La pesca artesanal hace que las familias se trasladen de un lugar a otro durante la temporada de verano. Fascinante estudio que realiza la bióloga Ana Cinti, que habló con Pasó Hoy.
Como el tema de la pesca artesanal de pulpos en Río Negro y Chubut es apasionante, contagió a científicos y científicas de Argentina, Francia y México para su investigación. Y tan atractivo es el estudio que no sólo analizaron las prácticas y modalidades sino que además descubrieron las primeras pescas de pulpos de hace unos cien años. La bióloga chubutense Ana Cinti contó desde Puerto Madryn que “ya en 1920” se registran testimonios de familias enteras que eran llevadas a la costa atlántica patagónica para realizar durante la temporada de verano la extracción de pulpos o “pulpeada” en una pesca artesanal que aun hoy se observa en Las Grutas y San Antonio Oeste.
Esos grupos familiares –señaló- eran trasladados por “acarreadores” (intermediarios) hasta diferentes zonas de la costa y allí construían precarias viviendas con la vegetación del lugar (llamadas “ramadas”) y podían realizar el “pulpeo” desde mediados de diciembre hasta fines de febrero “en condiciones de vida sumamente precarias” y retribuciones muy bajas.
El saber popular, la destreza para extraer los pulpos de la variedad “Tehuelche” se fue trasladando de generación en generación y permitió a científicas y científicos obtener una “muy valiosa” información sobre la actividad. En este sentido, Cinti destacó el abordaje de este tema desde la multiplicidad de especializaciones y especialmente la incorporación de esos saberes populares para realizar una confluencia de conocimientos científicos.
La historia de las familias “pulperas” también está cruzada por el denominado “Camino Real” que unía los antiguos fuertes de Carmen de Patagones y San José en Península Valdés, que a partir de esta pesca artesanal se lo conoce actualmente como “el camino de los pulperos” y bordea la costa atlántica de las provincias de Río Negro y Chubut, señaló Cinti que desarrolla sus actividades en el Cenpat (centro científico ubicado en Puerto Madryn).
Del estudio participaron además la italiana Francesca Marín, antropóloga social de una unidad de investigación con sede en París llamada Patrimoines locaux, Environnement et Globalisation (Paloc), los historiadores Julio Vezub y Matías Chávez, el geógrafo ambiental Gerardo Bocco, que pertenece a la Universidad Nacional Autónoma de México (Unam), y la bióloga Constanza Santa Ana.