La llegada de una nave no tripulada al Polo Sur de la luna por parte de la India y su flamante descubrimiento de la existencia de azufre en ese lugar, pone nuevamente en debate cuál es el objetivo central de esta carrera espacial protagonizada por las grandes potencias mundiales.
Tras los enunciados de avances en la investigación científica y desarrollo de la tecnología espacial, es posible que los grandes países estén abriendo su propio camino para la explotación de recursos naturales que pueden ser beneficiosos para la humanidad o bien que permitan una mayor rentabilidad su extracción en ese satélite.
El debate -por momentos muy encendido- se da en estas horas cuando India ha terciado entre Estados Unidos y China en lograr esos alunizajes y realizar por primera vez una exploración en el Polo Sur. Los más avanzados en el análisis crítico de esta carrera espacial ya hablan de “la era CisLunar, donde se analizan los datos para la explotación de los recursos Lunares” y que la luna “es el Octavo Continente, y servirá a futuro como ´portaaviones´ espaciales que nos impulse por todo el sistema Solar”.
Una de las opiniones
Uno de los analistas más destacados en el mundo sobre la carrera espacial y la divulgación astronómica es el español Daniel Marín, ganador de varios reconocimientos por sus artículos en el blog “Eureka”. Astrofísico de formación y divulgador científico por pasión, ha recibido el Premio Bitácoras 2012 y el Premio 20Blogs 2015 al mejor blog en la categoría de ciencia, así como el Premio Naukas 2013 al mejor blog de divulgación científica. Además colabora con revista Astronomía, es miembro de la Agrupación Astronómica de Gran Canaria (AAGC) y de la Asociación Astronómica y Educativa «Henrietta Leavitt» (AAEC).
Esta presentación es relevante pues consolida un análisis que ha realizado en las últimas horas en su blog sobre “La avalancha de misiones a la Luna del programa CLPS estadounidense” (así lo tituló) y donde analiza la serie de misiones y objetivos que tienen los planes espaciales de ese país, China, India y otros. Aquí compartimos ese artículo, publicado en el blog Eureka:
“Estamos en medio de una carrera por la Luna. Todas las agencias espaciales del mundo parecen haberse puesto de acuerdo para mandar sondas espaciales a nuestro satélite. China tiene el programa de exploración lunar CLEP basado en las sondas Chang’e, que darán paso gradualmente a las misiones de la estación no tripulada ILRS en el polo sur de la Luna, una estación que se fusionará con la estación tripulada que el país quiere construir a partir de 2030. Otros países tienen planes menos ambiciosos, pero también quieren participar de esta «fiebre lunar» para controlar de facto el hielo de las regiones polares de la Luna. ¿Y Estados Unidos? Como todos sabemos, la NASA tiene en marcha el programa Artemisa de misiones tripuladas, que incluye a la estación internacional Gateway en órbita lunar y una base lunar, también a partir de 2030. Pero, ¿Y qué hay de las misiones no tripuladas?
En 2018 la NASA creó el programa CLPS (Commercial Lunar Payload Services) —pronúnciese clips— con el fin de subvencionar empresas siguiendo un modelo parecido al que ha permitido que la iniciativa privada desarrolle naves de carga y tripuladas para la Estación Espacial Internacional (ISS). Tras un inicio muy modesto, el programa ha recibido más fondos y a partir de este mismo año vamos a ver numerosas misiones destinadas a la Luna. En vez de desarrollar una sonda compleja bajo tutela de la NASA dotada de múltiples instrumentos científicos, la iniciativa CLPS prefiere otorgar contratos a las empresas para que pongan en la superficie uno o varios instrumentos a bordo de una nave más sencilla. De esta forma, además de evitar poner todos los huevos en una misma cesta, se consigue fomentar el desarrollo de varias naves capaces de transportar cargas a la superficie lunar. Adicionalmente, cada misión puede ser aprovechada por estas empresas para llevar a la Luna cargas privadas secundarias.
Hasta la fecha, las empresas elegidas para el CLPS son Astrobotic, Intuitive Machines, Firefly y Draper. La NASA ha otorgado contratos en firme para ocho misiones no tripuladas a la superficie de la Luna que se lanzarán entre 2023 y 2026 —obviamente, muchas sufrirán retrasos—, con opciones a contratar vuelos adicionales. Incluso aunque algunas terminen en fracaso, no cabe duda de que estamos hablando de un número muy elevado de misiones a la Luna. Para hacerlas realidad, Astrobotic ha desarrollado el módulo lunar Nova-C, Astrobotic el Griffin y el Peregrine, Firefly el Blue Ghost y Draper el Series 2 (Masten Space Systems y su módulo lunar Xelene fueron elegidos para la misión CLPS-4, pero la empresa se declaró en quiebra a finales de 2022 y fue comprada por Astrobotic).
