Entre los Infantes de marina y comandos anfibios que recuperaron nuestras Islas Malvinas, se encontraba Horacio Núñez, el Veterano de Guerra con el que hablamos sobre aquellas primeras horas.
Como si no hubieran pasado 41 años, quizá porque lo cuenta en cada una de las entrevistas o actividades que se realizan para seguir malvinizando, Horacio Núñez pone sobre la mesa cada detalle del desembarco y recuperación de nuestras Islas Malvinas. Pero además, porque en aquel momento una de las revistas de mayor circulación publicó su foto con gorro de lana negro y la cara camuflada. Esa cara entre pícara y despiadada, recorrió el mundo y fue el rostro de un país que al sur del mundo se atrevió a desafiar al Imperio por la recuperación de su territorio.
Embarcado en el “Santísima Trinidad” el 28 de marzo de 1982 en la base naval de Puerto Belgrano, todo hacía pensar que sería un desplazamiento hacia el sur del país por el llamado “Conflicto con Chile”, cuando en 1978 se recurrió a un laudo papal para definir los límites sobre el canal de Beagle. A los tres días, en medio del mar, les informan que el objetivo es la recuperación de nuestro territorio “y fue un solo grito, una euforia tremenda”.
Núñez, que en ese momento era Infante de Marina con el grado de cabo primero y tenía 24 años, recordó en la entrevista en directo desde Bahía Blanca que en principio esas órdenes no hablaban de enfrentamiento con la ocupación inglesa, sino que había que desembarcar en la madrugada y pacíficamente tomar la estación de radio de Puerto Argentino “para que los pobladores supieran al despertarse que las Islas habían sido recuperadas”. Pero los planes cambiaron “cuando vimos que nos estaban esperando”.
En efecto, entre las 21 horas del 1 de abril y las primeras horas del 2, Núñez recordó que en medio de la noche “las hélices se enredaban con las algas, asique tuvimos que hacer todo el trayecto a remo. Pero esto nos sirvió porque llegamos a tierra a unos 300 o 400 metros de donde estaba la posición de la ametralladora” británica que los esperaba. “Digo que nos favoreció porque pudimos ladearla y no ofrecieron resistencia. Es como que se dieron cuenta que los superábamos en número y en caudal de fuego y quedaron entre nosotros y el mar. Asique seguimos camino, en el caso nuestro hacia el cuartel de los Royal Marines”.
Todavía con noche cerrada, en el lugar “tiraron algunos tiros como para cubrir la retirada y se fueron hacia una ladera, en el lado opuesto del pueblo. Desde ahí veíamos cómo se combatía en la casa del Gobernador de las Islas”, adonde fue muerto el capitán de Fragata Pedro Eduardo Giachino, el primer argentino caído en esa recuperación. “Ellos habían concentrado la defensa en ese lugar”, acotó.
Cara a cara
En la entrevista, le consultamos sobre el momento más difícil que le tocó vivir en ese momento y recordó cuando quedó cara a cara con un efectivo británico: “cuando nos vamos hacia la casa del Gobernador, mi compañero Eliseo Batista me dice que él va por atrás y que yo vaya por delante de la vivienda. Entre tinieblas, yo iba agazapado y de pronto veo el rostro de un inglés a pocos metros. Nos miramos, era él o yo y estaba dispuesto a dispararle, cuando levantó su mano en señal de rendición y ahí nos dimos cuenta que ya habían dispuesto entregar las armas”.
Luego, a eso de las 9 de la mañana y ya con la luz del día, las tropas británicas fueron despojadas de sus armas y a la noche enviados en un vuelo hacia Montevideo. A las pocas horas llegaron a Puerto Argentino las tropas del Ejército que comenzaron con la instalación militar del territorio recuperado.
Núñez y la mayoría de los comandos anfibios que habían sido trasladados en el buque Santísima Trinidad retornaron a Río Gallegos, para nunca más poder volver. Hubo un intento de contraataque, pero ya el espacio aéreo estaba copado por las fuerzas británicas y era imposible de llegar a Puerto Argentino, recordó Núñez.
En la charla, riquísima en datos, reconocimientos hacia los conscriptos y vivencias personales de aquellas primeras horas de recuperación de nuestras Islas, también recordó cómo aquella foto que le tomó el reportero gráfico de la revista Gente Rafael Wollmann, quedó como una de las más icónicas de esos primeros momentos y de la rendición británica.
Aquí la entrevista completa, para conocer y compartir lo que fue la vivencia de una de las personas protagonistas del desembarco en Puerto Argentino, entre el final de la noche del 1 de abril y las primeras horas del 2 de abril de 1982: