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Un revuelo en el país por los autos con alas norteamericanas

Sergio Sarachu
Por Sergio Sarachu
Su formato causó un gran impacto en nuestro país y comenzó una etapa de "botes" inolvidables.

Marcaron toda una época en la Argentina y aun hoy mantienen su encanto. Una historia que replican clubes de fanáticos en todo el país. Qué autos andaban por la calles en esos años.

Hace poco más de 60 años, de la mano de la empresa Chrysler Fevre Argentina comenzaron a circular por nuestras calles los vehículos que reprodujeron las características de los vehículos norteamericanos de la época. Eran verdaderos “botes” que llegaban para competir años más tarde con los Ford Falcon y los Torino, que a su vez habían ganado su lugar por sobre los diseños franceses de Peugeot y Citroën, entre otras marcas.

En 1959 el decreto 3693 del presidente Arturo Frondizi remarcó una promoción para la industria automotriz argentina, por lo que el año siguiente fue conocido como el de la revolución del sector, con una multiplicación de vehículos construidos en el país, en la mayoría de los casos tomando como base a los que rodaban en los países de origen de las marcas.

Los autos del 60

Los autos que despertaban pasión en las calles de la Argentina en los años ´60.

Sólo para recordar algunos de los modelos que en esos años tenían su apogeo en las calles, se puede mencionar a los Fiat 600 y los Fiat 1100, construidos por la fábrica italiana en su complejo industrial de El Palomar (Buenos Aires). El 8 de abril de 1960 salió el primer “fitito” argentino que en ese año lanzaría 1968 unidades al mercado nacional.

Pero también despertaría su pasión el Citroën 2CV (autos y furgonetas) que la empresa francesa fabricó en la calle Zepita de Buenos Aires y alcanzó un lanzamiento de 782 automóviles y 186 furgonetas, a partir del 31 de mayo de 1960.

La competencia francesa, Peugeot, trajo desde Europa para armar aquí 1912 vehículos modelo 403, llamados “el primer león argentino” en 1960. Luego construyó el complejo productivo en la localidad de Berazategui, de donde saldrían los modelos siguientes.

Para correr en ventas a los Fiat 600, la marca Renault inició su etapa industrial en el país a través de un acuerdo con Industrias Kaiser Argentina (IKA) y produjo el  Dauphine en el complejo de Santa Isabel en julio de 1960. Ese año se completaron las primeras 3772 unidades del pequeño automóvil.

Siguiendo por los autos 0KM de esos años, la fábrica cordobesa IKA selló un acuerdo con Alfa Romeo para fabricar en el país el modelo 1900, conocido aquí como Kaiser Bergantín, que  comenzó a fabricarse a mediados de 1960. Ese año se completaron 2603 unidades.

Por su parte SIAM, la gran marca argentina, obtuvo la licencia de British Motors Corporation (BMC) para fabricar el Riley 4/68, el mediano inglés que fue rebautizado en Argentina como SIAM Di Tella 1500 y comenzó a fabricarse en la planta de Monte Chingolo el 2 de abril de 1960. Ese año se completaron 4102 unidades.

El aporte desde Santa Fe lo hizo la Industria Automotriz Santa Fe (IASFSA), una empresa creada en esa provincia para producir en el país automóviles de las marcas Auto Union – DKW. El emprendimiento contó con el apoyo del gobierno santafesino que prestó las instalaciones de un garaje desde donde comenzó a montarse el Auto Union 1000S. Allí se fabricaron durante 1960 las primeras 904 unidades.

El otro vehículo pequeño que comenzó a rodar en 1960 fue el Isard T300 y luego el T700, que Isard Argentina fabricó bajo licencia de Hans Glas GmbH de Alemania Occidental, con un total de 1443 unidades.

Y también se le sumó el De Carlo 700, que la empresa argentina Metalmecánica fabricó bajo licencia de Bayerische Motoren Werke (BMW) y totalizó en 1960 un total de 2304 unidades.

Se agregaban en esos años en las calles de la Argentina otros vehículos como el Zunder cordobés (ver nota de Pasó Hoy), el Hansa 1100 desde Rosario, el NSU Prinz, el Bambi-Fulda y las camionetas Ford F100 y Chevrolet Apache, además de las Dodge Fargo.

Pero esa amplia oferta de marcas y modelos significó una sobreoferta que el mercado argentino no estaba en condiciones de absorber. En pocos años la mayoría de las empresas había cesado su actividad dejando en manos de las compañías de origen extranjero el dominio de la producción nacional.

En 1960 se produjeron en Argentina un total de 89.338 de todas las categorías. En diciembre de 1960, un obrero promedio con oficio necesitaba sumar el sueldo de 45 meses y 25 días para adquirir un automóvil chico. El parque automotor de 1960 era de 865.536 unidades, lo que determinaba 24 habitantes por automóvil.

Llegan los “botes” norteamericanos

El Valiant, considerado oficialmente como una marca exclusiva, fue un automóvil creado por Chrysler Fevre Argentina en el año 1961. El mismo, estaba proyectado sobre la plataforma del modelo estadounidense Plymouth Valiant. En 1964, apareció otro modelo también denominado Valiant, pero basado en el también estadounidense Dodge Dart, estos se identificaron como III y IV y cuatro años más tarde fue reemplazado por el Dodge Polara.

En 1960, comenzaron a fabricarse en Argentina los primeros Chrysler nacionales. Estos eran los camiones D-400 y las camionetas D-100. Mientras tanto, en forma paralela, comienzan los trabajos para la producción del primer automóvil nacional Chrysler.

Los primeros Valiant modelo V-200 estadounidenses importados en 1960 (V-200 de alto acabado, ya que existía una versión básica V-100), bautizados como Valiant de Chrysler, tenían la característica que la tapa del baúl tenía el estampado de la rueda de auxilio y las luces de posición traseras que acompañaban las alas de terminación de los guardabarros.

En octubre de 1962, se presenta el primer auto de Chrysler fabricado en Argentina, el Valiant V-200, (que también era denominado Valiant I), siendo la última versión del Valiant estadounidense, difereciandose del primer modelo con una nueva tapa de baul sin el estampado de la rueda de auxilio y con un cambio en las luces traseras, también recibió un nuevo panel de instrumentos entre otros cambios. El motor utilizado era el Chrysler seis cilindros en línea Slant Six inclinado 30º a la derecha de 2.770 cm³ (170 plgs³ ), con potencia de 101 Hp importado de Estados Unidos. El Slant Six fue un motor que más tarde se haría famoso y se convirtió en una leyenda por su resistencia.

En 1963 se lanza al mercado el Valiant II, prácticamente igual al anterior, pero con un motor de mayor cilindrada Slant Six de 3.687 cm³ (225 plgs³) con potencia de 137 Hp y una caja de velocidades de 3 cambios al volante, ambos de fabricación nacional, y como dato notable fue el primer año con alternador de 12 voltios.

En 1964 se lanza el Valiant III, mecánicamente era el mismo Valiant II pero con una carrocería diferente derivado del americano Dodge Dart, este modelo tenía una distancia entre ejes de 2,819 mm (111.0 plgs.), mayor que el Valiant segunda generación norteamericano.

En junio de 1965 la línea se ampliaba finalmente con el Valiant III Coronado como versión de lujo, y el Valiant III GT como versión deportiva. El Valiant III Coronado era mecánicamente igual al Valiant III, la diferencia radicaba en los detalles de lujo como el techo vinílico en la parte posterior en conjunto con el color gris metalizado de la parte anterior del techo y el servo-freno de serie.

