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La embajada neuquina que estuvo en Chile, en primera persona

Ana María De Mena
Por Ana María De Mena
Se afianza la relación entre las comunidades literarias y culturales de ambos países.

Hace poco menos de un mes nos invitaron desde el otro lado de la cordillera y, apenas lo supimos, soñamos con participar en el 2° Encuentro Chileno-Argentino de Escritores. No era el mejor momento para gastos imprevistos, pero cuando la incertidumbre asuela, lo mejor es unir ideas y fuerzas. Averiguados los detalles, fechas, lugares y posibilidades, empezamos a organizarnos. Lo hicimos como pudimos porque -ya se sabe- pocos son los escritores que viven de sus libros, como también se sabe que la mayoría publicamos por amor al arte y no por ser hábiles empresarios.

Realizamos gestiones ante quienes creímos que debían interesarse en apoyar a escritores que llevarían a otras tierras un mínimo grado de representación. Unos nos felicitaron, otros informaron que debimos tramitar con más antelación y alguno más nos sugirió la ausencia de presupuesto. Subrayo que dijeron presente los concejales Santiago Fernández y Marcela Valenzuela.

Sacamos cuentas, seleccionamos textos, redoblamos malabares y resolvimos que iríamos. Enviamos gacetillas y afiches a la prensa, que divulgó abundantemente la presencia neuquina detrás de los Andes y las radios hicieron varias notas.

Nos anticiparon que la mínima embajada literaria sería avalada por una declaración de interés ad referéndum del inicio de sesiones del Concejo Deliberante sanmartinense, acción que agradecemos, a sabiendas que se concretaría después del Encuentro. Será muy bien recibida y quedará como antecedente en el futuro.

Por razones de salud -nada grave- no pudieron participar Marisa Godoy y Viviana Núñez Cabral, pero gestionaron desde su lugar, llevamos sus publicaciones y compartimos con ellas a la distancia.

Finalmente, tras innumerables diálogos virtuales y una densa cantidad de mensajes telefónicos, acordamos pormenores y el viernes 9 de febrero partimos unos desde San Martín de los Andes y otros desde Villa La Angostura, para encontrarnos en el paso Samoré. Todos entusiastas.

Con Bernardo Colipán Filgueira “ternurando” como él dice.

Llegamos a Osorno y recalamos en la casa del escritor Bernardo Colipán Filgueira, quien nos recibió cálidamente. Allí tuvimos los primeros abrazos, una mesa generosa y el plus de una entrega con eje en una bandurria mediante un kamishibai, mucho más que un teatro de papel en la poética de Bernardo.

De allí rumbearon a Puerto Montt los dos autos en que viajamos. Nos hospedamos en el Hostal Cultural Blah Blah, con ventanas desde donde espiábamos el mar de la ensenada. Abundaron las charlas en la sala donde estaba montada la muestra “Desviarse” del artista visual Máximo Peña Ordóñez y en sus espacios, entre charla y charla, confraternizamos.

Al día siguiente, hicimos una caminata matutina rodeando la bahía de Angelmó y almorzamos unas sabrosas empanaditas. A la tarde, ataviados con sencillez y el corazón de fiesta, llegamos a la biblioteca pública “Dr. Matías Yuraszek”. Para quienes escribimos, entrar a una biblioteca es como entrar en la casa de una abuela muy querida.

Nos dieron la bienvenida Mauricio Díaz Ellis de la Fundación Voces Locales y Luis Arce Mardones, de la Corporación Cultural “Dr. Matías Yuraszek”, entidades organizadoras del Encuentro. También nos esperaba Víctor Caico Rehbein, permanente gestor en andanzas con los libros, en el primer acto luego de su retiro.

Mauricio Díaz Ellis dialogando con Antonieta Rodríguez París.

Como las sillas de la sala se iban ocupando, empezó la primera parte del programa con la charla de la profesora y doctorada en la Universidad Complutense de Madrid Antonieta Rodríguez París. Al margen de los títulos y su rol de miembro correspondiente de la Academia Chilena de la Lengua, es una promotora de la lectura, que se refirió a los entretelones que llevaron a Gabriela Mistral a San Carlos de Bariloche. Fue encantador oírla.

Ariela Santana, Dante Sepúlveda, Pandora Saad, Tamara Padrón Abreu y la amorosa Antonieta

Luego, la primera mesa de lectura estuvo a cargo de las chilenas Ariela Santana y Pandora Saad y los sanmartinenses Dante Sepúlveda y Tamara Padrón Abreu. Para entonces, ya nos encontrábamos distendidos, disfrutando.

Siguió la intervención musical con la guitarra de Daniel Ducós de Villa La Angostura, quien interpretó temas de Abel Fleury. Más tarde, en la segunda parte, me referí al Paso de Neruda por San Martín de los Andes y el origen de la Ruta que lleva su nombre. Continuaron las voces de María Martha Paz, también de San Martín de los Andes, de las chilenas Susana Sánchez y Alejandra Wolleter y de la escritora angosturense Natalia Belenguer.

