El 20 de noviembre de 2009, el ícono de la música latinoamericana, Sandro, se sometió a un trasplante doble de corazón y pulmones en el Hospital de Guaymallén, en Mendoza, tras años de deterioro físico debido al enfisema pulmonar crónico.
Desde su infancia, Roberto Sánchez Ocampo fue marcado por la adicción al tabaco y que derivó en una enfermedad pulmonar irreversible. Aunque su salud estaba gravemente comprometida, el artista no se rindió y siguió luchando por mantenerse sobre el escenario, incluso llevando un tanque de oxígeno en sus últimas presentaciones.
A lo largo de 2009, tras varias internaciones, su situación se volvió crítica y la única opción para salvar su vida fue el trasplante. A pesar de las complicaciones, la cirugía fue un éxito, aunque la lucha no terminó allí. Durante las semanas siguientes, Sandro enfrentó varias complicaciones, incluyendo una peligrosa infección causada por la bacteria Acinetobacter baumannii, puso en riesgo su vida.
Sin embargo, el 4 de enero de 2010, un shock séptico terminó con su vida, apenas 45 días después de la cirugía. Su muerte dejó al país sumido en el duelo, y miles de fanáticos se agolparon en las calles para darle el último adiós.