El Valiant III GT tenía un motor más potente, con mayor compresión y dos carburadores Holley RX 7000 A montado sobre un múltiple de admisión especial produciendo 180 Hp (134 kW) a 4.800 rpm.4 La caja de cambios seguía siendo la misma que la utilizada en los demás modelos pero montada al piso y contaba con un diferencial más corto de 3.31:1., este esquema convierte al Valiant IV GT en el auto con el motor 6 cilindros más potente de los fabricados por Chrysler en Argentina. Habría que esperar cerca de diez años para que otro modelo de Chrysler con motor 6 cilindros se «aproxime» a esta potencia (Dodge Polara RT).

En mayo de 1966 se presentó un nuevo modelo bajo la denominación de Valiant IV. El mismo, guardaba un alto parecido con el modelo Dodge Dart que se comercializó en Estados Unidos a partir de 1966. Sin embargo, dos años después de este lanzamiento, toda la línea Valiant fue sustituida por la línea del Dodge Polara.

Los modelos Valiant V-200 y Valiant II eran modelos estándar y a partir de los Valiant III los modelos sin designación eran los modelos estándar mientras que la designación de «Coronado» fue un modelo de lujo, si bien el «GT» fue la versión deportiva.

Probá cómo anda el Valiant

La revista argentina especializada en realizar test de vehículos de nuestro país, publicó el análisis del Chrysler Valiant V-200, el 25 de diciembre de 1962. Aquí reproducimos ese artículo para tener la sensación hoy, a poco más de 60 años de lo que fueron esos autos.

“Seguimos con la serie de los «compactos» -serán compactos en EE.UU. pero en nuestra vapuleada Argentina entran, por su precio y su tamaño en la anfibia categoría de los «botes»- y en esta oportunidad hemos testeado un coche de raro formato pero performance aproximadamente supersónica, el Valiant V200

La circunstancia del excesivo tránsito en la ruta nos impidió realizar una efectiva prueba de velocidad máxima, con varias corridas en uno y otro sentido, como corresponde para anular los efectos de declive y viento.

No obstante, en un sentido obtuvimos una lectura de más de 150 kilómetros por hora; como el velocímetro marca menos velocidad que la real, hemos indicado una velocidad máxima «155 +», suponiendo que en el momento de la lectura aludida, una circunstancia de pendiente y/o viento haya aumentado el el real potencial del auto, pero durante el viaje obtuvimos 150 marcados varias veces, de modo que podemos afirmar que el Valiant desarrolla por lo menos 155 Km/h de velocidad real.

Cifra impresionante, considerando la cilindrada relativamente escasa del motor -2.800 cm3 magros-, o sea alrededor del 40% del cubicaje de las grandes bestias detroitianas del momento.

Esta performance muy notable se paga en metálico, debido a un consumo de combustible que es relativamente elevado, en términos de litros, y bastante elevado en termino de pesos, puesto que necesita nafta especial, cuyo costo supera en más de un 40% al de la llamada común. El uso del Valiant es caro, pero caben dos reflexiones, primero que quien tiene una gran cantidad de pesos para gastarlos en un auto no se fija en chirola más o chirola menos, y segundo que de cualquier forma el uso y mantenimiento de cualquier auto es tan costoso, que la influencia que puede tener la economía es muy relativa.

Primeras impresiones

Al sentarse en el Valiant, las primeras impresiones son favorables. El tablero tiene instrumentos grandes de lectura clara y fácil, velocímetro (sin «giornalero») medidor de nafta, de temperatura y amperímetro. En nuestro Valiant el instrumento aludido en último término era de procedencia norteamericana y ostentaba la leyenda «ALTERNATOR», aunque en realidad los Valiant producidos por Chrysler Fevre y Basset tienen una dinamo convencional.

La presión de aceite está indicada por una «luz idiota». Otra luz intermitente señala el funcionamiento de los repetidores de viraje, accionados por una palanca debajo del volante, con retorno automático.

