Todo indica que máquinas y programas escribirán, doblarán, filmarán y actuarán en las ficciones que además, se podrán ver en lentes y cambiando los argumentos originales.
Al fin de cuentas, el cine y las series son ficción. Hay un acuerdo mental en quien mira o lee el arte para ver lo que quiere, creer en lo que se le propone o emocionarse con lo que desee. Desde que nació, la industria cinematográfica apuntó a generar ese pacto ficcional, que a veces no funciona y la propuesta es un bodrio.
Lo que ya comenzó hace unos diez años será el presente de nuestros descendientes. Esas generaciones que vienen pondrán nuestra actual ternura cuando vemos a Chaplin y sus ojos estén disfrutando de “El secreto de sus ojos” o “Cinema Paradiso” o “Peaky Blinders”.
Desde el año pasado el programa Dramatron de Google es capaz de diseñar personajes, escribir diálogos y describir escenas. Y el GPT-4 de Openai tiene innumerables aplicaciones en la escritura dramática y el diseño narrativo. Con todos los datos recolectados por los algoritmos y sus máquinas, fusilan una por una a las personas que escriben guiones. Chau guionistas.
Actualmente, las plataformas de Inteligencia Artificial pueden tomar esos guiones hechos por máquinas para desarrollar maquetas detalladas, las películas aproximadas en las que ya estarán todas las imágenes y todos los sonidos de la obra futura. Creadores y creadores de storyboards, “siamo fuori della Coppa”.
Hace ya seis años que la empresa de doblajes Papercup tiene en oferta su producto para traducir a todos los idiomas del mundo el contenido de películas y series. La última voz que hace doblajes, que apague la luz.
La Inteligencia Artificial es hoy capaz de iniciar desde el punto cero cualquier proyecto audiovisual. Desde el casting (con personajes o con personas), la elección de lugares o localizaciones, la planificación de los rodajes, la edición, los efectos visuales, la música y hasta la promoción está en manos de algoritmos que resuelven en segundos lo que antes demandaba meses y gastos. Es más: existen redes virtuales como Merlin (de 20th Century Fox), que optimiza los tráileres para que despierten las reacciones deseadas en cada una de las personas que lo ven.
Al fin de cuentas, el cine y las series son ficción.
Al fusilamiento de la participación humana en los contenidos audiovisuales se le agregará en seis meses los lentes de Apple Vision Pro con los que se navegará con los ojos, se seleccionará contenido con los dedos y se escribirá con la voz. Además tendrá una cámara tridimensional y su tecnología permitirá ampliar escenas y hasta ingresar virtualmente a las mismas para buscar o crear un contenido que no estaba previsto en el guión original. De esta manera, con esas gafas no sólo verás la película o la serie en 360 grados sino que además podrás crear la historia según tu mente lo vaya determinando.
Ya el video de promoción de estos lentes es anticipatorio de lo que viviremos. Por ejemplo, que otras personas podrán hablar con vos (estén donde estén) a través de un avatar (recreación virtual de tu persona) que lo hará en tu lugar. Es decir que no habrá una cámara que te filme para hablar por las actuales aplicaciones de Zoom o Meet, sino que la IA construirá un avatar de vos. Posiblemente ya no necesites estar vivo para que puedan hablar y verte, como lo adelantó el segundo episodio de la primera temporada de Black Mirror, “Fifteen Million Merits”.
A propósito de esta serie, la actual sexta temporada comienza con el capítulo «Joan is Awful» y una agradable Salma Hayek, en persona y en avatar. Como médicos, recomendamos leer el presente artículo viendo o luego de ver ese capítulo. Muchas gracias.
Finalmente, tal como sucederá en otras cientos de industrias y profesiones, la Inteligencia Artificial arrasará con las personas físicas que deberán mudar a otras ocupaciones o sencillamente agonizar y desangrarse. En este caso hablamos del cine y de las series, pero otro tanto sucede con el periodismo y la literatura impresa, con la televisión, la radio, la música, la fotografía, etc. etc. etc.
¿El mundo cambia antes que cambiemos nosotros y nosotras? Sí. Pero nunca es tarde, siempre hay tiempo y no podemos darles el gusto de que los algoritmos nos perforen la sien.
Lo decimos de persona a persona, comunicados en este instante por la virtualidad que nos sacude la alfombra y la modorra.