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Qué puede develar el estudio de los restos de una mujer inca

Sergio Sarachu
Por Sergio Sarachu
La región donde durante décadas el pueblo inca resistió la invasión española. Se cree que formaba parte del culto a los antepasados y que tenía prestigio social. (Fotos: Conicet)

Formó parte de una población prehispánica que resistió la conquista en las alturas de Pucará de Tilcara, Jujuy, en el siglo XVI. Se la incluye en el posible culto incaico a los muertos.

La resistencia de los pueblos originarios ante la invasión española dio un impulso a creencias de protección que brindaban los ancestros, en especial en la región de las alturas jujeñas. Los restos de la mujer hallada, que es estudiada en forma interdisciplinaria por expertos del norte, centro y Patagonia argentina, presentan indicios de haber pertenecido a una estructura de la alta sociedad incaica o de prestigio social. En los estudios se pone especial cuidado en el respeto a las creencias y saberes de los pueblos originarios para no violar sentimientos hacia los ancestros muertos.

«Nosotros investigamos la producción de artesanías, cómo trabajaban los nativos bajo el dominio del Inca, pero dimos con estos restos y decidimos excavarlos», indicó la arqueóloga  Clarisa Otero, directora del equipo de científicos del Conicet. Allí, a 30 centímetros de profundidad, hallaron el esqueleto casi completo de una mujer.

«El Pucará fue la capital de esta ‘provincia’ incaica. Aunque (la búsqueda de restos humanos de esa época) no es nuestra prioridad, sobre todo por la sensibilidad de las comunidades originarias, este descubrimiento da mucha información acerca de la caída del imperio que se extendía desde el sur de Colombia hasta Santiago de Chile «.

HALLARON RESTOS DE UNA MUJER INCA EN JUJUY
La científica junto a colegas durante los trabajos de campo en Pucará de Tilcara. (Foto: CONICET).

De acuerdo con la tradición andina, la mujer se encontraba en posición fetal, envuelta con mantas y sujeta con sogas. «Lo primero que vimos fue el cráneo -sostuvo Otero-, después localizamos el esqueleto y varios elementos asociados».

A partir de ese momento, se desarrolló un vasto trabajo multidisciplinario en el que intervinieron más de 20 científicos y que permitió armar un apasionante rompecabezas a partir de diversas claves.

Según los estudios, el esqueleto pertenece a una joven de alrededor de 30 años, una edad avanzada para la época, que había nacido en otra parte y llegado a la Quebrada en la adolescencia. Por el estado de los restos y los objetos que los acompañaban, se deduce que puede haber ocupado una posición destacada en la sociedad de la época.

Los españoles estaban próximos, pero no podían usufructuar esa región (el Pucará resistió seis décadas el embate de los conquistadores), por lo que los científicos creen que la joven podría haberse refugiado allí durante un período de máxima tensión política.

HALLARON RESTOS DE UNA MUJER INCA EN JUJUY
Los restos hallados y una reconstrucción digital del cuerpo de la mujer. (Foto: CONICET)

«No se puede determinar la causa de muerte -afirmó Otero-, pero la condición de los restos es impecable. Sin rastros de osteoporosis, tiene la dentadura completa y solo cuatro caries. Debe de haberse tratado de una persona muy bien alimentada, en buen estado de salud y que no había sufrido epidemias».

El esqueleto estaba completo y no se había movido, por lo que se piensa que debe haber sido tapado por la tierra arrastrada por el viento a lo largo de los siglos. Solo faltaba la tibia, el más fuerte de los dos huesos que se encuentran por debajo de la rodilla. «El tratamiento de la muerte en ese entonces era muy distinto al que observamos nosotros, comentó Otero. “Pueden habérsela llevado para usarla en rituales o para inhalar alucinógenos, usándola como una cuchara».

A partir del estudio de la fauna cadavérica, se puede deducir que «estuvo apoyada sobre la tierra, sentada a la vista de todos. El entomólogo forense mostró que los insectos tuvieron acceso directo a las partes blandas” indicó. Junto con piezas cerámicas, cuentas de collar y placas de metal había también pigmentos, bloques de pedernal y dos morteros con adherencias de cobre y hematita.

El fardo funerario incluía partes de animales que en esos tiempos se colocaban como ofrendas. «Encontramos huesitos de un lagarto oriundo del Chaco salteño, un ambiente diferente y distante, y una mandíbula de cuis. La estudiaron un grupo de paleontólogos y concluyeron que podría pertenecer a la variedad de cuises domesticados por el Inca, que usaban como alimento y para propiciar la fertilidad», informó oficialmente el Conicet.

Para el futuro, Otero y colegas planean avanzar en estudios genéticos, especialmente de los molares. Para Rolando González-José, director del Instituto Patagónico de Ciencias Sociales y Humanas del Conicet, miembro del Consorcio para el Análisis de la Diversidad y Evolución de Latinoamérica (Candela) y experto en genética poblacional, lo interesante de este trabajo es «el grado de interdisciplinariedad que posee: estudiaron desde restos de polen hasta los minerales de las vasijas y el tipo de descomposición a través de la fauna cadavérica».

«Los molares tienen la capacidad de aislar, con el esmalte y la dentina, que son muy duros, la médula del diente, que es donde se encuentra el ADN. Una de las preguntas que pueden hacerse es si esta mujer presenta linajes ciento por ciento latinoamericanos o si ya había mezcla con españoles. También se puede buscar un linaje actual y tratar de detectar si «desciende» de los incas. En Perú se han hecho estos estudios y hay gente que se adjudica ascendencia incaica, pero una cosa es confirmar filiación a tres generaciones y otra, a siglos de distancia. A medida que se suman generaciones, las probabilidades se hacen más difusas», manifestó.

HALLARON UNA MUJER INCA EN JUJUY
La región de Pucará de Tilcaca (Jujuy), lugar de resistencia a la invasión española. (Foto: CONICET).

En la concepción andina sobre la muerte, los difuntos continuaban presentes en la vida cotidiana e incluso participaban en los rituales para la toma de decisiones políticas, explicó el comunicado del Conicet que dio a conocer el hallazgo. En situaciones de conflicto, particularmente durante la conquista española, el culto a los ancestros cobró nuevas fuerzas, ya que se creía que los antepasados eran quienes podían brindar protección. La mujer de Tilcara podría responder a estas creencias, ya que habría muerto entre fines de la dominación incaica y el período hispano-indígena, es decir, el momento previo a que el español ocupara efectivamente la Quebrada de Humahuaca, a fines del siglo XVI.

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Periodista y escritor (autor de las novelas "Arde La Colmena" y "Un hijo de tres madres", además de varios libros de poesía. Neuquén. Editor.
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