Todo este conjunto de instrumentos está recubierto por una visera recta, que no es por cierto el detalle más bello del Valiant, pero sirve para evitar los molestísimos reflejos en el parabrisas. Además, la iluminación de tablero es excelente, usándose una luz verde (color científicamente comprobado como agradable y descansado para la vista humana) controlada por un reóstato. Nuestro Valiant tenía una radio que siempre anduvo muy bien (con botonera onda larga solamente) y un ingenioso cenicero tipo «tolva» que al abrirse descubre el encendedor de cigarrillos. Los pedales son de accionamiento liviano, y la palanca de cambios es un brillante ejemplo de su género; tiene recorridos cortos y precisos, sin por ello sacrificar liviandad de funcionamiento.

La dirección es liviana también, pero exige muchas vueltas para manejarla.

Cuando hicimos el primer test de la serie «compactos», se desató en esta redacción una violenta polémica originada en la carencia de guiñada en el vehículo testeado. La empresa fabricante señaló inobjetablemente, que el reglamento de tránsito de nuestra capital exige el uso de los faros medios dentro del perímetro urbano, reservando las luces de posición para cuando el vehículo estuviera estacionado en horas nocturnas. Al mismo tiempo, este reglamento no se cumple y tampoco se hace cumplir, puesto que la modalidad de los conductores argentinos es andar con las luces de posición prendidas, haciendo destellos para cruzar las bocacalles o para adelantarse a otro vehículo. La realidad es que muy pocos de los coches que circulan por nuestras calles y caminos tienen las luces medias correctamente enfocadas, es decir, que su haz de luz caiga en un punto ubicado a 12.5 metros del vehículo.

No volveremos a desatar las violentas discusiones interredaccionales entre los chicatos (los que preconizan el uso permanente de luz media) y los enmascarados (los que andan con luz de posición y guiñada); digamos solamente que el Valiant no tiene guiñada. La bocina es gobernada por un aro cromado que ocupa un sector de aproximadamente 120º, es decir, no es «medio aro» sino «tercio de aro»; muy cómodo cuando el coche se desplaza en línea recta, pero si hay que presionar la bocina cuando se maniobra el volante, el aro adquiere la huidiza cualidad de no estar nunca donde se lo busca.

El cambio de luces responde a un pedalín, siguiendo el clásico sistema norteamericano y otro pedalín acciona el lavaparabrisas, de potente chorro (tan potente que si se pisa el pedalín demasiado fuertemente el líquido pasa por encima del techo en graciosa parábola, sin tocar siquiera la carrocería…). Los limpiaparabrisas son eléctricos con velocidad regulable por reóstato.

El sistema de climatización es muy completo y eficiente; la entrada de aire fresco está regida por dos ventiletes que pueden abrirse mediante perillas o tiretes, uno a cada lado del tablero. La calefacción tiene una leva que regula el paso de aire, más una botonera con cuatro mandos: OFF, DEFROST, HI FAN, LO FAN, o sea, apagado, desempañador, ventilador rápido, ventilador lento. Es tan potente la calefacción que ni aún en las mañanas más frías nos vimos obligados a recurrir más que al DEFROST… que rápidamente calentaba toda la cabina aparte de desempañar los vidrios. Creemos que, fuera del Circulo Polar Antártico, las oportunidades para usar HI FAN deben ser algo limitadas.

El freno de estacionamiento es colocado por un pedal y destrabado por un tirete. Muy cómodo para estacionar, pero no se presta para puesta en marcha en subida, operación que exige un progresivo aflojamiento del freno. El Valiant tiene un detalle muy importante, viene completamente equipado de fábrica, sin aditamentos opcionales.

En la ciudad

El Valiant, usado en ciudad resulta cómodo, potente y de ágil reacción. Los intercambios 2da/3era y 3era/2da resultan fáciles y agradables debido a lo logrado del mecanismo de la palanca de cambios; su precisión admite colocar la primera sin doble embrague si el auto está andando muy despacio, y con doble embrague si anda a mayor velocidad. Desde el punto de vista del conductor, el formado del auto es raro, y al principio las «afeitadas» resultarán difíciles, hasta que el maneja se acostumbre a ubicar exactamente el coche. Sin embargo, no proporciona en general la sensación de un auto grande, tal vez por su misma agilidad de reacción.

