Allá por el año 2002…un libro llamó poderosamente mi atención, uno de esos de librería de shoppings que a todos nos gustaría tener, pero nunca vamos a comprar. Un libro sobre Carteles. De todo tipo, insólitos, curiosos, divertidos, con faltas de ortografías. Se llamaba, Cartele, si, así, sin la eSe al final.
El Proyecto Cartele, de cual jamás había oído antes, fue una gran idea de tres amigos publicistas de Buenos Aires que comenzaron juntando fotos de carteles con el que armaron un álbum que mostraban en reuniones sociales que se transformó en ese libro llamado simplemente “Cartele” y luego en un sitio de internet donde gente de todo el mundo, “los cazacarteles”, comenzaron a enviarles material y así se convirtió en una movida impresionante con miles de fotos. «Un hobby que se desmadró» decían ellos. La idea creció al punto que van por el cuarto libro y ya realizaron cantidad de exposiciones en todo el mundo.
Con esto de los carteles me sucedió algo similar a lo que me pasa con las ventanas. Me encanta fotografiar aquellos que por alguna razón me llaman la atención.
Aunque no soy fotógrafo, me gusta fotografiar distintas temáticas, y de carteles tengo miles de fotos, en este caso lo voy a limitar solamente a carteles patagónicos…y alguno especial que dejaré para el final.
Dicen que cada lugar tiene el cartel que se merece y la Patagonia no escapa a esa máxima, por eso tiene grandes carteles, que en definitiva son parte de la historia y la cultura del lugar, de su contexto, incluso de la geografía, de la idiosincrasia de su gente, tal vez sean en sí mismo, una foto de cada ciudad o pueblo. Quizás un sociólogo podría conocer un pueblo a través de sus carteles. Lo mío va más por el lado histórico, divertido o curioso en todo caso.
Mi primer acercamiento a la cartelería patagónica fue en 1999. Mientras trabajaba como Jefe de Inspecciones en San Martin de los Andes, tenía de compañero al JEFE DE CARTELERIA, cosa que luego entendí que era importante, pero en un principio me daba cierta gracia, incluso pensé que era un puesto ñoqui jaja. La cartelería en San Martín, con su reglamentación, es parte de la imagen de aldea de montaña que siempre quiso vender turísticamente el pueblo. Se llamaba, Hugo Perazzo, un icono del Municipio, y con quien incluso conviví un tiempo, años después cuando volví a trabajar a esa ciudad. Nota al margen: A los pocos días me echó. Y sí…mis sonoros ronquidos me han traído algunos problemas… Igual todo bien, gran tipo. Pero bueno en fin…a lo largo de tantos viajes he ido fotografiando todo tipo de carteles.
Obviamente que como viajero, el tipo de los carteles que siempre me interesó fotografiar es el de las Rutas y acá dejo varios ejemplos. Como siempre voy al sur por RN3, fotografié algunos como el del Km 1000 que ya se lo robaron, el del km 1969 el año que nací, el del km 2000 que está un poco después del desvío a Puerto Deseado…también se lo afanaron. Así que no lo tengo. Espero lo repongan. El del Km 3000 aún existe, y está a pocos metros del de RN3 Tierra del Fuego. El 3079 ultimo cartel de RN3 a poco de llegar a Bahía Lapataia.
Por supuesto los más fotografiados SIEMPRE serán los de la RN40. Y nada mejor que empezar con el Km 0 en Cabo Vírgenes. Imaginen que la 40 tiene cantidad de carteles, así que solo mostraré aquí algunos como el del mítico “Parador La Leona”, o los de las provincias patagónicas, Santa Cruz, Chubut, Rio Negro, Neuquén, o de localidades como San Martín, Gobernador Costa, Tecka, Epuyen, otro de mi año de nacimiento, que está entre El Bolsón y Bariloche o San Martín de los Andes. Otras rutas como la 259 que va a Trevelin, la 281 que va a Deseado, la 57 que va a Puerto Coygh, la 1 en Santa Cruz por la que antes de llegaba a Cabo Vírgenes y ahora es 40. Incluso carteles de desvío de la 40 cuando estaban asfaltándola.
