En la intersección de la calle Cristal de Bohemia y Madreperla, en Villa El Chocón, se encuentra un lugar que parece sacado de un cuento: el Museo del Botón.
Una vez que cruzas la entrada, es imposible no quedar maravillado: botones de todos los tamaños, colores y materiales te rodean, invitándote a explorar un mundo donde lo pequeño se convierte en un tesoro cultural. Fundado por Mirta Palandri, este museo alberga una asombrosa colección de más de 27.000 botones, cada uno con una historia única que contar.
Aquí, un botón ya no es solo un simple accesorio para cerrar una camisa. Es una puerta al pasado, una pieza que guarda secretos de épocas y lugares lejanos. Desde botones de cristal tallado de Austria hasta filigranas en plata decoradas con la flor del Neuquén, la mutisia, cada vitrina del museo revela un fragmento del mundo encapsulado en un diminuto objeto.
Pero lo que más cautiva son las historias que acompañan cada pieza. Hay un botón que fue hallado en el mismísimo Coliseo Romano, desenterrado entre las ruinas como un testimonio silencioso de tiempos antiguos. Otros ejemplares, como un botón de strass proveniente de la Checoslovaquia de antaño, brillan bajo las luces, evocando elegancia y lujo de épocas pasadas.
El recorrido nos lleva por un viaje más cercano y entrañable: la historia de la educación en Neuquén. Una carpeta de bordado, perteneciente a una alumna de 1944 de la primera escuela secundaria de la provincia, nos muestra cómo las jóvenes aprendían el arte de confeccionar ojales, una habilidad esencial para el uso de botones. Este objeto no solo refleja el valor cultural del museo, sino también cómo los roles sociales y de género se transmitían a través de las aulas.
La pasión de Mirta Palandri por los botones ha llevado al museo a cruzar fronteras gracias al Proyecto Colecciones Viajeras. Recientemente, la colección fue presentada en el espacio Texturas de Brasilia, con una muestra de 135 botones artesanales de distintos países, acompañada de talleres sobre la creación de botones Dorset y la intervención de prendas. También estuvieron en el Museo Histórico de Allen, en Río Negro, y organizaron una exposición de botones con forma de animales para estudiantes de una escuela hogar en La Pampa.
El entusiasmo de Palandri no se detiene. En los últimos meses, la colección se enriqueció con nuevas adquisiciones: botones de uniformes militares de la Guerra de la Triple Frontera, piezas metálicas de la época de Garibaldi, y delicados botones de terciopelo bordado, obra de una artista de Orleans. Además, botones artesanales bordados con la técnica japonesa SASHIKO, donados por una artista brasileña, añaden un toque de exotismo a la colección.
El Museo del Botón de Villa El Chocón no es solo un lugar para observar botones; es un portal a historias fascinantes de diferentes culturas y tiempos. Cada pequeño objeto aquí expuesto guarda secretos que esperan ser descubiertos por quienes se animan a cruzar sus puertas.
El Museo del Botón abre sus puertas los viernes, sábados, domingos y feriados, de 14 a 20 horas, y para llegar hasta allí solo necesitas seguir la Ruta Nacional 237 hasta el kilómetro 1300, tomar la Avenida 9 de Enero, y recorrer cinco cuadras hacia el lago antes de girar a la derecha.
