Volvemos a internarnos en el trabajo de investigación de Patricio Donato en su blog Bahía Sin Fondo, para encontrarnos con un rastrillaje de anuncios sobre aquellos vehículos que impactaron en nuestra región.
(Por Patricio Donato, blog Bahía Sin Fondo).- Una de las cosas más entrañables que encuentro al revisar antiguos periódicos y libros son las publicidades de época. Algún día voy a escribir una entrada dedicada a publicidades en general. Sin embargo, hoy quiero dedicarme a una clase especial de publicidades: las de automóviles y accesorios relacionados. Si bien no puedo decir que sea un fierrero de alma, tuve una relación cercana con el automovilismo y la mecánica gracias a mi papá, que era mecánico y a su vez preparaba autos de carrera para competencias zonales.
En la Patagonia, con su enorme extensión y la gran dispersión de núcleos poblados, la cuestión del transporte siempre fue problemática. Nunca se llegó a materializar una red ferroviaria que la interconectase de este a oeste y de sur a norte, y los pocos ramales que se tendieron luego se levantaron (excepto la línea Viedma-Bariloche). La comunicación por mar siempre fue irregular e insuficiente. Basta leer algunos ejemplares del viejo Semanario Golfo Nuevo (1914-1954) para descubrir que las quejas por los transportes navales eran moneda corriente. Por tales razones, podría decirse que desde el momento que llegó el primer auto a la extensa meseta patagónica, el futuro de su competencia (trenes y barcos) estuvo sellado.
En algunas fuentes se suele mencionar que el primer auto en circular por el suelo patagónico fue un vehículo marca Star, de origen anglo-italiano, importado por el estanciero Eduardo Beecker en 1905. Su propósito era utilizarlo para visitar sus estancias en Río Gallegos y Punta Arenas, para lo cual, debido a los caminos de carretas de entonces, se lo debió acondicionar con una protección de cuero crudo para resguardarlo de las piedras. No he podido verificar que existiese una marca anglo-italiana denominada Star, pero sí existió una compañía italiana, la Società Torinese Automobili Rapid (S.T.A.R.), y otra inglesa, la Star Motor Company, que comercializaban autos similares a los de la foto en esa época (y que no tenían nada que ver la una con la otra).
A partir de la foto del Star de Eduardo Beecker, y de numerosas publicidades antiguas que encontré en diferentes fuentes patagónicas, se me ocurrió armar esta entrada dedicada a esos autos patagónicos de antaño. Se trata, más o menos, de una recopilación sin un criterio muy definido, dedicada a los autos, y sus accesorios, evocada a través de las publicidades de época. El único factor común de todas ellas es que se trata de publicidades aparecidas en medios de origen patagónico, principalmente el semanario Golfo Nuevo, de Puerto Madryn, y en menor medida el diario Jornada, de Trelew, la revista Argentina Austral, el Y Drafod de la colonia galesa o el Magellan Times, de Punta Arenas. Los invito a ajustarse los cinturones (ninguno de estos autos los traían) o simplemente agarrarse al asiento, y comenzar este recorrido por las polvorientas y rústicas rutas de la Patagonia.
1914-1918: Studebaker, Ford y otras marcas en los tiempos de la Gran Guerra
En los convulsos años de la Gran Guerra europea empiezan a aparecer diferentes publicidades de automóviles en periódicos regionales de la Patagonia. Una de las marcas que tenía mucha publicidad en aquel entonces era Studebaker, a un lado y otro de la cordillera. También se pueden encontrar referencias a Ford, con su clásico modelo T, y a otras marcas que son hoy desconocidas, como el Case y el Maxwell. Los precios de estos vehículos oscilaban, al menos en lo que respecta a los que se vendían en la zona del Golfo Nuevo, entre los 1600 pesos moneda nacional del Ford hasta los 4750 pesos moneda nacional del más caro de los Studebaker, algo así como unos 700-2000 dólares de 1917 (unos 14700 a 44000 dólares de 2020).
1919: autos de alquiler y accesorios revolucionarios
En la medida que los automóviles empezaban a poblar el paisaje urbano y rural, también aparecían nuevos servicios y accesorios. Por un lado, podemos mencionar la aparición de empresas de transporte de pasajeros y alquiler de autos, como la compañía «El Rayo», de Puerto Madryn, que ya en 1919 unía Puerto Madryn con Río Colorado una vez por semana, al módico precio de 110 pesos moneda nacional, algo así como 47 dólares de la época (unos 739 dólares de 2020… ¡una ganga!). Por otro lado, encontramos publicidades de productos con cualidades casi milagrosas, como el economizador de nafta «Seva», que prometía reducir el consumo de combustible un 30%, manteniendo limpios los cilindros mediante el agregado de hidrocarburos «sin ácidos ni éter». Esto me hace acordar a los economizadores de nafta magnéticos que cada tanto se publicitan en este siglo… el tiempo pasa, pero las mañas se mantienen.
1925-1927: Ford, Dodge y Graham en plena década del ’20
En la década del veinte aparecen nuevas publicidades, donde predominan marcas que podríamos denominar como «de las grandes», como por ejemplo Ford y Dodge. Studebaker empieza a ser desplazado de la escena, al igual que las otras marcas menos conocidas, que fueron desapareciendo del mercado, local y mundial, en la medida que se consolidaban las compañías más importantes.
La agencia de Ford en Puerto Madryn, a cargo de Teodoro Porta & Cía advertía a los propietarios de automóviles Ford acerca de las consecuencias de no usar repuestos legítimos de la marca, mostrando imágenes de diferentes piezas rotas (bielas, piñones, etc.) y su contraparte original en perfecto estado.
