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Máquinas en manos de mujeres, desde Neuquén a la Antártida

María Morinelli
Por María Morinelli
Entre el hielo de Marambio y la arena del Parque Industrial de Neuquén, ellas se abren camino.

Ya no es una novedad verlas en camiones o manejando palas cargadoras, porque los espacios antes destinados a los hombres, también han sido ganados por ellas. Pero esta es una historia que une en la pasión a dos jóvenes desde el norte patagónico hasta el continente blanco.

Carmen Contreras tiene 22 años y un casco rosa cuando maneja una inmensa pala cargadora en la playa de camiones donde trabaja, en el Parque Industrial de Neuquén. Claribel Torres forma parte de la Fuerza Aérea Argentina y se desplaza en la base antártica Marambio con una imponente máquina Caterpillar 938, para carga y descarga de buques y aviones.

Si bien no es ya una noticia, no por suerte sino por la lucha que hemos llevado a cabo las mujeres, el haber ganado ese espacio con esfuerzo y talento las hace imprescindibles para ser conocidas.

En el caso de la neuquina por adopción, llegó desde Buenos Aires junto a su familia, lo más llamativo además de su manejo con total alegría es su indumentaria: “Me gusta estar a la moda, vi el casco rosa y lo compré”, dice Carmen en una entrevista telefónica. En la charla recordó que aprendió a manejar en el campo a los 10 años en un tractor y desde allí le quedó la pasión del volante de camiones, máquinas y un futuro promisorio de realizar fletes en el Mercedes “frontalito” que tiene.

“Me encanta sorprender a los hombres machistas y demostrar que una mujer también puede hacer estos trabajos. Es más –agregó- tengo una amiga que es camionera y te puedo asegurar que las mujeres somos mucho más cuidadosas y más ordenadas en el camión que muchos hombres”.

Claribel Torres, en diálogo con la agencia Télam indicó que “somos pocas mujeres en la especialidad; estar acá me llena de orgullo”, transformada en la primera mujer que se desempeña como Operadora de Terminal Aérea en la Base Antártica Conjunta Marambio.

“Hay mujeres que vienen ya hace varios años de mi misma especialidad, carga y despacho de aeronaves, pero se desempeñan como operadoras de carga de los helicópteros Bell 212, en cambio, en este caso es la primera vez que una mujer ocupa este lugar como terminal aérea”,

A bordo de una imponente máquina Caterpillar 938, indicó que “todo lo que hay en la base actualmente ha entrado por modo aéreo, desde víveres hasta vehículos de apoyo. “Por ejemplo, la máquina que ocupo para trabajar, ya sea en la descarga y carga de la aeronave, como también para el movimiento de cargas que trae el buque Irízar, vino en vuelo”.

Claribel en plena tarea en la base Marambio. (Foto: agencia Télam)

Su tarea requiere mucha atención y extremar las precauciones y medidas de seguridad porque todos los elementos que se transportan en los vuelos son esenciales para la subsistencia tanto en la Base Marambio como en las demás bases antárticas argentinas.

Carmen no tiene hielo, aviones o buques a su alrededor, sino una playa de camiones que prestan servicios en la industria petrolera, la base que sus padres iniciaron cuando llegaron a radicarse en Neuquén, hace ya varios años.

Pero no se queda sólo con el manejo de la máquina o de los camiones, porque comenzó con un emprendimiento propio para realizar fletes: “Fletes y mudanzas de la mano de Carmen”, dice el folleto que reparte o postea en las redes para la publicidad y reconoce que “está teniendo mucha repercusión”, más allá de que la mayoría de quienes la contratan son mujeres que se “sienten más seguras” en el traslado de mercaderías o bienes.

En el caso de Claribel, formar parte de la dotación instalada en la base antártica Marambio implicó una gran decisión de estar allí muy lejos de sus seres queridos: “Soy muy familiera, muy de la juntada con mi familia los fines de semana, a pasar todo el día con los chicos, tengo muchos sobrinos”, indicó.

“Yo puedo extrañar, pero es una decisión mía estar acá y estoy logrando uno de mis objetivos en la carrera”, aclaró la joven operadora que pese a todas las adversidades disfruta del desafío personal y profesional que implica residir durante todo un año en la Antártida. Somos pocas mujeres en la especialidad y estar acá me llena de orgullo y de placer”, manifestó.

De punta a punta de la Patagonia, desde el Parque Industrial de Neuquén hasta la base aérea de Marambio, ambas mujeres no ocultan su pasión por el manejo de grandes máquinas y también el testimonio de cómo cuesta abrirse paso en tareas que antes estaban centralizadas en los hombres.

No es una gran novedad, pero es reconfortante mirarlas a borde de esas moles de hierro cargando y descargando con destreza y cuidado.

ATE
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Periodista, docente e investigadora. Vive en la Comarca Andina de Río Negro y Chubut.
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