La fuerza de superación y el inquebrantable amor por sus raíces hacen de los pueblos fundados por las familias galesas los lugares más impactantes por su identidad. Sumate a este viaje.
Una de las características que tiene un viajero es la de ser curioso, incluso quizás sea su principal motor o hasta una condición para serlo. Desde chico tuve esa curiosidad de saber qué había más allá, más allá de mi barrio, de mi ciudad, de las fronteras de mi país. Por eso, nunca entendí esa falta de curiosidad en las personas, incluso en aquellos que no se atreven o no pueden salir a la ruta por el motivo que sea. Es raro eso, al menos para mí.
Por esto quizás, la historia de los inmigrantes o las colectividades de otros países en Argentina siempre fue algo que me atrajo mucho. Y en parte porque en definitiva el inmigrante, mas allá de sus circunstancias, es un viajero también y te da la posibilidad de ver en esa persona un pedazo del mundo sin tener que viajar. Lo cual además es más barato.
Para mí una fiesta de colectividades, como hay por ejemplo en mi Bahía Blanca, siempre es un lugar interesante de visitar, ver la cultura de esos países es algo que todos deberíamos disfrutar. Y sobre todo por eso que decía Mark Twain, cuando afirmaba que «Viajar trae consecuencias fatales para los prejuicios y la intolerancia». Doy fe, lo pude vivenciar.
La historia de las Colectividades en Argentina es muy rica. A nuestro país lo hicieron en gran parte los inmigrantes o hijos de, y sin meterme en el espinoso tema de lo sucedido con los pueblos originarios, buena parte de los argentinos somos descendientes de inmigrantes en su mayoría europeos.
Y, la verdad, creo sinceramente que la Colectividad Galesa, sin ser la más numerosa, fue probablemente una de las más exitosas.
A principios del 1800 la presión que ejercía Inglaterra sobre Gales era demasiado dura para sus habitantes y comenzó poco a poco un éxodo, principalmente a EEUU y Australia. Lo que buscaban los galeses era una oportunidad y un lugar para practicar su religión, poder hablar su lengua que había sido prohibida por los ingleses, en definitiva, mantener sus costumbres, su cultura.
Pero sucedió que los inmigrantes galeses sentían poco a poco perdían su identidad, sobre todo en EEUU donde se mezclaban con otras comunidades, por eso pensaron en algún lugar donde aislarse y comenzar de cero, algo así como establecer una NUEVA GALES FUERA DE GALES y fundar una colonia basada en el idioma galés y lejos de todo. Y eligieron la Patagonia. Hablamos de la primera mitad del siglo 19.
Fue así que 3 o 4 líderes crearon una sociedad colonizadora, buscaron colonos voluntarios y lograron un acuerdo con el gobierno argentino. Sobre todo con el Ministro del Interior, Guillermo Rawson, muy interesado en que se concrete la colonia. Finalmente, Argentina les dona tierras sobre el río Chubut a cambio de colonizar esa zona, aun virgen.
Hace un tiempo en un libro leí que una propuesta fue que se establecieran en Bahía Blanca, lo cual hubiera cambiado sustancialmente la historia de mi ciudad.
Para Argentina era importante que prospere esta colonia para afianzar la soberanía en ese territorio que ya era codiciado y reclamado por otras naciones. Recordemos que, en esa época, lo que se conocía como Argentina, terminaba en la línea de fortines, esto es, un poco más abajo de Bahía Blanca, y de ahí al sur solo estaba poblado Carmen de Patagones, solitario en medio ya de lo que se llamaba EL DESIERTO.
Finalmente 153 colonos galeses arriban en el mítico Velero Mimosa (que se llama así por la estrella mayor inferior de la Cruz del Sur) y luego de un viaje muy difícil, llegan a la zona del Golfo Nuevo, que ellos llamaron Porth Madryn, nombre de la región en Gales de uno de sus lideres. Llegan justamente un 28 de julio de 1865, fecha tan importante que hasta hay un pueblo gales con ese nombre en el sur. Los primeros días se refugian en unas cuevas ubicadas en los pequeños acantilados de la playa, hoy patrimonio de la ciudad. La zona hoy es conocida como Punta Cuevas o Punta Indio.
Por la falta de agua dulce se trasladan al valle del río Chubut. Y fundan Rawson, en agradecimiento al Ministro del Interior argentino, que tanto los había ayudado para que la colonia se hiciera realidad. Recuerdo haber leído que este fue el primer sitio en la Patagonia donde se iza la bandera argentina.
Ahí comienza una de las grandes epopeyas de la historia Patagónica. En principio esta Colonia Galesa fue el primer asentamiento de origen europeo permanente en la Patagonia central. Porque los intentos anteriores de colonización habían fracasado, como Nueva León en lo que hoy es Camarones, Floridablanca por la zona de San Julián o el Fuerte San José en Península Valdés.
