Los viajes, las personas, las historias son interminables en El Diario de Vanesa y en este caso, llegamos a una rotonda en el extremo norte de La Rioja, para encontrarnos con Raquel. Allí, cuando la histórica Ruta Nacional 60 y la provincial 46 se unen, ella y sus compañeros de cuatro patitas ofrecen su calidez y lo que producen en una finca ubicada a unos diez kilómetros, en un pueblo que también deslumbra por su historia.
En nuestros recorridos por el país haciendo puentes de amor a través del traslado de mascotas, además de detenernos a conocer a Raquel también llegamos a un lugar encantador que muestra lo fue en un momento y lo que es ahora: Estación Mazan. Ubicado en el límite de La Rioja con Catamarca, por allí pasó el histórico Ferrocarril Central Norte Argentino, posteriormente el Ferrocarril Nacional Belgrano y tuvo su apogeo cuando se asentaron en el lugar quienes trabajaban en ese servicio.
La unión en Estación Mazán de dos ramales ferroviarios hizo de este lugar un próspero pueblo que fue sumando servicios y creciendo su población, hasta que los cierres del ferrocarril en los años 80 marcaron el inicio de un despoblamiento que llega hasta hoy, donde no más de 50 familias de personas mayores viven allí.
Raquel nos contó de ese lugar, de los problemas que tienen con el abastecimiento de agua potable y la calidad salitrosa que genera inconvenientes en la salud de los pobladores, además de no generar un futuro para los más jóvenes. “Es un pueblo carente de todo”, nos dijo.
Ella junto a su esposo tienen una finca donde producen aceitunas, pikles, ajíes y otros productos que a base de esfuerzo y conocimiento, los ofrecen en esa rotonda que su comercio a cielo abierto, durante todo el año.
Nos contó que comenzaron con su camioneta apostada en el lugar y tentando a los automovilistas con productos locales y caseros, para ir creciendo al rayo del sol abrazador en verano y soportando el frío durante el invierno.
De a poco, llegando muy temprano por la mañana, agregaron más mercadería y hoy se han transformado en una parada obligada para quien anda por allí y puede tener a mano el fruto de la tierra elaborado por la gente del lugar.
Raquel ama ese lugar y lo transmite. Junto a sus cocker de cuatro patitas y un carácter de puro amor y hospitalidad, va y viene entre autos y camiones que la reconocen como uno de los tesoros que se pueden encontrar en ese paisaje tan particular que tiene el norte riojano.
Hicimos una parada en la rotonda de las rutas 60 y 46 para llenar de combustible humano nuestro Diario de Vanesa y espero que les guste el video que sintetiza esta nueva historia.
Será ¡Hasta la próxima!