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Patagonia profunda: un momento inolvidable en Pampa de Chalía

Diego Promenzio
Por Diego Promenzio
Un viaje por la Ruta 40 donde lo más atractivo es descubrir qué hay en sus desvíos, especialmente entre el norte de Santa Cruz y sur del Chubut.

Una comunidad tehuelche, la Fiesta Nacional de la Esquila, la mítica Ruta 40 y sus desvíos más atractivos. Viajá conmigo en esta nota por el ripio histórico de una parte oculta de nuestro sur argentino.

Todo aquel que me conoce sabe que amo Patagonia. La recorro todos los años, la exploro, la investigo, la estudio, la conozco, nos conocemos, creo. De un tiempo a esta parte he decidido dedicarle algunos días de mis recorridos a ciertos lugares que aparecen tímidamente en los mapas del sur argentino.

Cada año antes de partir a los confines de nuestro país, me tomo mi tiempo para estudiar los diferentes mapas patagónicos que tengo, que son cosa seria para mí. Siempre será un buen regalo para mí un mapa y más si es del Paralelo 32 para abajo.

Me encanta descubrir algún punto en el que no haya estado ni haya tenido noticias antes. Me da curiosidad. Me invita a ir a ver qué pasa. Y en todos lados pasan cosas. Todo lugar tiene algo para dar si uno abre el corazón para recibir. Interesarme por conocer cada pueblito o caserío me hizo saborear bien eso que llaman la Patagonia Frofunda y así descubrí hermosos poblados o parajes como Aldea Apeleg o Facundo y pueblos más grandes como Río Pico en Chubut.

Yo he recorrido varias veces la RN40 sur, sabemos que es famosa, todo el mundo la conoce, al menos de nombre, muchos la recorrieron y algunos se atrevieron a ir un poco más allá. La 40 es una ruta que abre un abanico interminable de posibilidades. Sería imposible conocerla toda si uno toma cada desvío que tiene, y en general esas derivaciones son lo que en definitiva la hacen más interesante y sobre todo en la Patagonia. Los desvíos más conocidos quizás sean a El Calafate y el Glaciar Perito Moreno, o El Chaltén, o Los Antiguos. Lugares que no están sobre la 40 misma.

En un viaje increíble, en el 2016, había cumplido el sueño de hacer una de las 5 rutas más lindas del planeta, toda la Carretera Austral chilena. Ya casi que me daba por satisfecho, regresaba a Argentina por el paso Jeinimeni, el paso más al norte de la provincia de Santa Cruz, el que conecta Chile Chico, en el país vecino con Los Antiguos del lado argentino. Ese viaje había sido durísimo, después de unos 4000 kms de los cuales 800 habían sido de tierra casi polvo que me destruyeron el auto, ya tenía ganas de volver a casa. Por supuesto, enseguida pensé que no debía desaprovechar la vuelta y decidí recorrer un poco la 40. De Los Antiguos a Perito Moreno y de ahí a Río Mayo, ya en Chubut. Casualidad y suerte mediante, llegué un domingo y justo el día en que se festejaba la Fiesta Nacional de la Esquila, la más importante del lugar por supuesto.

La Fiesta Nacional de la Esquila, con el festejo, la gastronomía y la destrezas del hombre del campo patagónico.
La Fiesta Nacional de la Esquila, con el festejo, la gastronomía y la destrezas del hombre del campo patagónico.

Obvio que hice noche allí, y disfruté de un fiestón popular bien campestre, con mucha música, doma, payada, competiciones ecuestres y por supuesto no me resistí a degustar unos deliciosos corderos de la zona, probablemente este sea uno de los mejores sitios para comerlos. Con la panza llena me dispuse a disfrutar de las actividades de la Fiesta y me animé a conversar con algunos gauchos en la tribuna de la pista de doma. Me hablaron de un lugar del que jamás había escuchado antes: “La Pampa de Chalía y su Reserva Aborigen”. Esa noche dormí allí en Río Mayo y también tuve suerte al conseguir alojamiento en el mítico “EL VIEJO COVADONGA”, un antiguo, pero bien mantenido hotel del año 1935, cuando no existía el turismo, y sus clientes mayormente eran los mercachifles que comerciaban en la zona. Algún día les contaré más sobre este hotel.

Desayuné temprano y en mi viejo Megane, retomé la 40 hacia el norte por unos pocos kilómetros donde un desvío a la izquierda, la RP26, me llevó a Dr. Ricardo Rojas y a Alto Río Mayo, dos pequeñas localidades cercanas a la frontera con Chile. Andando por un buen ripio, de repente me encontré con un cartel que indicaba, ACCESO A LA RESERVA ABORIGEN «EL CHALIA» 17 Kms. Son momentos que a veces uno duda. La 40 de por sí no es una ruta muy transitada, menos por supuesto lo es la RP26 y muuuucho menos lo es un camino vecinal, más bien una huella, que nace en esta 26. Las posibilidades de que pase un vehículo son remotas lo que significa que ante un desperfecto…estás en SERIOS PROBLEMAS. Yo soy extremadamente positivo y optimista cuando viajo y pienso que NUNCA me va a pasar nada, y la verdad que muy pocas veces tuve inconvenientes serios.

La mítica Ruta 40 y sus desvíos que tienen todo para descubrir y disfrutar.
La mítica Ruta 40 y sus desvíos que tienen todo para descubrir y disfrutar.

La curiosidad y el instinto, que debe tener todo aventurero que se precie de tal, me decían que algo bueno podía pasar. Además, ya estaba ahí y sabía que tendría pocas posibilidades de volver. ¡Me mandé…,obvio!.
Chalía es una Reserva aborigen Tehuelche, que nace después de la mal llamada Conquista del Desierto. El cacique del lugar en ese momento, creo que Quilchamal, presta ayuda a las tropas argentinas y a cambio el gobierno con el tiempo le cede tierras. En este momento el Lonko era el bisnieto de aquel viejo cacique. Mi primera impresión al ir avanzando con el auto fue la de pensar… ¡¡cómo los cagaron!!. Le dieron probablemente una de las partes más estériles de Chubut. Ojo fue una impresión mía quizás no sea real. A este lugar lo podría definir como Yermo, que además es una palabra que jamás pude poner en un escrito en toda mi vida.
A poco de andar por esa huella, veo unos carteles de madera, rústicos que indican los nombres de dos de las familias que habitan la reserva. Me decido por una al azar y llego hasta la casa. Sale una señora que muy amablemente me hace pasar, al entrar me ofrecen un guiso, uno de esos guisos camorreros al que no pude negarme aún a riesgo de que un par de horas después produzca efectos indeseados. Igual viajaba solo. Veo que hay varias personas, intuyo algo raro en el ambiente y enseguida alguien me anoticia de que apenas dos días antes había fallecido el lonko de la Reserva, que vivía solo… y ¿a qué no saben dónde? sí…en esa misma casa y esas personas eran sus familiares que habían llegado desde Río Mayo a ordenar la situación. El oportuno me dicen…¡lindo día para caer con cara sonriente a un….post velorio!. De todos modos, la hija del Lonko, una señora ya grande, me hace sentir cómodo y me ofrece quedarme, y me dice que le gustaría mostrarme todo. La casa era de material, modesta pero confortable. Me lleva a la parte de atrás y me muestra la vieja casa, la que había habitado ella con sus padres al nacer. Un rancho de piedra, adobe y barro muy viejas y que aún se mantenía en pie, me mostró el cerro desde donde sacaban las piedras y que su abuelo las había acarreado a mano una por una.
Entre al rancho de no más de 2,10 /2,20 de altura había montones de cosas antiguas, tesoros que alguien como yo muere por llevarrrrrrrrrrse…seguramente iban a tirar la mayoría de las cosas viejas y lamentablemente no era el momento de manguear nada, aunque de todos modos creo que se dieron cuenta y me regalaron una tijera de tusar muy antigua que obviamente conservo.
Permanecí un buen rato charlando, se los notaba en paz, pero me contaron de la tristeza de saber que la comunidad tiende a desaparecer, solo van quedando los viejos y los niños. La gente de mediana edad se va a trabajar a las ciudades o a estancias grandes y ya no regresan. Me cuentan que si bien perdieron la lengua tehuelche aún conservan muchos vocablos. También de cómo les había cambiado la vida la construcción de un puente por parte del gobierno provincial de Das Neves poco tiempo atrás que les permitía superar la incomunicación por razones climáticas.
Dentro de la familia un niño pequeño me miraba como lo que en realidad era allí, un forastero. Le dejé todas las golosinas que tenía. Además de ser goloso, siempre a estos lugares llevo golosinas. Casi siempre hay niños, y si no hay…me las como yo, que por algo estoy como estoy. A los mayores les dejé un vino bueno que había comprado en Chile y era para mis amigos de “La Peña de los Jueves” que probablemente se están enterando ahora. ¡Lo siento amigos!.
Antes de despedirme me piden que vaya a conocer el Galpón Comunitario. Fui, obvio. La buena fortuna hizo que justo en ese momento estuvieran esquilando asique de paso me vi cómo trabajan con las ovejas. Para una persona de ciudad bonaerense como yo, ver una comparsa de esquila no es algo común ni de todos los días.

Pampa El Chalía, un lugar con descendientes de tehuelches que tiene un encanto único.
Pampa El Chalía, un lugar con descendientes de tehuelches que tiene un encanto único.

De ahí me animé a conocer Dr. Ricardo Rojas, a unos pocos kms más al oeste incluso, un bucólico pueblito cercano a la frontera con Chile (bucólico es otra palabra que escribo por primera vez en mi vida y que también siempre había querido usar). Dr. Ricardo Rojas tiene unos 200 habitantes y un único lugar donde se puede comer algo. Es una especie de maxikiosco, donde la empleada, de no más de 20 años, era candidata a intendenta de pueblo con la particularidad que competía con…su jefa, o sea ¡la dueña del Maxikiosco!… Una situación casi bizarra. Nunca pude saber quién de las dos ganó la intendencia.

Sinceramente después de haber recorrido la maravillosa Carretera Austral chilena, disfrutar la Fiesta Nacional de la Esquila en Río Mayo y haber conocido a los descendientes de un cacique Tehuelche y su comunidad …ya el viaje había colmado mis expectativas, fue así que volví rápidamente a Bahía Blanca, satisfecho de todo lo vivido.

¡Hasta la próxima amigos!

ATE
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Arquitecto, bahiense y apasionado por los viajes, la naturaleza y la fotografía. Ha recorrido varias veces toda la Patagonia. Fue el creador del espacio Fotos con Historia que se emitió por la radio AM 550 y el canal 24/7 Noticias de Neuquén. Fundó una biblioteca en el Faro del Fin del Mundo en la Isla de los Estados ya partir de esa idea impulsa y dirige el proyecto “Sembrando Bibliotecas” que tiene el objetivo de fundar una biblioteca en cada provincia argentina. (https://www.facebook.com/proyectosembrandobibliotecas/) Además, tiene un canal de Youtube (https://www.youtube.com/@fotosconhistoria-diegoprom7270/) donde se pueden ver los videos con los relatos de viajes por la Patagonia y el mundo.
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