La reciente confirmación de la Corte Suprema sobre la muerte del soldado Pablo Jesús Gabriel Córdoba en Zapala marcó un cambio en esta investigación. Este pronunciamiento, viene a consolidar las pruebas y teorías que se habían ido desvelando en los meses anteriores, estableciendo con autoridad judicial lo que muchos sospechaban: la muerte de Córdoba fue el resultado de un homicidio y no un suicidio como se había contemplado inicialmente.
El informe del tribunal supremo también confirmó que los disparos se realizaron a corta distancia, pero sin contacto directo con la piel, un detalle clave que desmiente la posibilidad de un suicidio. Además, la ausencia de huellas dactilares en el fusil FAL encontrado y la falta de residuos de pólvora en las manos de Córdoba apuntan a la intervención de otra persona en su muerte.
Este pronunciamiento de la Corte Suprema, tras meses de investigaciones y análisis forenses, ofreció claridad en un caso que había estado lleno de incertidumbres y proporcionó un fundamento sólido para continuar la investigación bajo la premisa de un homicidio.
Desde el inicio, el caso estuvo envuelto en misterio y contradicciones. Córdoba, de 21 años, fue encontrado el 1 de junio de 2023 con heridas mortales de bala en la cabeza mientras cumplía guardia en el Grupo de Artillería 16 de Zapala. Las circunstancias de su muerte generaron controversia, y la investigación pasó por varias fases, desde la consideración de un posible suicidio hasta la determinación final de homicidio.
Los primeros informes, sugirieron que Córdoba estaba sentado al momento de recibir los disparos. Esta conclusión se basó en análisis de las manchas de sangre en su ropa y contradecía la teoría del suicidio. Además, se estableció que no había huellas digitales en su fusil ni restos de pólvora en sus manos, lo que complicaba dicha teoría.
A medida que la investigación avanzaba, la familia de Córdoba y su abogado, Maximiliano Orpianessi, presionaron para cambiar la carátula de «muerte dudosa» a «homicidio». Esta solicitud se basó en la acumulación de pruebas científicas que descartaban la hipótesis del suicidio. Estos esfuerzos dieron fruto el 13 de noviembre de 2023, cuando el juez Hugo Horacio Greca cambió finalmente la carátula a «homicidio» y pasó el caso a la fiscal federal Karina Martínez Stagnaro.
Uno de los giros más significativos en la investigación se produjo con la implicación de Brian Abel Jara, un soldado acusado de encubrimiento. Jara, inicialmente un testigo en el caso, enfrentó acusaciones de haber filmado a Córdoba herido y destruido pruebas cruciales, como un video del lugar del crimen. Esto añadió una nueva dimensión al caso, sugiriendo un posible encubrimiento dentro de la unidad militar.
Además, la autopsia psicológica realizada a Córdoba, informada el 8 de noviembre de 2023, proporcionó una perspectiva importante. La pericia concluyó que no había indicadores de conducta suicida en Córdoba, desafiando la hipótesis inicial del suicidio propuesta por algunas autoridades. Sin embargo, el juez Greca pidió una ampliación del informe, lo que generó críticas y sospechas de parcialidad en la conducción de la investigación.
La confirmación de la Corte Suprema, parece haber puesto fin a muchas de las especulaciones y teorías alternativas. El alto tribunal ratificó que los disparos se efectuaron a corta distancia, pero sin contacto directo con la piel, lo que plantea preguntas sobre la dinámica del suceso. Aunque la Corte no pudo establecer el calibre exacto del arma utilizada, se destacó la falta de huellas dactilares en el fusil FAL hallado cerca de Córdoba y la ausencia de rastros de pólvora en sus manos. Estos detalles son fundamentales y apuntan hacia un acto cometido por otra persona.
El caso de Córdoba también muestra problemas significativos en el manejo de la escena del crimen y la preservación de pruebas. Las incoherencias en los testimonios y la pérdida de pruebas clave, como el video grabado por Jara, han complicado la reconstrucción de los hechos. Además, las diferencias en los informes sobre la posición del fusil y del cargador en la escena del crimen generan más dudas sobre lo que realmente sucedió.
La investigación sobre la muerte de Córdoba evolucionó desde la incertidumbre y la controversia hacia una conclusión más clara de homicidio. A pesar de las confirmaciones recientes, siguen existiendo preguntas sin respuesta, especialmente sobre quién es el responsable y cuáles fueron los motivos detrás del acto. La comunidad y la familia de Córdoba continúan buscando justicia y transparencia.