Los hermanos Graham fabricaban camiones en EE.UU., pero para poder crecer debieron vender parte de su compañía de automóviles Dodge, la cual de esta forma incursionó en el rubro del transporte pesado. Desde 1921 los camiones Graham Brothers iban equipados con motores Dodge, y entre 1925 y 1926 la compañía fue absorbida en su totalidad por la Dodge Brothers.
1930-1933: Neumáticos y combustibles polémicos
Si hablamos de la masificación del transporte automotor, también tenemos que hablar de sus accesorios e insumos. Los neumáticos son un buen ejemplo de insumo, que podemos encontrar, entre otros lados, en las páginas de la revista Argentina Austral. La publicidad de Firestone muestra el camino desde la perspectiva del conductor, con los brazos aferrados al volante, y el dilema de la laguna de lluvia que interrumpe el viaje. La publicidad anima a pasar por el medio, «el agua es siempre menos temible que el barro», confiando la suerte al «poderoso antiderapant» (sic) de los neumáticos Firestone.
En las páginas del semanario Golfo Nuevo, en febrero de 1933, aparece una publicidad de un comercio de Puerto Madryn que vendía desde productos de almacén y ropa hasta automóviles y cubiertas (también llamado «ramos generales»). Entre los productos comercializados también hay aceites lubricantes («lubrificantes») y nafta de la marca «Energina». Esta nafta es la que erróneamente suele asociarse con la Alemania nazi, ya que el símbolo que la identificaba era una esvástica levógira (o sea, con los brazos apuntando a la izquierda), mal llamada sauvástica en algunos textos. Los bidones y tambores de Energina suelen confundirse con insumos del ejército nazi, y han dado lugar a numerosas leyendas urbanas y mitos patagónicos (confieso que yo mismo caí en la trampa con un fragmento de estos tambores hallado en la casa donde viví mi infancia).
1936-1941: Hay Fords por todos lados
A finales de los años treinta aparecen muchas publicidades de la empresa Ford en el semanario Golfo Nuevo. En aquellos años el semanario incluía varias páginas de artículos y propagandas que no eran de la región sino que parecían más bien un suplemento de tirada nacional. Por lo tanto, estas publicidades no tienen un tinte local, patagónico, sino que se parecen a cualquier publicidad de la época de un diario de tirada nacional. De todas formas, me pareció interesante recopilar algunas de ellas para compartir aquí, ya que eran el tipo de publicidades que llegaban a los habitantes de la zona.
1942-1944: publicidades de naftas en épocas de escasez y racionamiento
En plena Segunda Guerra Mundial escasearon diversos productos en el mercado nacional. Uno de ellos fue el combustible, que tuvo que ser racionado para evitar el desabastecimiento total. En aquellos años el país aún no era autosuficiente en materia de hidrocarburos, y el tráfico marítimo internacional estaba en jaque por el asedio de los submarinos alemanes, así que el arribo de petróleo estaba restringido. Por tal razón, no era raro ver solicitadas en los diarios llamando al consumo responsable de combustible. El racionamiento de las naftas duraría hasta el comienzo del año 1946, y llevaría varios meses su normalización a lo largo del país.
1946-1947: Ford, Jeep y cubiertas FATE
En los años de la posguerra podemos ver que vuelven a abundar las publicidades de autos, entre las que ahora aparece el Jeep, un vehículo diseñado y fabricado en grandes volúmenes para la guerra, que luego pasó a convertirse en un vehículo multiuso ideal para lugares con caminos deficientes. También abundan las publicidades de Ford y de los primeros neumáticos de FATE.
En 1946 la empresa de Transporte Agropecuario del Chubut (TACH) incorporó a su flota de transporte de cargas «un camión de doble diferencial (tipo Yip) llegado hace pocos días de ultramar donde había sido utilizado en los campos de batalla». Se trataba de un camión doble tracción con 6 toneladas de capacidad de carga que seguramente sirvió en el frente para logística de transporte de tropas o cargas.
La publicidad de Hampton, Watson y Cía, representantes de la Willys Overland, decía que el jeep era el nuevo «petiso de los mandados» y que era un auténtico «4 en 1»: planta motriz, tractor, camioneta y vehículo de paseo. No puedo asegurar que hayan sido un éxito notorio en la Patagonia, de hecho no recuerdo haber visto muchos (aclaro, 40 años después de esta publicidad), pero sin duda se trataba de un vehículo muy versátil que podía adaptarse a la rudeza de los caminos patagónicos.
1960 y más allá…
Damos un salto grande y nos vamos de los años de posguerra hasta los comienzos de la década del sesenta. La variedad de autos se ha ampliado, desde pequeños autos europeos, como el Renault Dauphine hasta la camioneta Ford, pasando por el que sería uno de los autos más fabricados del país, el Falcon, y la Estanciera, un vehículo con más características de tanque de guerra que de auto de calle.
Palabras finales
A lo largo de esta entrada he intentado retratar, un poco caprichosamente, los automóviles asociados a la región a través de las publicidades de periódicos y revistas. Sin duda se trata de una selección muy limitada y sesgada, pero como suele decirse, para muestra basta un botón. ¿Hay omisiones? Sí, muchas, que quizás pueda reparar en futuras entradas dedicadas a este tema. Como de costumbre, espero que les hayan gustado, y gracias por leer hasta aquí. Nos vemos en la siguiente entrada, allá donde nos lleven los polvorientos caminos patagónicos.
P.S.: Quiero agradecer especialmente a la Biblioteca Municipal y Popular Sarmiento (Puerto Madryn), porque allí encontré las copias del semanario Golfo Nuevo y el diario Jornada de donde extraje las publicidades mostradas en esta nota.
Nota publicada en el blog BAHÍA SIN FONDO, que recomendamos leer.