derivados de petróleo y se analiza su impacto negativo en las aguas, el aire y la masiva urbanización de esa zona.
Un equipo de investigadores, compuesto por científicos del Conicet y las Universidades Nacionales de Avellaneda, La Plata y Mar del Plata, lleva a cabo un estudio de larga duración que analiza la presencia de hidrocarburos y metales en diversas reservas ecológicas ubicadas en el Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA).
Uno de los principales hallazgos del estudio es la presencia de hidrocarburos y restos de derivados de petróleo en áreas que anteriormente fueron industriales y donde las regulaciones ambientales eran menos rigurosas. Además, la afluencia del transporte ha contribuido a niveles elevados de hidrocarburos en suelos y aire.
Otro foco de preocupación son los metales, particularmente el plomo, que se ha detectado en niveles que, aunque no superan las normativas vigentes, requieren atención y seguimiento. Dado que las reservas del AMBA se encuentran en estrecha proximidad a áreas urbanas, existe la posibilidad de que la salud de las personas se vea afectada si la contaminación persiste a largo plazo.
Estos espacios naturales, a pesar de su proximidad a las zonas urbanas, han sido objeto de un monitoreo constante durante más de un año. El objetivo del estudio es evaluar los niveles de contaminación y su potencial impacto en la salud de la población, en caso de que la contaminación alcance niveles preocupantes. Aunque la situación actual no es alarmante, los expertos consideran que es un llamado de atención para preservar el ambiente y la calidad de vida de los habitantes del AMBA en el futuro.
La líder del proyecto, Natalia Cappelletti, investigadora del Conicet y la UNDAV, explica que se están monitoreando tanto metales como el plomo y el mercurio, como hidrocarburos derivados de la combustión. Los estudios se llevan a cabo a largo plazo y abarcan diversas áreas naturales, incluyendo el Parque Eco Área de Avellaneda, la Reserva Ecológica Lago Lugano, y las reservas ecológicas de Costanera Sur y Costanera Norte.
El equipo de investigación ha implementado técnicas de bajo costo y mínimo uso de insumos para llevar a cabo estos estudios. Por ejemplo, se utilizan bolsas de polietileno para evaluar los contaminantes presentes en el agua, se analiza la capa superficial del suelo, se examinan las hojas de las plantas y la corteza de los árboles, y se estudian las partículas en suspensión en el aire, así como las fluctuaciones en la presencia de elementos contaminantes a lo largo del tiempo.
La contaminación del aire, según la Organización de las Naciones Unidas, representa uno de los principales riesgos ambientales para la salud humana a nivel global, causando millones de muertes prematuras cada año. La presencia de hidrocarburos en el aire puede generar problemas respiratorios, mientras que el plomo, especialmente dañino para los niños, puede afectar el desarrollo neurológico y físico a largo plazo.
Una vez que se complete el monitoreo, los científicos tienen la intención de divulgar los resultados en la comunidad científica y entre el público en general. El objetivo es proporcionar información relevante sin generar alarma, y promover estrategias para abordar los problemas identificados. En un contexto global, donde el 99% de la población mundial respira aire que excede los límites de contaminación recomendados, la conciencia sobre la calidad del aire y la importancia de la preservación ambiental se vuelve fundamental para garantizar un futuro saludable para todos.