Nova-C es un módulo lunar de unas 2 toneladas y unas dimensiones de 4,0 metros de alto y 1,57 metros de ancho con forma hexagonal —tiene seis patas en el tren de aterrizaje— capaz de llevar hasta 130 kg de carga útil a la superficie de la Luna. Dispone de un motor principal de 3,1 kilonewton de empuje a base de metano y oxígeno líquidos (la primera vez que se emplean estos propelentes criogénicos en una sonda lunar). En el futuro, Intuitive Machines planea aumentar la carga útil del Nova-C hasta los 250 kg y quiere desarrollar los módulos Nova-D y Nova-M, capaces de desplegar 2,5 y 10 toneladas en la superficie lunar, respectivamente. Intuitive Machines también quiere introducir generadores de radioisótopos (RTG) a base de americio-241 para que sus naves puedan sobrevivir a la noche lunar, como las sondas chinas Chang’e 3 y 4 (y las futuras Chang’e 7 y 8). Hasta que se introduzcan los RTG, los módulos lunares del programa CLPS están limitados a una vida útil de unos 14 días.
Astrobotic presenta dos módulos lunares: Peregrine y Griffin. El módulo lunar Peregrine viene en dos configuraciones: una para misiones a latitudes medias para zonas situadas entre 40º y 50º norte o sur, y una configuración para misiones polares. La primera versión puede llevar entre 70 y 90 kg y la segunda 100 kg, con una vida útil de 8 días en el caso de la versión de latitudes medias. Peregrine tiene 1,9 metros de alto y 2,5 metros de ancho. Usa propelentes hipergólicos y cuenta con cinco motores principales con 667 newton de empuje cada uno. Además, cuenta con grupos de tres motores de maniobra de 45 newton cada uno. Por su parte, el módulo Griffin, de mayor tamaño, ha sido diseñado para desplegar cargas en la superficie lunar, como por ejemplo rovers. Griffin podrá colocar 625 kg en la superficie lunar y podrá sobrevivir 14 días. Dispone de cinco motores principales hipergólicos de 3,1 kilonewton cada uno y doce motores de maniobra de 110 newton.
La empresa Firefly se dio a conocer por su propuesta de microlanzadores orbitales, pero, al igual que Rocket Lab se ha diversificado y también se ha adentrado en el mercado de satélites. Para misiones lunares, Firefly presenta el módulo lunar Blue Ghost, de 3,5 metros de altura y 2 metros de ancho y capaz de colocar 150 kg en la superficie lunar. Dispone de un motor principal y cuatro pares de motores secundarios a base de propergoles hipergólicos. Junto con Blue Ghost, Firefly está desarrollando el satélite lunar SUV (Space Utility Vehicle) que puede servir para realizar ciencia desde la órbita lunar o como plataforma de retransmisión de comunicaciones. En cuanto a Draper, su módulo lunar Series 2 está basado en el que la empresa japonesa ispace ha desarrollado para sus misiones comerciales (ispace colaborará con Draper a través de su filial estadounidense para evitar problemas con ITAR).
Las misiones CLPS tienen una nomenclatura un tanto confusa. Algunas tienen la designación CLPS (CLPS-2, CLPS-3, etc.), que no es sistemática y además poseen su propio nombre de misión asignado por cada empresa, junto con el nombre oficial TO (Task Order) del contrato de la NASA bajo el programa CLPS. Teniendo esto en cuenta, veamos las misiones CLPS previstas en orden cronológico:
1. IM-1 (Intuitive Machines Mission 1) / TO2-IM / CLPS-2 / IM-1-NOVA-01: misión del módulo lunar Nova-C al polo sur que despegará en noviembre o diciembre de este año mediante un Falcon 9. Aterrizará cerca del polo sur cerca del cráter Malapert A. La masa al lanzamiento será de 1908 kg. Si todo sale bien, esta misión romperá varios récords: será la sonda que alunice a una latitud más extrema, superando el reciente récord de Chandrayaan 3 y la primera que use propelentes criogénicos en vez de hipergólicos. Incorpora varios instrumentos de la NASA: SCALPSS (Stereo Cameras for Lunar Plume Surface Studies), un conjunto de cuatro cámaras que filmarán el descenso del módulo para estudiar la interacción del escape del motor con el regolito lunar; un retrorreflector láser pasivo (LRA) para estudios geodésicos; ROLSES (Radio wave Observation at the Lunar Surface of the photoElectron Sheath), que estudiará la cubierta de electrones que rodea la Luna y su efecto en futuros radiobservatorios lunares; NDL, un LIDAR de precisión para el aterrizaje; y LN-1 (Lunar Node 1 Navigation Demonstrator), un sistema de navegación y comunicación autónomos. También incluye cargas privadas y la cámara EagleCam que se separará de la sonda y grabará el alunizaje. La misión durará unos 14 días.
