Es la primera mujer en el mundo que cumplió en seis oportunidades el desafío de recorrer los sitios por los que el general José de San Martín cruzó desde Argentina a Chile en su campaña libertadora. La segunda cordillera más alta del planeta guarda hoy los momentos vividos en aquellos años donde Argentina, Chile y Perú abrieron camino a sus independencias del reinado de España. Esos lugares, planificados con la ayuda de baqueanos de la zona, todos los años son recorridos por contingentes que rinden honor a la gesta sanmartiniana, considerada como una de las hazañas militares más importantes de la historia mundial.
Este sábado se cumplieron 174 años de la muerte de San Martín y decidimos recuperar una entrevista que nos acercaran hace un tiempo lectores en la ciudad de Corrientes, con material publicado en el diario Época de allí, donde la periodista Mónica Pared realizó una entrevista a la maestra que cumplió con el sueño del recorrido, en seis oportunidades.
Aquí reproducimos esa entrevista, publicada por el periódico correntino el 20 de agosto del año pasado:
“Adriana Geymonat es oriunda de La Plata. Es docente de Educación Artística (música, danza, teatro, expresión corporal) en colegios primarios y enseña Historia del Arte en colegios secundarios. Además es historiadora e investigadora de la vida del General José de San Martín. Como si fuera poco, añade: “También soy cantante lírica recibida en el Teatro Colón”. Tras la larga presentación, Adriana se mostró conmovida al conceder esta entrevista a un medio correntino: “Es una emoción muy grande y un orgullo estar en la tierra donde nació el Padre de la Patria”, dijo.
“En realidad, desde chica a mí siempre me gustó la Historia, y mis padres, cuando no nos íbamos a la escuela, por algún motivo, nos juntaban a mi hermana y a mí y nos contaban siempre la historia de algún prócer. Es decir que desde chiquita me gustó la Historia. Y ya de grande, como que tenía esa necesidad de transmitirla, entonces me dediqué a la carrera docente”, detalló sobre la elección de su profesión. Sin embargo, como contó Adriana, no empezó de inmediato a estudiar sobre las rutas sanmartinianas. “Cada enero, que es cuando los docentes tenemos nuestro descanso, siempre iba a algún lugar que tuviera relación con la historia o por alguna persona que haya hecho algo por nuestro país. Recopilo toda la información que puedo y después, cuando empiezan las clases, lo transmito a mis alumnos”, confesó a la vez que relató: “Siempre ellos esperan el momento para que les cuente a qué lugar histórico fui”.
La primera travesía de Adriana se concretó al cumplirse el bicentenario de la gesta patriótica. Entre sus tantos viajes, la profesora antes del cruce estuvo en la provincia de Tucumán. “Cuando fue el Bicentenario. También fui a las islas Malvinas en 2016 haciendo un homenaje a los soldados caídos en la Guerra de Malvinas. En 2017, cuando fue el Bicentenario del Cruce de los Andes, me dije ‘qué mejor que empezar con la figura de San Martín, que es el más grande entre los grandes’, como dice el himno al General San Martín. Y en ese año, justamente, hice el Paso de los Patos, que es la columna principal al mando del General José de San Martín llegando un 12 de febrero a Chacabuco, Chile, también bicentenario de la batalla del mismo nombre. Entonces empecé con esa ruta sanmartiniana. Nunca me imaginé que iba a seguir”, resaltó. Para concretar su sueño utiliza sus propios esfuerzos e ingenio: “Lo hago con mis ahorros de todo el año”, sostuvo.
A la vez que detalló: “Fui con baqueano de Mendoza, algunos historiadores que manejan mapas y se va diagramando la ruta histórica que son pasos vírgenes, en realidad no los hace nadie, no son turísticos, no están abiertos para el turismo”.
Preparación física y mental
Al consultarla sobre cómo fue la preparación para afrontar la hazaña, explicó: “Soy de ir a al gimnasio, soy bastante de caminar, correr, pero había que profundizar en algunos aspectos como fortalecer piernas, cintura, brazos. Tuve que ir al médico para hacerme un chequeo general y estar apta, porque a más altura se te corta la respiración. También es fundamental la parte psicológica porque uno piensa en que nunca llegás”, indicó.