Siguiendo con los carteles viales, hay varios de animales característicos de la Patagonia, como el Huemul, que generalmente, además, solicitan dar aviso a los guardaparques si uno ve un ejemplar, pero aun no tuve esa suerte. También, los hay de zorros, guanacos, ciervos, pumas, o el que vi en Gastre, en la increíble RP4 de Chubut, que tiene un galgo que indica la Pista de Carreras, hoy ya prohibidas creo. Hasta en Río Colorado, un chancho jabalí gigante. Incluso vi uno que dice CUIDADO DINOSAURIOS, pero por suerte tampoco encontré ninguno.
Hay otros más raros y un poco angustiantes como los de Vías de Evacuación o zonas de amenazas de Tsunamis, sobre todo en Punta Arenas, al sur de Chile. Otros que advierten sobre los peligros del viento Patagónico, a veces se hace difícil circular en algunas rutas con tanto viento. En San Gregorio, Tierra del Fuego chilena, encontré uno que avisaba sobre el Peligro de un Campo Minado, seguramente vestigios de los conflictos con Chile en 1978. Con mi peso era candidato a volar por el aire. Obvio hice caso.
Por supuesto hay otros más agradables para el viajero como el de Villa Pehuenia que dice WIFI LIBRE o en el acceso a la Estancia La Anita, medio del desierto de la Península Valdés, uno que dice que…HAY SEÑAL de celular. Otro muy lindo, quizás de los más lindos, aunque no es fijo, está pintado en un bus de larga distancia que recorre y decora la Patagonia con el escudo de Ríver. Bosteros abstenerse.
Hay otros que me llamaron la atención y aplaudo como por ejemplo en Gastre, donde los nomencladores de las calles están escritos en español y traducidos al tehuelche. O los del único pueblito alguero del mundo, Bahía Bustamante donde sus calles tienen nombres de los diferentes tipos de Algas que procesan. O el que pide no arrancar flores en Piedrabuena, una ciudad que amo en Santa Cruz. También los de Caleta Tortel, Chile, que ruegan por un SUR SIN REPRESAS, aunque en este caso son grafitis. Otros nomencladores diferentes son los de El Chaltén, que tienen la silueta del cerro Fitz Roy.
Existen otros que emocionan, como esos que homenajean a los 44 tripulantes del San Juan, en Tolhuin, en Puerto Almanza o en Cabo Espíritu Santo, todos de Tierra del Fuego. O ese dedicado a Favaloro también en Tolhuin, pueblo “corazón de la isla” de Tierra del Fuego. Alguno fugaz dibujado por mí para mi familia que me banca estos viajes, en la playa de Cabo San Pablo con el Desdémona. Quizás otro que no emocionó a algunos como ese hermoso del 3 a 1 en una playa recordando una fecha histórica para los que tenemos paladar negro en el futbol. Otros que me recuerdan amigos de las Peñas en Bahía Blanca. Algunos que no sé si me gustan o no como los que anuncian FIN DEL CAMINO uno en Chile y otro en el Cabo Espíritu Santo
Vi algunos extraños, como el de la Despensa de un turco con autoestima muy baja, en Paso del Sapo, Chubut. O de los Parajes Cajón de Ginebra Grande y Cajón de Ginebra Chico.
Uno muy importante que por problemas legales y logísticos no pude llevar en la expedición en velero al Faro del Fin del Mundo en la Isla de los Estados, que marcaba los 1784 kms de distancia que separan ese mítico faro con Bahia Blanca. Este año googleé la distancia exacta desde Bahía Blanca, y saqué la foto. Era cerca del desvío a Cabo San Pablo en Tierra del Fuego. Lo habíamos hecho con dos genios Guille Panero y Diego García, a los que pido perdón ya que les fallé al no poder colocarlo en el faro, pero sé que tarde o temprano ese cartel terminará allí. Hay uno gigante que me encanta que indica distancias entre localidades de Santa Cruz y otro de Vistas de Interés que no sé si son tan interesantes…
Por supuesto, está plagado de carteles que recuerdan la gesta de Malvinas, hay miles y de todo tipo. El país y mucho menos la Patagonia, jamás olvidarán a sus héroes.
No son muchos, pero también hay algunos carteles muy mala onda o que ahuyentan visitas indeseadas. En este caso en una estancia llegando a Cabo Blanco, Santa Cruz.
Tampoco he podido dejar de fotografiar los antiguos carteles del ACA que aún quedan en pie, cada vez hay menos, claro. Un icono para todo viajero. Y siguiendo con carteles antiguos, se encuentran algunos muy viejos, de YPF, de La Anónima, o de bebidas que ya no existen.
Mañana continuamos, porque hay muuuchos más carteles!!!