2. Peregrine Mission 1 / TO2-AB / CLPS-1: la primera misión del módulo lunar Peregrine de Astrobotic despegará a principios de 2024 mediante un cohete Vulcan de ULA. La zona de alunizaje no está en las regiones polares, sino en Sinus Viscositatis, una zona que incluye las estructuras en forma de cúpula de Gruithuisen. La nave llevará nueve instrumentos de la NASA. Dos de ellos, SEAL (Surface and Exosphere Alterations by Landers), el espectrómetro Msolo (Mass Spectrometer observing lunar operations), estudiarán el regolito a través del material levantado por los motores al alunizar. NIRVSS (Near-Infrared Volatile Spectrometer System) es un espectrómetro infrarrojo para analizar las propiedades del regolito. El espectrómetro LETS (Linear Energy Transfer Spectrometer) estudiará el medioambiente de radiación lunar y el experimento PILS (Photovoltaic Investigation on Lunar Surface) probará paneles solares avanzados para la superficie lunar. Por último, el módulo llevará un magnetómetro (MAG) y otras cargas comerciales.
3. IM-2 / TO PRIME-1 / CLPS-3: segunda misión del Nova-C, que despegará a comienzos de 2024 mediante un Falcon 9. También alunizará en el polo sur lunar, en concreto, en la cresta que conecta el cráter Shackleton, una «isla de luz» y una de las zonas candidatas para las primeras misiones tripuladas Artemisa. La carga principal es el experimento de la NASA PRIME-1 (Polar Resources Ice Mining Experiment-1), formado por el taladro TRIDENT (The Regolith and Ice Drill for Exploring New Terrain) y el espectrómetro de masas Msolo para medir el contenido de hielo y otros volátiles en regolito del polo sur hasta un metro de profundidad. TRIDENT y Msolo también viajarán al polo sur lunar en el rover VIPER. Además, IM-2 lleva otro retrorreflector láser LRA, el radiómetro LRAD (Lunar RADiometer) para estudiar la temperatura del regolito y un pequeño «saltador» MicroNova (µNova Hopper o µ-hopper) que se desplazará a unas cuantas zonas situadas hasta unos 25 kilómetros alrededor de la zona de aterrizaje, incluyendo algunas en sombra permanente. µNova Hopper puede llevar 1 kg de carga útil. También transportará el pequeñísimo rover privado YAOKI (ヤオキ) de la empresa japonesa Dymon, con una masa de solo 598 gramos.
4. Griffin Mission 1 / TO 20A (VIPER) / CLPS-20A: esta es una de las misiones del programa CLPS más esperada por la NASA. El primer vuelo del módulo lunar Griffin de Astrobotic despegará a finales de 2024, o en 2025, mediante un Falcon Heavy y aterrizará en el polo sur de la Luna, en la zona del cráter Nobile. La carga es el rover VIPER de la NASA, que estudiará la presencia de hielo y volátiles en el polo sur lunar. VIPER (Volatiles Investigating Polar Exploration Rover) es un rover de 450 kg y unas dimensiones de 1,5 x 1,5 x 2,5 metros que explorará el polo sur durante cien días desplazándose a una velocidad máxima de 0,72 km/h. Podrá salir y entrar de las zonas en sombra perpetua del polo sur. Su instrumento principal es el taladro TRIDENT, similar al de la misión IM-2, que, junto con el espectrómetro Msolo, buscarán volátiles hasta un metro de profundidad. También lleva el espectrómetro infrarrojo NIRVSS para analizar el regolito.