El comienzo fue muy duro, no encontraron la tierra fértil que les habían pintado, no tenían experiencia en agricultura ya que muchos de ellos eran mineros, no trajeron buenas herramientas, tuvieron mal clima y por si fuera poco llegaron en invierno. Fue así que las primeras cosechas fueron muy malas, para colmo de males sufren inundaciones que les destruyen las primeras casas que eran muy precarias. Todo esto hace peligrar la Colonia ya que algunos habitantes deciden irse a otras zonas del país más favorables como Santa Fe, Choele Choel y Coronel Suárez.
Muchos resistieron y la situación poco a poco mejoró, en parte porque lograron construir un sistema de canales de riego (el primero del país) y también, y por sobre todo, fue de gran ayuda el entendimiento con los tehuelches con quienes aprenden a convivir y a comerciar, lo que les ayuda a subsistir. Se dice de esta relación amistosa, mas allá de algunas escaramuzas iniciales, que es uno de los pocos ejemplos de convivencia pacífica en el mundo entre dos pueblos tan diferentes.
La colonia crece, y la realidad de sus habitantes mejora aún más con la construcción del Ferrocarril Central de Chubut, que conectaba el valle del Chubut con Madryn. Para esta obra llegan más galeses. Y así la ciudad, que creció por ser la cabeza del ferrocarril, fue nombrada Trelew (Pueblo de Lew) en honor a Lewis Jones que fue el impulsor de la idea. El ferrocarril creció hacia Playa Unión (en la costa) y Las Plumas (más al centro de la provincia).
En menos de 20 años, la mayor parte del valle inferior del Chubut había sido ocupada, y comienzan a explorar otras zonas de la Patagonia para buscar más tierra cultivable. En estas expediciones llegan a un valle fértil que llaman «Colonia 16 de Octubre» que da origen a las actuales ciudades de Esquel y Trevelin. En otra expedición, se funda Colonia Sarmiento más al sur, al oeste de Comodoro Rivadavia.
Un ejemplo de su progreso es que Argentina obtuvo la medalla de oro al mejor trigo del mundo con el cereal producido por la colonia Galesa, en la famosa «Exposición Internacional de Paris», en 1889, lo mismo paso en Chicago.
Amor por sus raíces
Algo muy importante para esta colonia era la religión (protestantismo, anglicanismo y presbiterianismo) y para celebrar sus cultos construyeron capillas. Existen muchas, desparramadas por toda la región, y son parte del legado histórico y cultural que han dejado.
Con el tiempo y con la llegada de la inmigración italiana y española la comunidad galesa se convirtió en minoría. Incluso el uso de la lengua galesa disminuyó debido al poco contacto con Gales, hasta que muchos galeses visitaron la Patagonia en 1965 para el aniversario 100 de la colonia. A partir de ahí aumento el turismo galés y los lazos se estrecharon más. Comienzan a hermanarse algunas ciudades galesas con otras patagónicas como Trelew y Caernarfon, Esquel y Aberystwyth, Rawson y Ffestiniog, Puerto Madryn y Nefyn,
Hoy en día hay mucha actividad cultural. Dos veces al año se celebra el Eisteddfod, un festival anual con competencias de poesía, música, canto, el recitado y las artes plásticas. Originalmente, el de la Patagonia era un festival exclusivamente galés, pero hace unos años incorporaron el castellano y así se pudo sumar toda la comunidad.
Existe muchas manifestaciones culturales, el encuentro de arte “Patagonia Celta”, la “Fiesta de la Torta Negra” en Trelew, el “Festival Literario” en Gaiman. En varios lugares se dan clases de idioma. Y obviamente cuando Lady Di, justamente la Princesa de Gales, visitó la zona en 1995, la región logró fama internacional y también un gran impulso turístico.
Se realizan partidos entre las selecciones de rugby de Argentina y Gales. Por supuesto el propósito principal es mantener vivos su cultura y sobre todo su idioma, algo muy importante para ellos. Existen becas e intercambios estudiantiles. Vienen maestros para ayudar a mantener la lengua. Leí por ahí que unas 10 mil personas hablan el galés patagónico que es una especie de dialecto hablado acá y probablemente el más importante fuera de Gales. Incluso se dice que da como un cierto status hablarlo.
Tuve la suerte de visitar varias veces la comarca, de chico por tener familiares en Madryn cada vez que viajaba era visita obligada ir a Trelew y Gaiman, lo cual a mí me encantaba porque era como una forma de viajar al extranjero. Con el tiempo al estudiar la historia patagónica crece mi admiración por este pueblo, por lo mucho que han logrado con tanto esfuerzo. Son un ejemplo de superación. Pensar que de la nada y en circunstancias muy adversas hicieron algo increíble es sumamente plausible.
La verdad que colonias galesas hubo en muchos lugares del mundo pero probablemente es en la Patagonia donde mejor se desarrolló y es considerada una de las más exitosas. Indudablemente, si hay una impronta cultural que se nota en Chubut, esa es la galesa.