María Martha Paz, Susana Sánchez, Natalia Belenguer, Alejandra Wolleter y Ana María de Mena

Resumiendo, hubo palabras con filo, con lirismo, atrevidas, memoriosas, seductoras, voces jóvenes y no tanto. Voces múltiples pusimos a rodar nuestros escritos. A esa altura, las palabras obraron su magia y estábamos como en familia.

Continuaron las melodías ofrecidas por Ducós, mientras abundaban los reencuentros, las fotos, los libros, los brindis, los abrazos. Aparecieron las flores y chocolates de la amiga Blanquita Chaura y hubiéramos podido cantar: “cartón lleno” de ternura.

Más tarde, la cocina improvisada entre varias y la cena informal en medio de charlas, música y baile con las divertidas locuras del escritor Jano Opazo Reyes. Gracias Jano por tu provocación de risas.

El domingo, despedida de Pandora Saad y Carolina Alvarado Mena, con la promesa de volver, agradeciendo la cordialidad, antes de tomar la ruta a Chiloé, hacia la hermosa Chiloé que siempre asombra.

En los extremos María y Barbie; de izquierda a derecha Julio Reyes Bustos, Daniel Ducós, Dante Sepúlveda, Tamara Padrón, Ricardo Tamayo, María Martha Paz y Ana María de Mena complacidos en El gran pez de Ancud.

En Ancud nos recibió Julio Reyes Bustos con su esposa Patricia y en cuanto dejamos nuestro equipaje en las cabañas, cuando eran pasadas las cinco de la tarde, salimos hambrientos a buscar un sitio para almorzar, con suerte porque encontramos una cocinería con precios de regalo.  

Luego, a caminar y digerir el banquete de pescados y mariscos. Dos de nosotras, en el camino seguimos con pasitos de danza acompasados la música oída al pasar, hasta que las risas compañeras indicaron que el ritmo que sonaba, secundaba el discurso a viva voz de un predicador fogoso. Nos detuvimos, claro; en medio de la diversión general.

La puesta de sol nos sorprendió regresando de la caminata. Cansados y contentos, alrededor de una mesa con quesos, frutas secas y vino, pasamos un lindo rato de charla y guitarreada con Julio, siempre cordial y generoso.

En la mañana libre del lunes fuimos a Puñihuil, a disfrutar el sol y la navegación para ver la colonia de pingüinos. Almorzamos frugal y con economía, para gozar un ratito más de playa. Volvimos a Ancud a prepararnos para las lecturas de la tarde. Esta vez en la librería El gran pez, donde nos recibieron Ricardo Tamayo e Ítalo Berríos. También nos esperaba un grupo de personas alrededor de la escritora Rosabetty Muñoz, recién llegadita de un viaje.

Las neuquinas rodeando a Rosabetty Muñoz.

Además de un comercio de libros, El gran pez es un acogedor espacio cultural, en el que los argentinos y chilenas leímos y Daniel nos ofreció música mientras había renuevo de chin-chines con refrescos y vino.

La reconocida Rosabetty nos había invitado a cenar en su casa y allá fuimos. El curanto, los mariscos y la calidez de los anfitriones -su esposo y ella- son para subrayar. También la amabilidad de la gente de Ancud que nos acompañó. Esa noche algunos durmieron allí y otras regresamos a la cabaña que dejamos al día siguiente, después de despedirnos de Julio y agradecer sus atenciones.

Con el tiempo justo llegamos a Osorno María Martha y yo. Allí asistimos al 9° Seminario de Cultura Tradicional organizado por el Conjunto de Protección Folklórica Brotes de Angelmó, con respaldo de la Fundación Voces Locales de Puerto Montt. Fredy Jorge Loaiza Oyarzun, coordinador de las actividades, nos dio la bienvenida y nos presentó ante un nutrido grupo de artesanos y tradicionalistas. Nosotras ofrecimos la lectura de textos propios, compartiendo estrado con el docente Rubén Pinchulef y el escritor Omar Saavedra Burgos.

Oyendo atentos a Víctor Caico Rebhein en el Seminario de Culturas Tradicionales de Osorno.

Aquí también a todos nos tocó bailar: una chacarera de Argentina y una cueca de Chile, guiados por quienes son expertos. Un cálido fin de encuentro después del cual nos encaminamos a la frontera.

En Puerto Montt, Ancud y Osorno, con la satisfacción a flor de piel dejamos ejemplares de libros de edición propia y de sellos independientes; vale decir publicados por esfuerzos personales.

Fin de la gira “librera” con un público amable de artesanos y tradicionalistas.

Ahora, desde el lado oriental de la cordillera, cabe agradecer una y mil veces a los organizadores y a los anfitriones, quienes nos colmaron de agasajos y afecto. También a quienes colaboraron para posibilitar el viaje y a la prensa que difundió nuestros quehaceres de embajadores sin credenciales diplomáticas, con nuestros escritos como carta de presentación.

Gracias a quienes nos alentaron y gracias a la vida porque no se agota nuestra persistencia por seguir remando en favor de la lectura y los libros.

ATE
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