Caminantes que van y vienen por la Patagonia, con todo lo que necesitan a cuestas. En estas horas o hace 88 años, palpando la vida al tranco con sus piernas y sueños como testigos.
El más legendario de todos fue Guillermo Isidoro Larregui Ugarte, el “Vasco” que agarró una carretilla, la equipó con lo que necesitaba y partió caminando desde Santa Cruz. La historia o la leyenda dice que el impulso fue una apuesta en medio de una mateada en la estancia Mata Amarilla, en la zona de Cerro Bagual (Lago Argentino, Santa Cruz), pero también es posible que ya habitara la mirada viajera del hombre nacido en Pamplona, un 27 de noviembre de 1885.
Lo cierto es que arrancó con su carretilla y su cigarro en la boca, en medio de un acontecimiento pueblerino, el 25 de marzo de 1935 desde la mañana santacruceña de Comandante Luis Piedrabuena.
Con 50 años, 30 pares de alpargatas y 14 meses, arribó a Buenos Aires cumpliendo su apuesta o su sueño, vaya uno a saber.
El Vasco luego siguió con sus proezas, en total recorrió 32.000 kilómetros, unió los 4 puntos cardinales de Argentina y realizó 3 etapas más: Desde Coronel Pringles a la Quiaca (4405 Kilómetros), Villa María a Santiago de Chile (2018 kilómetros) y en 1940 Trenque Lauquen, Cataratas. Estas últimas no tuvieron la repercusión que tuvo la primera.
Hablaba 5 idiomas, en Iguazú encontró su lugar en el mundo. Con la autorización de la Dirección de Parques Nacionales levantó su vivienda dentro de sus instalaciones. La construyó con latas de durazno rellenas con cemento; fue un precursor del reciclado. Las pintó luego de diversos colores las cuales le dieron un matiz pintoresco, la cuidó hasta su muerte acaecida a mediados de la década del 60, cuando contaba con 80 años a raíz de una intoxicación provocada por el consumo de alimentos enlatados en mal estado. Se hizo amigo de los pájaros, su sepultura se encuentra en el cementerio de Puerto Iguazú. Se afirma que fue el primer guía del Parque Nacional Iguazú.
En el 2005 en Piedrabuena se levantó un mural con su figura y su carretilla. En Iguazú una plazoleta lleva su nombre y un monumento con un mapa que indica los viajes de Larregui.
Kuki, a unos kilómetros de Alaska
La travesía de Martín Echegaray Davies, “Kuki”, descendiente de galeses que estuvo dos años y nueve meses caminando desde Ushuaia hasta la frontera de Canadá con Alaska, la hemos seguido a través de entrevistas en directo desde varios lugares. En estas horas, está por llegar a Trevelin, para entregar su “carricatre” a Mervin Evans y su museo.
El gran desafío de “Kuki” comenzó en 2017 y caminó 22.860 kilómetros, en homenaje a los colonos galeses: “En los dos años y medio usé un total de cinco pares de zapatos con punta de acero. Son los únicos que duran para caminar todo el día sin que lastimen los pies”, explicó.
Recordando su experiencia, contó que “en algunos lugares había gente que hacía fila para saludarme. Por ejemplo, en México. Era increíble la cantidad de personas que me esperaba en los pueblos”. Y fueron muchos de esos desconocidos quienes lo ayudaron con alojamiento, comida, financiamiento o una conversación amable durante su viaje.
La pandemia lo detuvo cuando llegó a la ciudad fronteriza de Fargo, en Dakota del Norte, justo en el límite de Estados Unidos con Canadá, donde se vio obligado a finalizar su recorrido, que había iniciado nada menos que en Ushuaia.
“No pude llegar a Alaska como quería. En total, caminé 22.860 kilómetros hasta la frontera, y me quedé ocho meses esperando que se pudiera entrar para finalizar mi viaje en Alaska. Estaba a seis mil kilómetros de mi destino, pero no pude llegar y tomé un avión de regreso”, recordó.
El pasado 20 de mayo partió nuevamente con su “carricatre” desde su ciudad de Trelew para responder a una invitación de Mervin Evans de sumar el vehículo a su Museo.
“He sido invitado para dejar mi Carricatre Pilchero en el museo Molino Nuevo, «Nant Fach» que está ubicado a 19 Km. de Trevelin hacia el sur por la ruta nacional N° 259”, contó en su página de Facebook. Todo está previsto para que este martes 6 o a más tardar el miércoles, llegue por fin a su destino.
Un cordobés y las ballenas
También en estas horas, luego de partir el 19 de mayo desde Monte Maíz (Córdoba), Diego Gauna, viene caminando hacia la Patagonia con un carro que él tira. Su horizonte: ver las ballenas en la zona del Golfo Nuevo, en Puerto Madryn, Chubut, un viaje que quedó pendiente con una persona que ya no está físicamente.
«No tengo plata para tomar un avión y ver este espectáculo natural encantador», dijo. «Me fui por caminos de tierra hasta llegar a una ruta nacional. Voy hacia Bahía Blanca, al encuentro de la ruta nacional N°3», contó en su paso por la localidad bonaerense de General Villegas.
“Esto es palabra, yo lo había hablado con alguien que ya no está en este mundo, que era un viaje que íbamos a hacer. Hicimos un viaje al Machu Picchu y también a Corrientes, a Misiones. Como hay una conversación entre nosotros dos, yo voy a cumplir mi palabra”, afirmó.
«Voy a ver las ballenas porque yo soy un pobre gaucho, no tengo plata para tomar un avión e ir a ver este espectáculo natural encantador», contó este aventurero que dijo haberlas visto ya en el canal de Beagle cuando llegó hasta Ushuaia.
Solo lleva su carretilla en su recorrido a pie. “No soy ningún improvisado, llevo nylon, mi ropa, café, frutos secos, azúcar, una cocinita, una carpa”, aclaró.
“Estoy convencido de que voy a llegar, no tengo reloj, no tengo tiempo. Yo con ver una ballena y comprarle a mi hija un peluchito de ballena, cumplo mi sueño”, sostuvo.