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Tócala de nuevo, Fela

Jorge Gorostiza
Por Jorge Gorostiza
Curiosidades, robos y relaciones de Paul McCartney con Fela Kuti en Nigeria.

Hace cincuenta años, en octubre de 1973, Paul McCartney lanzó el simple difusión de su tercer álbum con Wings. Se dice que la canción iba a llamarse Hell on Wheels, es decir, Infierno sobre ruedas, pero, como el año anterior la BBC le había censurado dos canciones (Give Ireland Back to the Irish por cuestiones políticas y  Hi, Hi, Hi  por temática sexual) Paul y su esposa rebautizaron al tema como Helen Wheels. A pesar de su nombre inocente (o quizás precisamente por eso) la canción no pasó del décimo puesto en los charts y finalmente no fue incluida en el larga duración. Apenas una de las innumerables “curiosidades”, por decirlo de algún modo, que rodearon la producción del álbum.

A contramano de toda lógica, Paul McCartney y su banda grabaron aquel disco en Lagos, capital de Nigeria. El ex Beatle tenía una idea un tanto romántica del país, por no decir del continente y, ni bien se enteró de que EMI Records contaba con un estudio de grabación allí, decidió que sería el lugar ideal para trabajar en paz y, por el mismo precio, disfrutar del Sol y la playa. No podía estar más equivocado.

Las dificultades comenzaron incluso antes de salir de viaje. Por aquellos años la formación de Wings incluía, además de Paul y Linda McCartney, a Denny Laine como primera guitarra, Henry McCullough en guitarra rítmica y Denny Seiwell en batería. Como estos dos no le encontraron sentido a la aventura africana y decidieron bajarse del avión, el quinteto terminó en trío… Ahora que lo pienso, se trata de una muy buena razón para que el disco se llamara Band on the run, o sea, Banda en fuga. En cualquier caso, a contramano de las dificultades, McCartney decidió seguir adelante y sumó a la expedición a Geoff Emerick, el ingeniero de grabación de Abbey Road.

Cuando los cuatro entraron al estudio de EMI en Lagos descubrieron que la sala estaba literalmente abandonada, sin mesa de controles y con una única grabadora de ocho pistas. Pero no fue esa la última sorpresa desagradable que encontró McCartney en Nigeria. Estaba acostumbrado a ser recibido, donde quiera que fuera, con afecto y respeto. Además, venía de clavar un exitazo con Live and Let Die, tema principal de la séptima película de la serie James Bond. Sin embargo, lejos de reconocimiento y simpatía lo que encontró Macca entre los nigerianos fue frialdad, por no decir franca agresión.

Una noche Paul y Linda fueron asaltados en la calle y perdieron no solamente los manuscritos de las canciones que venían trabajando juntos, sino también todos los demos de los temas que iban a grabar. Para colmo, a los pocos días Paul se puso blanco como un papel y de inmediato se desplomó, inconsciente, en la puerta del estudio. En sus memorias, Geoff Emerick cuenta que “Linda empezó a gritar como loca, convencida de que Paul estaba sufriendo un infarto”.

Se ha dicho que aquel desmayo fue debido a problemas respiratorios por exceso de tabaco. Puede ser, pero creo que lo que terminó por derrumbar a Paul fue la desconfianza de los locales. Velada o abiertamente lo trataban de ladrón. La razón no podía ser más pública. Los diarios locales aseguraban que la banda venía a robar la música del país en una suerte de colonialismo extractivista y cultural. ¿El responsable de la acusación? Nada menos que Fela Kuti, el extraordinario compositor, multi instrumentista y líder político panafricano, creador del Afrobeat, ese tipo de funk bastardo que, todavía hoy, cultivan los  Newen del otro lado de la cordillera.

Para decirlo mal y pronto, con sus ritmos contagiosos y sus letras políticas, Kuti era algo así como un híbrido de Chuck Berry con Pete Seeger, pero al cubo. Nacido en la aristocracia nigeriana, a mediados de los 50 Fela fue enviado a Londres para estudiar cirugía pero, a contramano de los designios familiares, al poco tiempo cambió el bisturí por el micrófono y se volcó a la música. Se consagró a ella sin medida, como todo lo que hizo en su vida. Kuti era capaz de componer canciones de 30 minutos de duración y de casarse con 27 mujeres en un mismo día.

Ese tipo, que ya era una leyenda viviente a los 35 años, era el que estaba poniendo en duda la honestidad intelectual de McCartney. A contramano de los rumores, Paul consiguió el teléfono de Fela y estuvo una semana llamándolo hasta que este se dignó a contestarle. El diálogo que se produjo fue más o menos así.

  • Hola, Fela, soy Paul McCartney.
  • ¿McCartney? No te conozco
  • ¿Cómo no? ¡Paul, de The Beatles!
  • ¿Quiénes?
  • Ok, Fela, sé que me conoces. Solamente quiero que escuches lo que estoy haciendo en tu país. Es más, quiero que grabemos a dúo.

Kuti aceptó la invitación de McCartney y, a contramano de todo orgullo, reconoció que no había robo ni plagio de nada africano en sus composiciones. Más aún, para sellar las paces Fela Kuti invitó a Paul uno de sus presentaciones en el mítico club African Shrine, propiedad del propio Fela. Hace un tiempo contó McCartney que él y Linda eran los únicos blancos allí, que Fela cantó en cueros, que su música fue verdaderamente salvaje y que cuando terminó el show él, Paul, estaba llorando.

Dice McCartney que terminaron siendo buenos amigos y, aunque Kuti llegaba al estudio con sus 27 esposas, whiskey y marihuana para todos, finalmente no llegaron a grabar nada juntos. Casualidad o no, después de que los Wings regresaran a Escocia, el nigeriano grabó Gentleman, un formidable disco de tan sólo tres temas. El que le da nombre a la placa dice más o menos así.

Yo no soy un caballero, en absoluto

Soy un verdadero hombre africano

Ellos te llaman, te hacen ir

Entonces te achicas,

Imaginas que vas a llenar la panza

Y hasta te crees un caballero también

Pero sigues hambriento, sufres y te extingues

Yo no quiero ser un caballero así, en absoluto

Soy un verdadero hombre africano

África caliente, me gusta eso

Sé que vestir pero mis amigos no

Se ponen medias, zapatos

Se ponen pantalones, camiseta

Se ponen corbata, sobretodo y sombrero

Esos caballeros sudan a mares y huelen como mierda

Yo no soy un caballero así, en absoluto

Soy un verdadero hombre africano.

A contramano del olvido, medio siglo después de aquel show en el African Shrine, Sir Paul McCartney recuerda aún el riff de uno de los temas que escuchó esa noche. Según él mismo cuenta, durante todos estos años ha intentado encontrar una grabación de esa canción pero no hay caso. Sabido es que, de tanto en tanto, Fela decidía componer temas para ejecutarlos sólo una vez. Me gusta pensar que aquella interpretación fue un secreto regalo de un verdadero hombre africano a un verdadero caballero.

ATE
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Viví 25 años en San Martín de los Andes, rodeado de hijos, amigos, amores y buenos vecinos. Tuve frutales y caballos, un arroyo cerca y vista a los cerros. Es decir, fui millonario. Soy periodista, creativo publicitario consultor en comunicación, especialista en grupos focales, locutor, actor, guionista de cine y editor de audio y video. Todo eso, menos millonario.
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