Recomiendo por supuesto recorrer todas las localidades de esta comarca, desde la histórica ciudad de Rawson y su conocida Playa Unión, pasando por Puerto Madryn, ciudad que creo haber visitado en no menos de 25 o 30 oportunidades, con todo su potencial histórico, cultural, natural y turístico que ya sabemos que tiene, Trelew, mi lugar favorito en esta zona, y visita cábala en mis viajes patagónicos. Para mí es imperdible un desayuno en el mítico Bar Hotel Touring Club, donde entre otros pararon Saint Exupery o los bandoleros Butch Cassidy, Sundance Kid y Etha Place, o visitar el museo histórico regional y la vieja estación del Ferrocarril y obviamente el museo Egidio Feruglio para aquellos amantes de la Paleontología.
Seis comunidades imperdibles
En Gaiman («piedra de afilar», de aprox. 7000 hab.) hay que ver claro las famosas casas de té, el puente colgante, la Casa del Poeta. También se conserva la primera casa del pueblo, la vieja estación del ferrocarril. El viejo Correo. Es inevitable adentrarse en el túnel que atraviesa la ciudad. Una obra de ingeniería increíble. Es raro Gaiman, tiene esa atmosfera británica, y se ven los nomencladores de las calles en los dos idiomas, o la bandera con el Dragon, que es el símbolo de Gales. Me encanta.
Dolavon («prado junto al río», de unos 3500 hab), es más chico que Gaiman, pero es muy lindo y muy prolijo, conserva también su estación de tren. Se aprecia el funcionamiento de los canales de riego que atraviesan la ciudad con sus norias, tiene un edificio municipal muy moderno, también algunas capillas muy interesantes. 28 de Julio ya es un pueblito más chiquito pero que sigue creciendo, pasó de 500 a 1000 habitantes.
Y ya en la zona de la cordillera se puede disfrutar de la atmosfera galesa sobre todo en Trevelin («el pueblo del molino», 8000 hab.), que es uno de los puntos turísticos más importantes de la provincia junto con Esquel («Abrojo», 35.000 hab.), que es más ciudad y además de mantener en cierta forma la cultura galesa tiene como gran atractivo a “El Viejo Expreso Patagónico”, famoso tren a vapor más conocido como “La Trochita”.
Más al sur, cerca de Comodoro Rivadavia, se puede visitar Colonia Sarmiento (12000 hab.) en el valle del Río Senguer, que también tiene origen gales. Su increíble bosque petrificado merece una visita, y es muy interesante conocer la historia de Gato y Mancha los dos caballos con los cuales el suizo Aimé Félix Tschiffely realizó una travesía hasta los EEUU en la década del 20. Tiene muchos atractivos más, claro, como la vieja estación de ferrocarril o el parque Paleontológico Cretácico, entre otros.
Viaje a Gales
Quiso el destino que, en 1998 durante un largo viaje por Europa, y mientras vivía un tiempo en Londres, tuviera la suerte de poder visitar Gales, o mejor dicho su capital Cardiff y algún que otro pueblo a la pasada. Apenas crucé la frontera por el viejo puente que separaba Gales de Inglaterra, noté que no había buena onda entre los dos países, ese puente da más la sensación de separar que de unir. Sus buenas razones tienen los galeses para esto, claro. Se ve que el tiempo no ha logrado aún zanjar las diferencias.
Me recibió un cartel en gales que anunciaba: “Croiso I gambe», en Gaélico, o sea Bienvenido a Gales.
Si bien no es uno de los destinos más visitados por los argentinos cuando viajan a Europa, a mí me encantó, es hermoso y lamento no haber tenido más tiempo para recorrerlo en su totalidad. La campiña, los castillos, las ruinas medievales, y los bares como punto fundamental de encuentro, lo hacen un lugar verdaderamente espectacular para visitar. La única contra es la lluvia, siempre llueve.
Cardiff, es una ciudad dividida en dos partes, el Centro y la Bahía. El Centro, de calles y jardines Victorianos, con muchos edificios neoclásicos y un castillo neogótico es muy ordenada y dinámica.
En la Bahia, una zona que estaba en ese momento en proceso de urbanización, con edificios modernos en contraste con otros muy viejos fui a ver el Cardiff Bay Visitor Centre, la mejor oficina de turismo que vi en mi vida, un moderno edificio ovalado, elevado sobre una plataforma. Fue en este lugar que a pesar de no tener carnet porque lo había perdido en un robo, por primera vez en mi vida, manejé un auto en Europa y por si fuera poco, del lado derecho, cosa nada fácil ya que la palanca de cambios te queda del lado izquierdo, y a veces por la costumbre en vez de meter un cambio intentas abrir la puerta. Pero me la rebanqué.
De ahí por autopista me fui a Strattford Upon Avon, la patria de Shakespeare, pero esa es otra historia. Se las cuento otro día, ¿sí?.
¡¡Hasta la próxima amigos!!
Excelente relato !!!!!gracias por tener presentes a nuestras familias que vinieron el » Mimosa»
Muchas gracias Sandra por tus palabras. La galesa es una comunidad a la que siempre admiré mucho!
Slds
Diego Promenzio