Por otra parte, todas las travesías tuvieron distinta duración. “El primero, en 2017, duró once días; Portillo, ocho días; Comecaballos, doce días; Paso Planchón, siete días; el Paso de Guana, once días. Y así todos los viajes a lomos de mulas y caballos. También sorteando las inclemencias del tiempo. Además, dormíamos al aire libre porque el proyecto fue ponerme en la piel de esos hombres que, con nada, fueron a la cordillera. Se siente el frío por más que tengas ropa térmica o bolsa de dormir. De día, 40 grados al sol y por la noche, menos 15 grados bajo cero”, puntualizó. “Cuando sentía que no me alcanzaban las fuerzas gritaba ¡Viva la Patria! o entonaba el himno. Se me cortaba la voz de la emoción. Sin dudas fue un proyecto personal de unir Argentina y Chile con esas seis rutas sanmartinianas. Pero claro, la huella del General San Martín seguía al Perú y sigue a Francia, donde pasó sus últimos días. Entonces, hace tres semanas volví de Perú”, comentó.
Viaje a Perú
En 1820, la flota naval de San Martín zarpó hacia Perú, y Adriana, siguiendo las huellas del general, este año llegó a ese país. “Al llegar a Lima el presidente del Instituto Sanmartiniano, el segundo más importante después de Argentina, me nombró miembro honorífico. Después estuve en Huaura, en el balcón donde San Martín salió e hizo la proclama de la independencia y lo emocionante fue que ese balcón estaba cerrado y lo abrieron solo para que yo, alguien de Argentina y que estaba emulando lo que hizo el General San Martín, estuviera allí. Después estuve en Huacho, en Paracas, en Pisco, en Nazca, en Palpa. Me dieron la bandera primigenia que hizo San Martín para el Perú. Yo entregué mi bandera de los Andes, así que estoy llena de obsequios de reconocimientos porque ellos valoran la figura de San Martín. En Perú se respira San Martín”, describió.
Visita a Yapeyú
Adriana, de visita en Corrientes, fue invitada por la intendente de Yapeyú a participar de los actos oficiales por el 173 aniversario del Paso a la Inmortalidad de San Martín. Y como no podía ser de otra forma, la docente decidió llegar a la tierra del Libertador a caballo. “El lunes participé de la cabalgata en honor a la Virgen de la Asunción en la localidad de La Cruz y después fui para Yapeyú para desfilar con los granaderos. Participé como abanderada de los Andes”, detalló.
Para usted, ¿quién fue San Martín?
“Para mí es el gestor de todo, de la libertad, de los valores, de la humildad. La humildad de un grande porque vino de Europa con todo para dar la independencia, la libertad a Argentina, Chile y Perú. Dejó todo para que continúen y se fue con nada a Francia donde muere… ni siquiera en su casa, sino en la casa de su cuñado junto a su hija Mercedes. Entonces, ahí está el gesto de este gran hombre que para mí es un gran estratega militar, un gran padre con las máximas que entregó a su hija, un gran esposo. Como dice el himno al Libertador General San Martín: el más grande entre los grandes. Tanto es así que la estrategia militar se estudia en todos los colegios militares del mundo. En cualquier lugar donde vayas hay una plaza y está el monumento a San Martín. San Martín te enseña a amar tus cosas, a no consumir lo que viene de afuera, y no apreciamos lo que tenemos acá. Mi tarea como docente es eso: transmitir esos valores que están olvidados. Hoy debemos hacer que resurja todo eso, creo que lo necesitamos”.
¿Qué nos diría hoy San Martín?
“Nuestro país está en una situación está muy difícil, para los chicos, para los grandes, para nuestros abuelos. Creo que todos tendremos que poner nuestro granito de arena, de nuestro esfuerzo, pero creo que San Martín apuntaría a la cultura del trabajo”, reflexionó Adriana.
“El esfuerzo, el estudio, la educación, el valor y respeto a nuestros abuelos. Tenemos estos valores, pero están muy apagados y como nación, como pueblo, necesitamos que resurja la Argentina”, precisó. A la vez, sostuvo: “Creo que San Martín vendría y a más de uno, sobre todo a los políticos, les tiraría un poco de las orejas y les diría: ‘Yo no dejé un país así. Dejé un país hermoso, no para que ustedes lo tiren abajo’”.
“La Dama de la Cordillera”
La profesora hizo referencia a un apodo que, tras su hazaña, tomó fuerza. “En su momento, el historiador Las Heras, cuando terminé de hacer las seis rutas sanmartinianas me dijo: “No la voy a decir más Adriana o profesora, usted es ‘la Dama de la Cordillera’”, contó a la vez que anticipó que en cada viaje lleva un diario con sus vivencias con la idea de escribir un libro. “Creo que ya tengo el nombre de mi libro: ‘La Dama de la Cordillera’”.
El último sueño en honor a San Martín
El plan de Geymonat es llegar en enero de 2024 a Boulogne-sur-Mer, el pueblo costero del norte francés en el que murió el Libertador. “El año que viene quiero llegar a Francia, donde San Martín pasó sus últimos días. En la embajada de Argentina en Francia ya se está gestionando para recorrer esos lugares.
