Ad image

Poco común en la Patagonia: restauran un histórico castillo

Sergio Sarachu
Por Sergio Sarachu
El patrimonio arquitectónico y cultural en el territorio patagónico suele ser alimento del avance de nuestras ciudades y sólo algunas organizaciones elevan su voz para su preservación. Destacable inversión del gobierno pampeano.

La pérdida de las edificaciones antiguas, verdaderas reservas de la vida en el sur argentino, han sido alimento del avance de la transformación de las ciudades y sólo se guardan de ellas algunas fotografías y el reclamo permanente de organizaciones de defesa del patrimonio. Casos como para poner de ejemplo tenemos desde Ushuaia hasta Neuquén, pasando por las ciudades de Santa Cruz, Chubut, Río Negro y La Pampa. Pero en esa última provincia, el estado decidió invertir en la preservación y mantenimiento de una de las construcciones que más historia guarda: histórico Castillo de la Reserva del Parque Luro, ubicado en cercanías de la localidad de Toay, a unos 30 kilómetros de la capital Santa Rosa.

En un esfuerzo conjunto entre el Ministerio de Obras y Servicios Públicos provincial y la empresa BK Construcciones, la restauración de la cubierta está en pleno desarrollo, con un avance del 89%, según se informó. Este ambicioso proyecto, respaldado por un presupuesto de $24.614.530, busca “devolver el esplendor a uno de los tesoros culturales y turísticos más valiosos de la Provincia”.

El imponente edificio ha ocupado un lugar central en la historia y el atractivo turístico de la región. En un esfuerzo por preservar su esencia y su belleza, se ha emprendido una necesaria labor de restauración en sus techos, que además involucra la revitalización de sus instalaciones interiores.

Desde los primeros días de este año, el equipo de expertos ha llevado a cabo meticulosas y delicadas intervenciones. Estos trabajos “comenzaron con la rehabilitación de uno de los faldones superiores de la cubierta, lo que requería inhabilitar temporalmente la planta alta del castillo. Esta fase ha allanado el camino para las acciones actuales, que buscan abordar de manera técnica y constructiva la estructura portante que sustenta los techos, teniendo en cuenta la antigüedad de la edificación y abordando las problemáticas relacionadas con filtraciones que habían provocado deterioro en las vigas maestras”.

La imagen del castillo en la década del ´60 y una de las habitaciones.

La restauración no se limita únicamente a la cubierta; también abarca la revitalización de aleros perimetrales, trabajos de zinguería y la recuperación de la cubierta del faldón superior. Además, se están llevando a cabo esfuerzos para reconstruir los cielorrasos de la planta alta, como respuesta a los problemas previos de filtraciones que habían dejado su marca.

La historia del castillo

El Castillo de la Reserva del Parque Luro, con su rica historia y su resonancia cultural, está experimentando una renovación que honra su legado y lo prepara para un futuro vibrante. Esta restauración no solo asegura su preservación a lo largo del tiempo, sino que también resalta su lugar como un verdadero ícono arquitectónico y turístico de la región, se indicó. Con cada avance, este proyecto conjunto entre el Ministerio de Obras y Servicios Públicos y BK Construcciones refuerza el compromiso con la preservación de la historia de la provincia y la promoción de su riqueza patrimonial.

Al sur de Santa Rosa, en el departamento de Toay, se despliega un tesoro de naturaleza y arquitectura: una reserva natural de 7600 hectáreas que alberga el icónico Castillo de Pedro Luro. Ubicado a unos 32 kilómetros sobre la ruta nacional 35, este castillo emerge como una joya histórica en medio del paisaje, llevando consigo la historia de un visionario de la Argentina del siglo XX.

Pedro Luro, figura multifacética nacida en Buenos Aires, trascendió como médico, político y empresario, destacándose como uno de los emprendedores más influyentes de su época. Sin embargo, su legado trasciende más allá de sus logros, encarnado en un sueño arquitectónico que dio origen a este emblemático castillo.

En el corazón de la reserva que lleva su nombre, Luro imaginó una mansión imponente que reflejara su visión de grandeza. Aunque su ambicioso proyecto nunca llegó a concretarse en su totalidad, el Castillo de Pedro Luro se erige hoy como un símbolo turístico en la provincia de La Pampa. En 1968, esta tierra se transformó en una reserva, obteniendo en 1996 el título de Reserva Provincial por medio de la ley 1689. Posteriormente, el castillo fue reconocido como Monumento Histórico Nacional y Provincial, consolidando su importancia en el patrimonio argentino.

Luro heredó las vastas extensiones de tierra, unas 23.000 hectáreas en total, al casarse con la hija de Ataliva Roca, hermano de Julio Argentino Roca, expresidente del país. Este legado territorial fue el punto de partida para la concreción del parque que hoy alberga su nombre y su sueño.

El inicio de esta monumental residencia se remonta a 1907, cuando Luro erigió un chalet de madera en estilo pintoresquista. Sin embargo, su ambición arquitectónica lo llevó más allá, y en años posteriores, inició la construcción en mampostería que caracteriza al castillo. El diseño original, ideado por el arquitecto francés Alberto Favre, concebía un edificio de tres plantas, pero Luro solo completó una de ellas. Aunque incompleto, el castillo refleja influencias del clasicismo francés, con un techo de chapa y detalles arquitectónicos que evocan la grandiosidad europea.

El interior del castillo deslumbra con pisos de madera de pinotea y calcáreos en los baños. La pieza central es un hogar tallado en madera que evoca los gustos refinados de Luro, quien, perteneciente a una familia adinerada, viajaba frecuentemente a Europa. La anécdota de cómo adquirió este hogar, comprando un restaurante entero en París para obtenerlo, habla de su determinación por plasmar sus sueños en cada detalle.

Este sueño arquitectónico tomó una nueva dirección tras la muerte de Pedro Luro en 1927. La propiedad cambió de manos y pasó a ser propiedad del Banco Hipotecario Nacional antes de ser adquirida por Antonio Maura, un aristócrata que continuó la construcción del castillo. Maura reconfiguró la estructura, desmontando el chalet de madera original y dando forma a las alas laterales que actualmente definen la fisonomía del castillo. Con 760 metros cuadrados, esta majestuosa residencia adquirió su forma definitiva bajo el cuidado de Maura.

La simetría y la magnificencia arquitectónica persisten, pero el paso de los años y los diferentes propietarios dejaron su huella. El cambio en las terminaciones y los detalles muestra cómo la construcción fue influenciada por la época de cada propietario. Pisos graníticos en algunas áreas y otras adiciones reflejan la evolución de este monumento a lo largo de su historia.

El legado de Maura también dejó su marca en la historia argentina como uno de los fundadores del Tortugas Country Club. Tras su fallecimiento en 1964, su hija, Inés Maura de Roviralta, cedió la propiedad a la provincia de La Pampa, asegurando así su preservación y accesibilidad para las futuras generaciones.

ATE
ETIQUETAS
Compartir este artículo
Seguir:
Periodista y escritor (autor de las novelas "Arde La Colmena" y "Un hijo de tres madres", además de varios libros de poesía. Neuquén. Editor.
Dejanos tu comentario