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La jarilla encerraba un secreto y la ciencia lo descubrió

María Morinelli
Por María Morinelli
¿Sabías que las hojas también sirven para la orientación?. Esto y mucho más tiene este arbusto silvestre.

Forma parte de la flora silvestre en amplias regiones de la zona cordillerana de la Argentina. Un estudio y su posterior aplicación la llevó a un beneficio para la salud que era impensado.

La jarilla es uno de los arbustos silvestres centrales en la vida cotidiana de miles de personas que habitan en la Patagonia y otras zonas cordilleranas de la Argentina. Sus usos y propiedades se fueron conociendo a partir de los saberes ancestrales de los pueblos originarios y por quienes habitaron luego esos lugares.

A los beneficios para la salud se le fueron sumando la utilización para hacer fuego (para cocinar o calefaccionarse) y otro que se supo siempre en nuestras regiones que tiene que ver con la orientación: las hojas de la jarilla muestran su frente hacia el este y su dorso hacia el oeste. Por lo tanto, sus perfiles están ubicados hacia el norte y el sur.

Los saberes populares incluyen propiedades para la salud humana que van desde infusiones con poderes antiinflamatorios, para aliviar el reuma, con aplicaciones ante luxaciones o fracturas y también en algunas aplicaciones veterinarias en caballos y mulas.

Pero nada se sabía de otro secreto en su aplicación: previene la caída del cabello.

A esto se dedicó un equipo de científicos pertenecientes al Instituto de Química y Metabolismo del Fármaco, de la Universidad Nacional de Cuyo y al Conicet.

Claudia Anesini, investigadora de esos organismos indicó que para descubrir las propiedades ocultas de la jarilla la clave fue escuchar a la gente local. “Tras escuchar anécdotas lugareñas sobre otros usos, comenzamos a estudiar sus propiedades antiinflamatorias y encontramos que servía para detener y revertir la caída del cabello”, señaló la científica.

Los investigadores sometieron el extracto de la jarilla a una serie de pruebas cuyos resultados dieron como fruto una seguidilla de publicaciones en revistas científicas. «Hicimos estudios in vitro y en modelos animales”, dijo Anesini, y explicó que incluso se realizaron “pruebas informales entre el personal del laboratorio”. “Finalmente, armamos un estudio controlado con 52 pacientes y determinamos la tasa de eficiencia. Tuvimos buenos resultados en el 84 % de los casos de personas afectadas por diversas clases de alopecias», detalló la investigadora.

La alopecia es una de las enfermedades más expandidas alrededor del mundo. Según datos epidemiológicos, cerca de un tercio de los hombres de treinta años padece algún grado de calvicie y el porcentaje se eleva a la mitad cuando la edad ronda las cinco décadas. Las mujeres, aunque menor medida, se ven afectadas pòr esta realidad.

Si bien el problema suena como meramente estético, se trata de un tema con suficiente peso propio como para que ya existan al menos dos moléculas sintéticas en el mercado para tratar la calvicie. El producto desarrollado por el Conicet es un fitocosmético de origen natural que no causa efectos secundarios, por lo que puede ser utilizado por todas las personas. 

Producción y venta

Por su parte, el titular del laboratorio que lo produce y comercializa, Sergio Garré, destacó la alianza estratégica entre los organismos científicos y las empresas privadas  para la elaboración y comercialización de los productos derivados de la jarilla.

La firma Garré-Guevara exporta el producto a los mercados internacionales (especialmente Estados Unidos y Europa), además de la venta en la Argentina. Hace poco tiempo, la empresa firmó un convenio con el gobierno de La Rioja, para la obtención “en forma sostenible y respetando el medio ambiente” de esa especie que se encuentra en varias provincias del país. Advirtió también que “se trata de la jarilla hembra que se encuentra en forma abundante y silvestre en el norte del país, no tanto en la Patagonia, donde es masiva la presencia de la jarilla macho”.

Hace unos meses, al cumplir diez años la empresa, difundieron un comunicado recordando que la firma empezó como un emprendimiento “con toda la ilusión y la confianza que ponemos al soñar. Construimos una empresa, a través de los años, con los valores que nos identifican, día a día con amor, perseverancia y alegría. Una empresa humanizada, con impacto social y ambiental positivo, que lleva empuñada a la bandera de la ciencia argentina”.

Presentaciones de los productos que se realizan en el país y el exterior.

Aval científico

Dos publicaciones científicas de Estados Unidos y Europa dieron recientemente el aval a esas propiedades, en base a investigaciones sobre pacientes de distintos lugares y con diferente tipo de afecciones. Se trató de una revista suiza (sobre pérdida de cabello) y otra norteamericana, orientada a caída de cejas y pestañas en pacientes con distintas enfermedades y tratamientos.

Luego de que los científicos del Conicet realizaran parte de la investigación y su patentamiento, el laboratorio Garré-Guevara continuó con la experimentación y avanzó en la comercialización en el país y el exterior.  “Es un invento y una producción íntegramente argentina”, indicó el micro-empresario.

ATE
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Periodista, docente e investigadora. Vive en la Comarca Andina de Río Negro y Chubut.
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