Para finalizar, compartió: “Me gusta hablar con una frase que dijo San Martín en su arenga a los granaderos cuando iban allí en Espinacito, cuando iban a luchar contra los realistas en Chacabuco, Chile, y es una frase que me acompañó en todos mis cruces y la tomé como parte de mi vida: ‘Seamos libres, lo demás no importa nada’. ¡Viva la Patria!”.
Los seis cruces
Con el éxito del primer cruce, Adriana emprendió un largo camino también en conocimiento e investigación. “Empecé a estudiar, a buscar e investigar, ya que mi profesión me llevaba a eso, y vi que había cinco pasos más. Es así que en 2018 hice el Paso Portillo (Mendoza), en el 2019 hice el Paso Comecaballos (La Rioja), en el 2020, el Paso Planchón (Mendoza); en 2021, el Paso Uspallata (Mendoza); y en 2022 el Paso de Guana (San Juan). Tras realizar el último cruce, me llamaron de la Municipalidad de mi ciudad para decirme que me había convertido en la primera mujer en el mundo en haber realizado esas rutas sanmartinianas. En 2020, en pandemia, me nombraron maestra Sanmartiniana. Después, el Regimiento de Granaderos de San Lorenzo y de Buenos Aires me nombró “Granadera honorífica del General José de San Martín”, única mujer civil en tener ese título porque solamente lo tienen las personas que hacen la carrera militar”, destacó sobre los reconocimientos recibidos. Además, Adriana fue contactada por numerosos organismos para la entrega de distinciones, entre ellas recibió premios y diplomas de embajadores de la ONU.
Con la humildad que la caracteriza, la profesora confesó: “Cuando me preguntaron qué esperaba tras todo eso, yo dije que nada. No esperaba reconocimientos, se fue dando y sí, me llena de orgullo porque quiero transmitir a mis alumnos que lo importante es el esfuerzo, el trabajo, el estudio y uno ve coronado todo cuando alguien reconoce lo que vos hiciste. Y mi tarea como docente es tratar de difundir esos valores, en este caso del General José de San Martín”, destacó.
Los valores sanmartinianos
En la conversación con Adriana no puede faltar un análisis de nuestra realidad como país y se planteó: “Los valores de nuestros próceres los tenemos un poco olvidados. Creo que con las charlas que tengo con mis alumnos y que doy en otros colegios e instituciones, lo que intento es volver a nutrirnos de esos valores que hoy necesitamos tanto”.
Entre sus anécdotas, vinculadas a los valores de San Martín, la docente analizó: “Cuando hice el cruce de la cordillera aprendí a respetar a la naturaleza, porque uno va avanzando si la naturaleza te lo permite. Aprendí el respeto por el animal, porque él es el que te guía en esos pasos que son muy difíciles”, sostuvo.
“Pensé que no volvía”
Entre sus tantas historias, Adriana recuerda una que la marcó. “Siempre cuento una anécdota que me pasó en el último cruce. Cuando entrábamos en el Paso de Guana, nos agarró una tormenta que nos mojó todo hasta la ropa que teníamos para cambiarnos, la comida, todo. Estuve seis días sin comer, solamente tenía mi termo con el mate y yo me había llevado once bolsitas, ya acostumbrada de otros viajes, con frutos secos porque mientras vas en la mula vas comiendo y te da energía. Tenía solo eso. Pero en esa misma tormenta, el baqueano me dice que la tormenta espantó a los animales y eso te juega la parte psicológica”, relató sobre la angustiante situación.
“Nadie sabía que estábamos allí porque uno firma un documento en el que deslinda de responsabilidades porque al entrar a la cordillera no pueden llegar ni con helicópteros. Entonces uno asume esa responsabilidad”, explicó. “Es así que el baqueano va en busca de los animales en medio de la tormenta y yo me quedo sola, tapada solamente con una lona, y tenía fiebre. Tenía en mis manos una Virgencita de La Merced, patrona del Ejército Argentino. Soy muy católica, así que me acuerdo que tenía mucho miedo, lloré un montón y pensé que no volvía, sinceramente. Le pedí a la Virgen que si tenía que morir que me permitiera pasar de un sueño a otro sueño sin darme cuenta y lloraba. En ese momento siento como que alguien tose o que alguien habla, me saco la lona y veo que venía el baqueano con los animales. Salgo corriendo, llorando y lo abrazo a mi amigo Juan y le digo ‘la Virgencita me escuchó’”, recordó con congoja.
No todo termina ahí, dijo Adriana. “El baqueano me contó que los animales, que en plena tormenta se asustaron y se fueron a refugiar a algún lado, cuando él iba a buscarlos ellos estaban volviendo por nosotros”.