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La mujer que pone explosivos en una mina de la Patagonia

María Morinelli
Por María Morinelli
Luego de trabajar en el Estado, a los 41 años llegó a su objetivo laboral: es explosivista minera en Santa Cruz. (Foto Prensa Gobernación de Sta. Cruz)

“A mí me encanta venir acá, y trabajar catorce días. No es un esfuerzo porque si te está gustando lo que estás haciendo, si te encanta  y vos ya sabés lo que tenés que hacer, este es tu lugar y tu trabajo. A mí me gusta mucho la minería”.

Melisa González, que trabajó en la Municipalidad de Puerto Deseado, hoy está especializada en la colocación y manejo de explosivos en el yacimiento Cerro Moro (la mina de oro y plata), de Santa Cruz. Entrevistada en el ciclo de Mujeres Mineras, habló sobre las características que tiene su tarea diaria en la mina ubicada a unos 70 kilómetros al sudoeste de la localidad santacruceña de Puerto Deseado.

“Tengo 41 años, y hace tres años que soy explosivista en el Yacimiento Cerro Moro. Mi actividad en general es hacer voladuras subterráneas. Tenés voladuras a cielo abierto y de subterráneo. Mi tarea es de subterránea, así que hacemos voladura carguío y voladura en el área de UG (dominios geometalúrgicos). Nuestra labor es ir y cargar los frentes y hacer voladuras en distintos tipos de portales”, explicó.

En cuanto a sus tareas cotidianas señaló que “lo primero que hacemos en nuestro obrador en Enaex es tener nuestra charla de cinco minutos con nuestra jefa de seguridad; desayunamos y nuestro supervisor nos dice el plan de trabajo que tenemos durante todo el día; empezamos a preparar los equipos, para hacer los check list, para fijarnos en qué condiciones están los equipos, cada uno de ellos”.

“En esta campaña estoy operando el equipo de levante, que es con el que me vine hasta acá. Mi trabajo es bajar con este equipo hacia el portal donde vamos a dirigirnos, hacia el frente. Nos vamos hacia un nivel determinado, llego a ese frente y mi tarea específica es, mis compañeros se suben con todos los elementos de seguridad dentro de la jaula del equipo de levante, hacer el traslado hacia arriba para que ellos puedan hacer el carguío en el frente”, sostuvo en la entrevista.

Pero Melisa llegó a la minería luego de varios trabajos en el estado, con la mirada siempre puesta en llegar algún día al trabajo en la minería: “Trabajé en el área de prensa, estuve en la Secretaría de Desarrollo Social también, pero siempre quise llegar a la minería. Pensé que por mi edad ya era tarde, pero traté de capacitarme, hubo un curso bastante lindo en Jaramillo, brindado por Minera Don Nicolás. Lo aprobé y no pude entrar en minería hasta que se largó un nuevo curso sobre el tema; más completo, sobre lo que era exploración, perforación, explosivos. Y al año me llamaron para decirme que tenía que hacerme los estudios y que entraba para Enaex”.

Se realizó los estudios requeridos, enseguida “subió” a la empresa, y se encontró con un ámbito laboral distinto: “Para mí fue bastante llamativo porque eran muchos hombres. Eran 25 más o menos y yo era la única mujer. Entonces me sentía como sapo de otro pozo, pero me fui capacitando, mis compañeros y supervisores me fueron enseñando, y nada es imposible. Hoy estoy operando y la verdad que estoy muy agradecida de eso”.

Entonces comenzó la esperada aventura de trabajar en minería: “La primera vez que hicimos la inducción, por medio de la gente de Yamana Gold, nos llevaron hasta el nivel 33, y fue la primera vez que entré a un túnel como estos, a un nivel como ese, y pude ver la manera en que se trabaja en la minería, donde vos estás muchos metros bajo tierra”.

La minería conlleva una jornada de trabajo en un espacio muy particular, y, con tareas propias del mismo, es un quehacer que requiere vocación: “Primero que no es para cualquiera, creo que te tiene que gustar. A mí me encanta, me apasiona lo que es la minería, y cuando ingresé por primera vez me di cuenta que era lo mío. Me di cuenta que me gustaba”.

Su rol abrió caminos, y sobre ello explica: “La verdad que encontrarme trabajando con tantos hombres, y en el caso mío en la empresa que yo trabajo fui la primera mujer explosivista, para mí al principio fue… me sentía un poquito incómoda, pero después me fui adaptando. Mis compañeros me fueron enseñando, me fueron ayudando, porque ellos también colaboraron un montón, son muy buenos compañeros”.

Con información propia, del ciclo Mujeres Mineras y de Prensa de la gobernación de Santa Cruz.-

ATE
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Periodista, docente e investigadora. Vive en la Comarca Andina de Río Negro y Chubut.
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