Los frenos son adecuados para el andar ciudadano, aunque el tren trasero inicia un fandango frenético cuando se acelera o frena fuertemente sobre terreno desparejo. Esta cualidad se puso especialmente de manifiesto durante nuestras pruebas de frenado en el Autódromo.

Las cubiertas chillan si se vira fuertemente, pero en general la estabilidad del Valiant es muy buena, dentro de los limites impuesto por un andar rápido pero no alocado.

El acceso y egreso del Valiant no es una operación difícil, pero hay que tener cuidado con el ángulo que forma el marco de las ventanillas delanteras, cosa que al abrir o cerrar la puerta no deje un varonil barbijo en la cara.

En la ruta

Andando en ruta, lo que más se nota en el Valiant es su estratosférica performance. Nosotros salimos a hacer el viaje de rutina sin haber contrastado el velocímetro y pensamos que este marcaría más velocidad de la real, como ocurre en la mayoría de los casos. Cuando posteriormente comprobamos que en realidad marca menos velocidad que la real, y cotejamos la diferencia con las lecturas que habíamos alcanzado durante el viaje, un sudor frío empañó nuestra frente.

Para viajes prolongados, el Valiant es un coche maravilloso, ya que puede circular a cualquier velocidad razonable con entera comodidad, pero … ni la estabilidad ni los frenos están proporcionados para su performance. Es estable el coche, pero no para andar a 150. Y los frenos tampoco consienten velocidades muy superiores a los 120. El Valiant pesa 1.200 Kg, de modo que su avance, cuando corre a casi 100 millas por hora, es prácticamente cataclísmico. Nuestro consejo: corra fuerte solamente cuando tenga visibilidad perfecta y levante el pie del acelerador mucho tiempo antes de llegar a cualquier eventual motivo de detención.

La suspensión es muy buena, relativamente tiesa (circunstancia que contribuye a su aceptable estabilidad general) y la amortiguación, buena. Los faros, excelentes (tiene faros cuádruples). No es cansador en absoluto y después de doce horas de manejo, uno baja como si hubiera dado una vuelta a la plaza.

El baúl es muy amplio; se abre con una llave y la tapa tiene un resorte de modo que cuando se afloja la falleba, la tapa se eleva automáticamente. Circunstancia que, por otra parte, inevitablemente sorprende a quienes no están acostumbrados a ella. Nuestro consejo: eche la cabeza para atrás si quiere evitarse un «uppercut» … El baúl no tiene luz (capot tampoco). La rueda de auxilio está ubicada en un receptáculo debajo de la alfombra del baúl, donde no obstruye, si bien es necesario quitar el equipaje para el caso de pinchadura. El crique está ubicado en una cómoda posición en la cual no baila ni hace ruido cuando está montado en posición normal, y es por otra parte fácil de sacar para cambiar el rodado.

El capot del Valiant no tiene cerradura. Los directivos de la empresa deben estar muy convencidos de la honradez del publico en general. Nosotros no.

Levantando el capot, se observa la cómoda accesibilidad de todos los componentes, batería, filtro de aire, carburador, etc.

Conclusiones

El automovilista que paga el precio del Valiant tiene derecho a esperar ciertas condiciones interesantes. Evidentemente, el Valiant las reúne. Supera lo razonablemente apetecible, en lo que se refiere a velocidad; en otros aspectos, llena la medida de lo que puede pedírsele. Es cómodo, no cansa en lo más mínimo y en cuanto a su estética, esta por cierto, es curiosa, pero encuentra tantos favorecedores como detractores. Por cierto, es «distinta»… Y es muy importante señalar que por el precio «lo trae todo».

ATE
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Periodista y escritor (autor de las novelas "Arde La Colmena" y "Un hijo de tres madres", además de varios libros de poesía. Neuquén. Editor.
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