En artículos anteriores hablábamos de que Argentina había perdido el tren del GNL; Qatar, Estados Unidos, el Cuerno de África y otros países habían tomado la delantera. Anoten a otro grande que se viene: Surinam.
Anticipábamos que el proyecto de YPF no era de sencilla concreción por las razones expuestas y el país no ofrece las garantías necesarias. Es un secreto a voces que las compañías internacionales no van a invertir en grandes obras de infraestructura.
A modo de ejemplo: cuando a los malayos les pidieron tan solo unos millones de dólares, hicieron las maletas presurosos y tomaron el primer avión que los llevó de regreso a su país. Proyectos como Vaca Muerta se desarrollan con empresas que se denominan “Mayors”, las grandes multinacionales que cuentan con respaldo financiero y los canales de distribución mundial del GNL.
Esas empresas se están yendo o están haciendo tímidas inversiones en relación a la riqueza que subyace en el subsuelo.
Y otro ejemplo: Exxon también hace sus maletas y deja uno de los principales yacimientos de petróleo, un tremendo mensaje para los mercados internacionales: el número uno del mundo no está interesado en invertir en Argentina, aun teniendo el mejor yacimiento. (Ya hablaré en otras notas sobre los entretelones de la negociación; hay para hacer dulce).
Si miramos al resto de las compañías internacionales, vemos que sus planes de inversión son más que tímidos. Existen múltiples excusas sobre por qué no invierten, pero la realidad subyace en las mesas de negocios. Hacemos congresos, vamos a ferias internacionales, hablamos de las bondades de nuestra riqueza, pero la realidad es que Vaca Muerta empieza a languidecer.
Ya hay preocupación en las empresas de servicios y las pymes neuquinas. Hoy ya no hay obras, las etapas de fractura se caen y no hay grandes cambios previstos para 2025, y siguen entrando empresas de otros puntos del país, gente y más gente que demanda salud, educación, y seguridad.
Dije bien, seguridad.
Hay disputas internas en los gremios, tanto públicas como no tan públicas. Los mapuches siguen reclamando su parte de la torta, y un poquito más también. Falta infraestructura; no hay agua, no hay gas, falta potencia instalada.
Las rutas se deterioran y no pasamos de un PowerPoint. Y si faltaba algo, tenemos un Presidente que solo le interesa llegar al déficit cero sin importar las consecuencias sociales. No hay obra pública; que estudie el que puede y que se alimenten como puedan. Mientras el clon de Conan tenga su alimento, todo está bien. Pero les doy una buena noticia: tiene corazón, ya le dice “hija” a la hija de Yuyito.