5. IM-3 / TO CP-11 / CLPS-5: la tercera misión del Nova-C también está prevista para 2024. En esta ocasión, el objetivo no es el polo sur, sino la zona de Reiner Gamma, en el Oceanus Procellarum, cerca del ecuador lunar (7º norte). El módulo llevará como carga útil los primeros instrumentos seleccionados dentro de la iniciativa PRISM (Payloads and Research Investigations on the Surface of the Moon) de la NASA: Lunar Vertex (LVx), un conjunto de instrumentos (cámara, magnetómetro y espectrómetro de iones), además de un pequeño rover con otro magnetómetro para estudiar la minimagnetosfera asociada a Reiner Gamma; MPAc (MoonLIGHT Pointing Actuator), un retrorreflector láser con participación europea; y un detector de partículas fabricado en Corea del Sur. También desplegará tres pequeños rovers CADRE (Cooperative Autonomous Distributed Robotic Exploration) del JPL.
6. Blue Ghost M1/ TO 19D / BG1: la primera misión del módulo lunar Blue Ghost de Firefly despegará en 2024 mediante un Falcon 9. el objetivo es alunizar en el Mare Crisium con una importante carga de instrumentos científicos de la NASA: LISTER (Lunar Instrumentation for Subsurface Thermal Exploration with Rapidity) para estudiar el flujo de calor procedente del interior de la Luna, una medida fundamental para comprender la estructura interna del satélite; SCALPSS, el conjunto de cámaras para observar los efectos de los escapes de los motores en el regolito, similar al que llevará la misión IM-1; LPV (Lunar PlanetVac), un experimento para experimentar nuevas técnicas de recogida de regolito lunar; LEXI (Lunar Environment heliospheric X-Ray Imager), una cámara para observar la magnetosfera de la Tierra en rayos X desde la Luna; LMS (Lunar Magnetotelluric Sounder), un instrumento para medir los campos eléctricos y magnéticos de la Luna y comprender así su estructura; RAC (Regolith Adherence Characterization), para medir la adherencia del regolito a diversos materiales; LuGRE (Lunar GNSS Receiver Experiment), que experimentará tecnologías para desarrollar un sistema de navegación lunar; RadPC (Radiation Tolerant Computer System), con tecnologías asociadas a ordenadores resistentes a la radiación; EDS (Electrodynamic Dust Shield), que probará un escudo electrostático para evitar la contaminación del regolito; y, por último, NGLR (Next Generation Lunar Retroreflector) un retrorreflector láser de nueva generación para pulsos ultra cortos.
7. Series 2 M1 / TO CP-12: la primera misión del módulo lunar Series 2 de Draper despegará en 2025 mediante un cohete por determinar y alunizará en la cara oculta de la Luna, en la cuenca de Schrödinger. Será la primera sonda estadounidense en alunizar en el hemisferio no visible de la Luna. Incluirá instrumentos de la iniciativa PRISM, como el sismómetro FSS (Farside Seismic Suite) y el instrumento LITMS (Lunar Interior Temperature and Materials Suite), que lleva un taladro para medir el flujo de calor, un sensor de micrometeoritos y sensores de conductividad. También llevará el instrumento LuSEE (Lunar Surface Electromagnetics Experiment) para estudiar el medioambiente electromagnético y electrostático de la superficie lunar.
8. Blue Ghost M2 / TO CS-3: la segunda misión del módulo lunar Blue Ghost de Firefly también será la segunda a la cara oculta del programa CLPS y tendrá lugar en 2026. La carga principal es el instrumento LuSEE-Night que estudiará el ambiente electromagnético durante la noche lunar y llevará además y experimento de radioastronomía de baja frecuencia. El módulo lunar Blue Ghost desplegará en órbita lunar el pequeño satélite Lunar Pathfinder de la ESA mediante el vehículo de transferencia Elytra de Blue Ghost.
Además de estas misiones, próximamente se anunciarán las empresas encargadas de llevar a cabo las misiones CP-21 y CP-22, destinadas a llevar instrumentos la zona de Gruithuisen y al polo sur lunar, respectivamente, aparte de otras que están en camino. Paralelamente al programa CLPS, la NASA ha otorgado otros contratos para misiones lunares. Por ejemplo, Astrobotic demostrará la transmisión de electricidad a través de cables ligeros en el marco de uno de los contratos de la iniciativa Tipping Point de la NASA. El objetivo es desplegar la red de paneles solares LunaGrid para alimentar una futura base lunar. Como vemos, el programa CLPS de la NASA nos va a suministrar una auténtica avalancha de misiones lunares en los próximos años. Aunque no todas logren su objetivo, sin duda de aquí a unos años nuestro satélite recibirá la visita de una auténtica avalancha de misiones científicas.