Florencia Vásquez encontró en el macramé una vía de escape y creación en medio del aislamiento durante la pandemia. Luego de perder su trabajo en marzo de 2020, decidió redescubrir una técnica que había practicado de manera casual.
«Siempre manejé la técnica del macramé haciendo pulseras y accesorios en el verano», cuenta Florencia, quien en octubre de ese mismo año decidió formalizar su emprendimiento “Floo Macramé”.
La emprendedora compró «dos kilos de hilo» y se dedicó a perfeccionar nuevas técnicas y nudos. «No sabía si iba a funcionar, pero me animé y en octubre abrí mi Instagram», contó con una sonrisa. Sus primeros productos fueron posavasos circulares, que tuvieron una gran aceptación, dándole el impulso necesario para continuar.
El desafío de crear algo propio
A lo largo de su camino, Florencia buscó diferenciarse del mercado, «Cada cliente viene con una referencia, pero yo siempre trato de darle mi toque personal a cada producto», explica. Uno de sus productos más característicos es el «Espejo Rosalía», al que le puso el nombre de su abuela. «Definí que mis espejos tengan cinco líneas de nudos cuadrados, para que se sepa que son míos», comentó.
El emprendimiento de Florencia no solo creció en redes sociales, sino también en ferias. Sin embargo, esto implicó ciertos desafíos. «El mayor reto fue cómo presentar mis productos en las ferias», confiesa. Desde aprender a exponer sus tapices en caballetes y evitar llevar demasiados productos, su aprendizaje fue constante. «En mi primera feria llevé de todo, pero la gente se sentía abrumada y pasaba de largo», recuerda. Ahora, ella prioriza que llevar y cómo presentarse al público.
La satisfacción del trabajo artesanal
Florencia destaca la satisfacción que siente al ver la reacción del público, “me encanta ver cómo a la gente se le ilumina la cara al ver mis trabajos es lo que me llena el corazón», expresa emocionada. Más allá de lo económico, para ella lo más importante es el reconocimiento de su trabajo.
A lo largo del proceso, Florencia se especializó en técnicas de teñido natural, un proceso que descubrió y perfeccionó para diferenciarse dentro del mundo del macramé. «Me hice un curso online de teñidos de telas de algodón. Utilizo cúrcuma, cáscaras de cebolla y productos naturales», relata Florencia, quien encontró en estos tintes una manera de agregar un toque único a sus piezas.
El cuidado de sus creaciones también es fundamental, especialmente en el mantenimiento. «Si querés lavar un tapiz, no lo metas con ropa porque el hilo puede absorber y arruinarse», advierte Florencia. Aconseja que el mantenimiento sea siempre en seco y, en el caso de piezas decorativas de mesa, que no tengan contacto con objetos calientes para evitar daños irreversibles en el hilo, que es delicado por naturaleza.
Durante uno de sus viajes a la cordillera, Florencia encontró una fuente de inspiración, las ramas caídas en las orillas del lago, «les pregunté a los guardaparques si podía llevarme esos palitos que ya estaban secos y lavados por el lago, y me dijeron que sí», recuerda con entusiasmo.
Esas ramas se convirtieron en piezas clave para algunos de sus tapices, otorgándoles un valor especial. Para Florencia, cada elemento de la naturaleza añade una autenticidad única a su arte, ya que no solo crea con sus manos, sino que también incorpora materiales con historia propia.
«Esto también le da un valor extra a mis piezas», afirma, agradecida por la oportunidad de conectar su arte con el entorno natural.
Con estos cuidados y la dedicación que Florencia pone en cada creación, logró que su emprendimiento crezca con paso firme, priorizando la calidad y el detalle. «Mantengo mis hilos lo mejor posible, sin humedad, guardados con cuidado», asegura.
Para conocer más sobre Floo Macramé podes encontrarla en sus Redes Sociales:
Facebook: Floo Macramé
Instagram: Floo Macramé
